24 noviembre, 2024

Ismael Enrique Arciniegas

Vamos ahora a hablar de otro poeta, esta vez, un poeta de nuestra vecina Colombia. Ismael Enrique Arciniegas nació en Curití, Santander, el 2 de enero de 1865. Inició estudios (que no terminó) de Humanidades en Duitama y de Jurisprudencia en la Universidad Católica de Bogotá. Creyendo que su vocación era el sacerdocio, ingresó en el Seminario Conciliar de Bogotá, que también abandonó, pero allí tuvo como Profesor a José Joaquín Ortiz, quien tuvo gran influencia en su vida literaria. Su producción se encuentra entre el romanticismo y el modernismo. Está considerado como el precursor del florecimiento intelectual Santandereano.

En Bucaramanga comenzó a ejercer el periodismo, profesión que mantuvo el resto de su vida. Fundó El Impulso en 1887, luego dirigió la República y El Eco de Santander, desde donde hizo política. Participó en la guerra civil de 1895, alcanzando el grado de Coronel. Luego inició la carrera diplomática, yendo a Venezuela, Chile, Ecuador, París y Panamá, y ocupó la cartera de correos y telégrafos. Casó con Victoria Schlessinger Cordovez, con quien tuvo 2 hijos.

En 1904 adquirió el periódico El Nuevo Tiempo, donde desarrolló una labor periodística muy importante hasta finales de 1930. La defensa de la causa aliada durante la primera guerra mundial, le dio insignes condecoraciones, como la Legión de Honor, la Orden del Imperio Británico y la orden de la corona de Bélgica en grado de Gran Oficial.
Entre sus obras más conocidas, se encuentran Cien Poesías, Traducciones poéticas y Antología poética, en verso y Paliques en prosa. Entre sus versos destacan “En Colonia”, “Inmortalidad” y “A solas”. Destacó como traductor, poniendo en español versiones de poemas de Horacio y Paul Geraldy.

Quiero presentar ahora su poema “A solas”, que es en verdad una joya.

A SOLAS

Ismael Enrique Arciniegas

¿Quieres que hablemos?… Está bien… Empieza.
Habla a mi corazón como otros días…
Pero… ¡NO! … ¿qué dirías?
¿Qué podrías decir a mi tristeza?

… No intentes disculparte: ¡todo es vano!
Ya murieron las rosas en el huerto;
el campo verde lo secó el verano,
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.

Amor arrepentido,
ave que quieres regresar al nido
a través de la escarcha y las neblinas;
amor que vienes aterido y yerto,
donde fuiste feliz… ya todo ha muerto.
No vuelvas… ¡Todo lo hallarás en ruinas!

¿A qué has venido? ¿Para qué volviste?
¿Qué buscas?… ¡Nadie habrá de responderte!
Está sola mi alma, y estoy triste,
inmensamente triste hasta la muerte.

Todas las ilusiones que te amaron,
las que quisieron compartir tu suerte,
mucho tiempo en la sombra te esperaron,
y se fueron… cansadas de no verte.

Cuando por vez primera
en mi camino te encontré, reía
en los campos la alegre primavera…
todo era luz, aromas y armonía.

Hoy ¡todo cuán distinto! … Paso a paso,
y solo voy por la desierta vía,
– nave sin rumbo entre revueltas olas –
pensando en las tristezas del Ocaso
y en las tristezas de las almas solas.

En torno la mirada no columbra
sino aspereza y páramos sombríos;
los nidos en la nieve están vacíos,
y la estrella que amamos, ya no alumbra
el azul de tus sueños y los míos.

Partiste para ignota lontananza
cuando empezaba a descender la sombra.
… ¿Recuerdas? Te llamaba mi esperanza,
¡pero ya mi esperanza no te nombra!

¡No ha de nombrarte!… ¿Para qué? Vacía
está el ara y la historia yace trunca.
¡Ya para qué esperar que irradie el día!
Ya para qué decirnos: ¡TODAVÍA!,
si una voz grita en nuestras almas: ¡NUNCA!

………………………………………………………….

Dices que eres la misma; que en tu pecho
la dulce llama de otros tiempos arde;
que el nido del amor no está deshecho;
que para amarnos otra vez no es tarde…

¡Te engañas!… ¡No lo creas!… ya la duda
echó en mi corazón fuertes raíces,
ya la fe de otros tiempos no me escuda;
quedó de sueños mi ilusión desnuda,
y no puedo creer lo que me dices.

¡No lo puedo creer! … Mi fe burlada
mi fe en tu amor perdida,
es ancla de una nave destrozada,
ancla en el fondo de la mar caída…

……………………………………………………………

Anhelos de un amor, castos, risueños,
ya nunca volverán… Se van… se esconden.
¿Los llamas?… Es inútil… No responden…
¡Ya los cubre el sudario de mis sueños!

Hace tiempo se fue la primavera…
Llegó el invierno fúnebre y sombrío
Ave fue nuestro amor, ave viajera,
¡y las aves se van cuando hace frío!

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