Han transcurrido algunos meses desde cuando preguntamos, en uno de nuestros comentarios,
¿“Hasta cuándo la matanza en Siria”?. Al parecer si los asesinatos no pasan de cien, como que
eso que aun se mantiene con el apodo de justicia, llama la atención y crea cierta expectativa.
Pero al sobrepasar las cantidades de 1.000 y acercarse a los 10.000 o seguir más allá,
comienzan las cosas a perder sentido. ¿Cómo entender tanta gente desentrañada de la vida?
De repente, los grandes números superan los valores morales hasta hace poco dispuestos
a ser defendidos. Dejan de tener significancia los hijos arrancados del seno materno para
ser liquidados, los ancianos son un peso social que, en buena hora, pueden ser destruidos
sin reclamos, la juventud y las personas adultas deben tomar partido para matar o morir,
marginando su destino en construcción… La vida… ¿Qué queda de la vida? Sólo el recuerdo de la
posibilidad de haber querido ser y haberse esfumado sin respuesta. ¿Subjetivismo? ¿Estupidez?
¿O intento torpe de racionalizar la irracionalidad de una existencia absurda?
Lo cierto es que para la ONU, con toda razón, Siria está envuelta en una guerra civil que tiene el
objetivo de concluir con 40 años de una dictadura hereditaria. Sangrienta por decir lo menos.
A los más de 10.000 muertos de ahora, ordenados en la orgía del poder, por Bashar Al
Asaad hay que sumar muchos miles más causados con la dictadura de Hafez Al Asaad,
padre del actual dictador, y trepado en el poder por un golpe militar en 1970. Las consecuencias
sociales, económicas, culturales hacen más crudo el escenario político de persecución,
violencia, tortura… La educación queda a la deriva, la salud es marginalidad sin importancia,
la justicia cede a la discrecionalidad del poder omnímodo. ¿Cuántos son atrapados entre
la inseguridad, la huida y el asilo en tierras vecinas? Miles están trasladándose, a diario, a las
fronteras con Líbano, Turquía y Jordania. .. ¿De qué han servido hasta este momento los intentos
diplomáticos desde Naciones Unidas. Kofi Annan regresó de Siria con las manos vacías, y en su
cara mientras era engañado por Asaad, seguían persiguiendo y liquidando “opositores”. Los
movimientos de Derechos Humanos prácticamente están prohibidos de actuar. ¿Y la Cruz Roja
Internacional?
Bloqueada de hacer su labor humanitaria! Es que hoy, y como siempre en todo
tipo de dictaduras y en cualquier sistema socio político del mundo, “quien no está conmigo está
contra mí”. ¿Suficiente “filosofía” de basurero para destruir física, intelectual e ideológicamente
a la oposición sinónimo de terrorismo? Los muertos, al momento, ya no son acumulación por
simple suma…
No es menos cierto que las potencias que hoy piden el cese de la masacre en Siria, son aun
fuente de ventas de armas a países tercermundistas, incluido el Medio Oriente, hundidos en
la miseria social en que subsisten sus pueblos. “Hacemos negocios con gobiernos represivos”
ha declarado Vincent Cable, Ministro británico de empresas. Y, por supuesto, las armas son
parte de este infame comercio. Igual pasa con Rusia y China, por ejemplo, que defienden la
posición del clan Asaad, en el manejo del orden fascista establecido, sin perder de vista que
tal manejo está vinculado a la compra-venta continua de armas, teniendo a Siria como cliente
favorito. Pero esto no justifica la arremetida contra todos los derechos individuales y sociales,
tal sucede hoy en Siria, desde un gobierno espurio, que aparenta legalidad política de su poder.
¿O es que el olvido ya tejió su telaraña sobre las folklóricas elecciones de la familia Asaad, que
siempre gana “democráticamente”, con más del 90% de votos, cualquier cargo a que se postula?
¿Cómo así, para mantenerse en el poder, un gobernante puede recurrir a la soberanía del
Estado, exigiendo la no intervención dentro de sus fronteras, mientras utiliza la violencia armada,
el miedo, la cárcel con el resultado de miles de muertes?
¿Algún derecho internacional respalda, acaso, el crimen institucionalizado, en contra de
quienes hacen resistencia a una forma establecida de administrar la cosa pública? ¿O, quizás,
cuando un mandatario es electo recibe, entonces, con este respaldo civil, en propiedad el país
en que gobernará, para que pueda, a su antojo, hacer y deshacer del mismo? ¿Cómo entender
la responsabilidad de protección del Estado a los ciudadanos, aclarada con tanta insistencia
en cada Constitución, si el gobierno que lo administra usa la represión, física y sicológica, para
mantener la estabilidad política de su gestión? Lo que sucede en Siria, o igual en cualquier otro
país, es un Crimen de Estado. Y quienes lideran el crimen de Estado deben ser enjuiciados,
inculpados y sentenciados! No es posible cultivar bienestar si el sembrío es alimentado con
violencia…
Esa guerra sucia continúa y continuará mientras existan intereses económicos y de poder en general.
Allí, una vez más, se juegan los enormes intereses económicos del clan wahabita de los sauditas y qatarí, apoyados por las decrépitas potencias occidentales; y los intereses no menos perversos, de los shiítas iranios, apoyados por las crueles dictaduras china y rusa. Es la eterna lucha de poderes que siempre ha existido y existirá en Medio Oriente.
Mientras haya dictaduras, habrá guerras. Los dictadores necesitan justificar su eterna presencia, creando caos, conflagraciones y todo tipo de escándalos ?mirémonos en nuestro propio espejo. Nuestro déspota, y su recua de cómplices crean escándalos sucesivos, para distraer a los asistentes del circo – . Ellos se alimentan del desorden, de guerras fraticidas, y cuando no saben que mas inventar, se dedican a matarse entre ellos. Esperemos que los dictadores medí orientales, tercermundistas y medievales, se canibalicen entre ellos. Es la única solución desgraciadamente