Si el ser humano fuera perfecto, el mundo sería perfecto. Todos tenemos defectos, sentimientos, emociones y forma de ver las cosas que nos diferencian y nos hacen ver con diferente prisma, lo que ocurre en el mundo.
Uno de los grandes hombres del mundo fue Napoleón Bonaparte. Construyó un Imperio y fue considerado un genio de la guerra. Sin embargo, su ambición fue desmedida y no le importó, con tal de lograr sus objetivos, destruir o mandar a morir a sus compatriotas.
Bolívar, el libertador de nuestra parte de América, fue otro genio de la guerra. Aunque al final de su vida actuó con humildad, demostró su orgullo y prepotencia al escribir la Constitución de Bolivia, en la que describe al Presidente como vitalicio y a su función como puesto hereditario, y en su ataque a la Provincia libre de Guayaquil, a la que, en vez de agradecerle por las facilidades brindadas para poder lograr la liberación de Quito y por esa vía la de Pasto y la zona sur de Colombia, sojuzgo y la incorporó a la fuerza a su Gran Colombia.
Otro gran militar, mucho más visionario, que siendo ecuatoriano ayudo a liberar otros países, como Cuba, fue nuestro General Eloy Alfaro. Él, siendo católico propulsó con la excusa válida del ateísmo, un anticlericalismo que llevó al ataque a la Iglesia Católica, lo que llevó al asesinato de un arzobispo y a la profanación de las formas sagradas en el ataque a la Catedral de Riobamba.
¿Quién de nosotros, si se desprende del fatuo orgullo y de la prepotencia, no tiene que reconocer que ha actuado equivocadamente en algunos actos de su vida?
Lo importante no es no equivocarse, sino saber reconocer los errores, corregirlos y en lo posible reparar los daños, y sobre todo aprovechar la experiencia del pasado para no volver a hacer daño en lo mismo otra vez, actuando equivocadamente en forma reiterada.
Si el ser humano dejara a un lado el ego gigante que lo hace creerse más que los otros seres humanos y tuviera la humildad de aceptar que todos los seres humanos sin excepción, fuimos creados por el mismo Dios, y que ese Dios, magnánimo y omnipotente ha dado a uno más capacidad, a otro más facilidad para alcanzar solvencia económica y a otros más, diversos carismas, no para que disfruten ellos en forma egoísta de eso, sino para que puedan darlo a los demás, compartiendo y usando lo recibido para el bien común, este mundo volvería a ser el paraíso terrenal.
El hombre es imperfecto, pero esa imperfección se recrudece en las sociedades menos cultas. La calidad de la educación construida de abajo hacia arriba
es un remedio que no la aploica el político. Sólo el estadista…
Buen articulo y como finaliza es lo mejor
El ser humano dejara a un lado el ego gigante que lo hace creerse más que los otros seres humanos y tuviera la humildad de aceptar que todos los seres humanos sin excepción, fuimos creados por el mismo Dios, y que ese Dios, magnánimo y omnipotente ha dado a uno más capacidad, a otro más facilidad para alcanzar solvencia económica y a otros más, diversos carismas, no para que disfruten ellos en forma egoísta de eso, sino para que puedan darlo a los demás, compartiendo y usando lo recibido para el bien común, este mundo volvería a ser el paraíso terrenal.
Me encanto el final de este articulo. A DIOS SEA GLORIA.
EXCELENTE ARTICULO. A DIOS SEA LA GLORIA.