Vivimos en una sociedad polarizada entre dos extremos. En una orilla están los que nada tienen y en la otra los que algo o mucho tienen.
Este separatismo entre hermanos de una misma nación, ha sido perversamente logrado mediante el manipuleo de los resentimientos sociales. El mismo ha derivado en un odio acérrimo entre los diferentes estratos de nuestro pueblo.
Esta forma maligna de quitarnos la identidad de nuestra unidad nacional, ha sido también conseguida con la instauración del miedo como política represiva del socialismo del siglo XXI.