La palabra cultura ha tenido distintas definiciones en el recorrido de la
historia, aunque todas tienen una idea común: “cultivar”.
Partiendo de lo anterior, tenemos el criterio de que cultura es, de alguna
manera, sinónimo de cultivo. Qué cultivemos y qué no, es cuestión de cada
uno y del grupo humano al que pertenece.
Cultura significa, excelencia en el gusto por las bellas artes y las
humanidades; a esto también se conoce como “alta cultura” No es lo
mismo “alta cultura” que “alta costura” por muy altas que sean las modelos.
No siempre lucir un lindo traje es igual a lucir una exquisita cultura.
Cultura es además un conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta
de un grupo social, lo que incluye la tecnología, que usan los miembros de
dicho grupo social para comunicarse entre sí y resolver sus problemas o
necesidades de todo tipo. Por lo que se deduce que podría tratarse de un
grupo de hombres prehistóricos, de vikingos, terroristas, extraterrestres o
miembros de un comité político o deportivo, cada uno de esos grupos tendrá
su cultura. Es decir sus saberes, sus creencias, sus pautas de conducta y sus
maneras de comunicarse para resolver sus problemas o necesidades de todo
tipo.
Lo dicho, no incluye que estos saberes, creencias, pautas de conducta o
maneras de comunicarse para resolver sus problemas, sean o no beneficiosos
para los demás grupos sociales, ni para ellos mismos. ¡Estamos hablando de
cultura! No de lo correcto o lo incorrecto o de lo bueno o de lo malo.
Hace algunos siglos, hablar de cultura, era hablar del proceso de cultivación o
mejora, como ejemplo, la agri-cultura, la horti-cultura.
Luego, cultura quería decir mejorar lo individual a través de la educación;
después, cultura significó alcanzar o lograr aspiraciones o ideales nacionales.
Pasó el tiempo y los científicos, que están en todo, dieron un giro al
término “cultura” y se refirieron con él, a la capacidad humana universal.
No se especifica, capacidad, ¿para qué? Recordemos que los seres humanos
tienen capacidad para muchas cosas. Dicho sea de paso, cosas buenas y cosas
malas. Inclusive cosas mediocres, en su mayoría.
En los últimos tiempos, la cultura encuentra su espacio dentro de la
antropología, abarcando todos los fenómenos humanos, producto no solo de
la genética, sino por ejemplo, de las relaciones sociales, de la experiencia, de
la imaginación y de la creatividad.
Entonces existe la cultura genética, la cultura social, la cultura de la
imaginación y la cultura de la creatividad. Dentro de estas culturas
imaginativa y creativa, está la cultura simbólica. Por ejemplo, todos sabemos
que el color verde es sinónimo de “adelante”, el amarillo de “advertencia” y
el rojo de “pare”.
Hoy hablar de cultura, también es hablar de sicología de las organizaciones,
de comportamiento gerencial, y otras ramas afines.
Cualquier ser humano, por inculto que parezca, tiene su cultura. Y para
poder saber a qué ámbito de la cultura pertenece, solo es cuestión de
volver al inicio de este análisis, y observar su conjunto de saberes, creencias
y pautas de conducta con el grupo social en el que se encuentra, lo que
incluye la tecnología, que usan él y los miembros de dicho grupo social para
comunicarse entre sí y resolver sus problemas o necesidades de todo tipo.
Así que observa tú “cultivo”. Qué hay en él, la siembra y la cosecha. Además,
quiénes están contigo. Esa es tu cultura.