Como que el triunfo de la candidatura del ex obispo Lugo fue, sorpresa para unos y ciertas
luces de esperanza, para otros. ¿Por qué? La respuesta quizás va de la mano con toda
la estructura social, económica y cultural del país. Su historia y sus proyecciones. Y, por
cierto, cada cosa supeditada y/o protegida por la instancia política. Política no sólo de
posicionismo. Mas bien de imposición. Intransigente y autoritaria. Es que 35 años bajo
la égida y la depredación moral de una sola visión ideológica generan una condición
humana de miseria! ¿Cómo calificar de otra manera la dictadura del militar Alfredo
Stroessner, acobijado en la bandera del partido único Colorado, y ganando elecciones
continuas sin competidores válidos? ¿Cómo calificar de otra manera la dictadura del
militar Alfredo Stroessner que repartió Paraguay (tierras, producción y dineros), a su
gusto y manera, entre sus familiares y coidearios?. Sin la venia de este poder centralizado
en las manos del ejecutivo, nada podía realizarse más allá de los límites neonazis del
poder establecido. Pero cayó Stroessner, el 8 veces presidente electo, por traición de
su consuegro. ¿Sucedió algo más que los consabidos cambios de gabinete? Sin juicio por
las tantas y tantas malversaciones económicas, sin juicio por los tantos y tantos crímenes
de estado ordenados a su voluntad, sin juicio por las tantas y tantas aberraciones sociales
en contra de los desposeídos… Después de 17 años de exilio voluntario y consentido por
el gobierno de entonces, fallece en Brasil, donde recibió asilo para escapar, así, a la
justicia.
¿Está claro, ahora, porqué el triunfo de la candidatura del ex obispo Lugo fue sorpresa
para unos y ciertas luces de esperanza para otros? Difícilmente, sin embargo, unas
elecciones, después de tantas décadas de represión y oprobio, representarían resultados
libres de culpa y contaminación. De alguna forma las clases sociales convocadoras en
firme de la política nacional, estaban vinculadas con algún tipo de compromiso a los
antecedentes de la fenecida dictadura. Cuando el ex obispo Lugo y Franco enarbolan
la bandera, en consuno, por los cambios sociales, económicos y políticos contra el
pasado paraguayo, el sí electoral, igual para ambos, es más una opción para salir del
arenal movedizo. De ninguna manera, una comprensión y seguimiento para reemplazar
las viejas estructuras, por algo diferente y a tono con la actualidad. El plan de acción
contenía las contradicciones posteriores. Federico Franco, médico y hermano de Julio
César Franco, Vicepresidente con el gobierno “colorado” de Luis Ángel González Macchi
(1999/2003) siempre tuvo respaldo político del ala derecha del Partido Liberal Radical
Auténtico. Con Lugo, por decir algo, tuvo que armarse la algarabía romántica del “Obispo
de los pobres…”, y explicitar una seudo ideología (izquierdista) en función de la Teología
de la Liberación. En el objetivo estaba evitar, entre otras cosas, que la población conozca
su bitácora transaccional con el Vaticano, de una vieja lucha entre sus principios
sacerdotales y sus complejos sexuales freudianos…
Este híbrido gubernamental no arrancaría ni en inicios de vuelo. Los intereses, en
contradicción, hablaban por ambos bandos. El ex obispo creyó conveniente apoyarse
en las viejas raíces dictatoriales de Stroessner y/o el ultra derechista Partido Colorado,
por reciclaje de políticos para su gabinete, buscando estabilidad política. Aunque con
el marketing estatal jugaba, mediáticamente, a proyectar una imagen de acercamiento
a los estratos populares. Por eso el connubio ideológico de “obispo de los pobres”
con la “Teología de la liberación”. Ambas connotaciones políticas fallidas ya desde sus
comienzos, allá por las décadas del 60 y 70 del siglo pasado, alimentadas, eso sí, por
un decir estructuralista de ascendencia marxistoide. ¿Poner en vigencia, algo fuera de
tiempo histórico y lugar político? ¿Acaso la solución correspondía llamar “socialismo” a
esta fanesca fuera de Semana Santa, y recibir aplausos? Al obispo Lugo lo defenestró su
inconsistencia política y su incapacidad administrativa.
El llamado a juicio político por el Congreso y su destitución es una consecuencia lógica
de su ir y venir sin destino. La forma de su separación de la presidencia ha cumplido,
además, con la Constitución y las leyes que apadrinan el caso. ¿Qué es legal pero ilegítimo
o legítimo pero ilegal? Este y cualquier otro trabalengua en referencia deben quedar
claros al comprender que, tal cual explican los juristas, “un poder es legítimo en sentido
estricto cuando su titularidad tiene un sustento jurídico, y es legal cuando los actos de
autoridad que de él emanan se ajustan a las leyes vigentes”. Y, por cierto, es contrario a
toda responsabilidad democrática el permitir que un ciudadano elegido presidente, haga
lo que le venga en gana, una vez posesionado del cargo. Su destitución por malversación
política de sus funciones es parte vital de la operatividad política de la democracia, sin
deteriorarla un ápice en la existencia de su procesamiento. El resto es cuento… El cuento
con que los que integran UNASUR y MERCOSUR quieren distraer a sus pueblos mientras,
con apuro asustadizo, buscan curarse en sano!