Las recientes y anteriores estadísticas reflejan que Guayaquil sigue siendo objeto de dantescos incendios, los mismos que por determinadas causas cobran victimas y dejan secuelas muy difíciles de superar.
Estoy plenamente convencido que contamos localmente con un Cuerpo de Bomberos de excelencia, incluso reconocido internacionalmente como uno de los más profesionales y destacados en por lo menos nuestra América, y que sus equipos y estrategias bomberiles superan lamentablemente la capacidad de otros similares.
Pero no es ese el caso que, muy aparte de enorgullecernos como Guayaquileños, debemos resaltar. La cierta ineficacia técnica con la que aún se manejan las estructuras y diseños de algunos edificios, y la poca capacidad administrativa de quienes son sus responsables, da la impresión que solamente importa la estética arquitectónica, y se descuida lo básico y elemental: “La seguridad para quienes serán huéspedes permanentes y/o transitorios de esas obras arquitectónicas”.
Nos jactamos, y con mucha razón, de expresar que Guayaquil es una de las ciudades más bellas del planeta, que los cambios y el progreso que a diario se dan, son de reconocimiento internacional, pero lamentablemente nos estamos olvidando de lo más importante al momento de plasmar una obra de ingeniería en nuestra ciudad.
Poner en riesgo la vida de seres humanos por falta de previsión es muy lamentable. El Colegio de Ingenieros Civiles, el Colegio de Arquitectos, el Cuerpo de Bomberos, la Municipalidad de Guayaquil, y demás organismos competentes, deben ya poner un ¡Hasta Aquí!, y mancomunadamente y técnicamente, y responsablemente deben simplemente asegurarse de que no existan más desgracias como las que acabamos de vivir.
Esta perfectamente bien enorgullecerse de nuestro diario progreso que incluso nos posesiona como la ciudad Capital-Económica más grande del país. Esta perfectamente bien edificar grandes y majestuosas obras arquitectónicas. Está perfectamente bien luchar y luchar diariamente por salir adelante como ciudad y país.
Lo que no está perfectamente bien es que por ineficacia, descuido y/o negligencia de los responsables de velar por la seguridad de aquellos seres humanos que emprenden sus actividades en edificios como el del caso que nos ocupa, o por ineficacia de quienes diseñan y calculan defectuosamente sus obras, y porque dicho incendio se engulló a 3 víctimas y dejo mal heridas a muchas más, deban repetirse historias de terror que realmente no nos merecemos experimentar.
MAS SERIEDAD, MAS RESPONSABILIDAD, MAS MANO DURA, MAS EFICACIA, MAS SENTIDO COMUN……
Hay que olvidarse en nuestro pais eso que lo llaman edificios inteligentes.
Olvidarse de las bellas fachadas y construir escaleras de escape fuera del edificiocomo existen en otros paises como Estados Unidos y Europa.
Estas escaleras de escape si ayudan y se evita la asfixia como sucedió en el edificio de Las Cámaras