Acontecimientos pasan. Nuestra huella cada vez más ligera. Lo intrascendente nos pierde, en
muchas ocasiones nos ahoga, y dejamos de ver lo esencial. Sin el ánimo de realizar un ensayo
filosófico traigo a colación dos personajes, que debo mencionar primera y lamentablemente sus
nombres: Lugo y Assange.
Para el primero, y excluyendo absolutamente todo lo político, lo sucedido en su país el cual no
es motivo de estas líneas, veo que el análisis de tomar una postura ideológica que nos quieren
arrastrar algunos dirigentes es poner primero en la balanza el contexto político y coyuntural, y
nos oculta lo básico: la calidad humana. Este hombre, que se traicionó a sí mismo, que faltó a
su supuesta convicción religiosa, o abusó de dicha condición; que en aquel día que su Congreso
lo depuso lo escuchamos que aceptó esa decisión, y a días seguidos cambia drásticamente de
posición, nos lo quieren poner como referente. Quieren que la gente sostenga un sistema
con una persona así. Las ideas deben ser más fuertes que las personas, pero siguen siendo las
personas las que impulsan las ideas.
El segundo, su conducta intima, personal, particular, que tampoco nos debe importar pero
que los medios nos lo exponen, y que también nos lo quieren imponer de referente de causas
de derechos y principios, que sólidamente muchos tenemos estructurados, nos hace ver que
los valores están cambiados. Nos rompe los ejemplos de dignidad, honestidad, y respeto que
necesitamos urgentemente seguir sosteniendo en nuestra sociedad actual.
Este escrito no entra en lo político ni tampoco criticar a este régimen, del cual no comparto su
postura ideológica ni política, pero que debo reconocer que en el mismo hay gente muy valiosa
que aprecio y respeto, y que justo por aquellos valores de lealtad, de ser consecuentes con ellos y
conmigo mismo, debo expresarlo; pero esto no me aleja del objetivo de escribir, en que debemos
rescatar que lo único innegociable es nuestra integridad, y buscar primeramente sencillos, pero
poderosos principios de calidad humana en aquellos lideres de cualquier índole, en lo político, en
lo ideológico, en lo científico o en lo que sea, que queramos seguirlos o no para querer cambiar
las sociedades.
Bajo la premisa que todo evoluciona, lo cual es cierto, hay en todo caso valores que son eternos,
simples, y que por mas acciones mediáticas que nos quieran imponer debemos jamás de
perdernos en la intrascendencia de dar sin condiciones nuestra confianza o esperanza o guía
a aquellos para juntos seguir tratando de mejorar las sociedades, la naturaleza, y el mundo en
general.
Pero en todo caso, la vida avanza, nuestros actos se siguen construyendo día a día, nuestro aporte
a la sociedad es tratar de generar bienestar, primeramente a los nuestros, como así también a
todo el entorno que nos rodea. El Estado debe generar las condiciones de productividad y de
trabajo para quienes habitamos en el país. Esto a través de la seguridad jurídica, y la solidaridad
a toda la población, pero solventada por una economía autosustentable, y no solo dependiente
de una variación de precio de un solo producto que exportamos. Es esto realmente la prioridad
actual?