Realmente son muchos y en todos los campos si eso del cambio por el cambio resulta a la final un acierto. Vano tratar de enumerarlos y para eso recomiendo a Fernando Alvarado hacer una recopilación de las sabatinas, las cuñas televisivas y radiales, las cadenas que irrumpen los noticieros o los informes de los lunes. Los críticos lo somos porque nos asusta la gran avalancha de innovaciones, la asfixia informativa, el vértigo de pasiones y el rumbo incierto de hacia dónde supuestamente vamos. No alcanzamos a seguir las reformas y sus centenares de reglamentos, la profanidad del gasto público, el acaparamiento de poderes. La llamada oposición no ha logrado frenar o modificar una sola acción de gobierno porque son ideas firmes y unidireccionales. Una carretera sin espacios de retorno y a velocidades máximas liberada de radares. Cinco años de mano dura y sigue tan campante como el Johnny Negro porque el rojo quedó para el pasado. El precio del petróleo lo permite. Los edificios público son ahora monumentos de grandeza como en el medioevo lo fueron las catedrales.
Los errores que señalamos los opositores para ellos son aciertos. No hay dialogo posible. Estamos rotundamente divididos porque se adueñaron de la patria y transformaron las instituciones a su acomodo. Es en ese sentido que ellos están haciendo bien las cosas y las hacen de forma muy aplicada. Están avanzando y profundizando en la reforma de una sociedad que todavía no logra articular la manera entender que el Estado es para los ciudadanos y no lo contrario. Argumentan con bonos y dádivas y así tratan al pueblo como mendigo, no para sacarlo de la pobreza sino para obligarlo a pedir mañana. No quieren gente productiva, sino burócratas reglamentando día a día para que la masa espere la caridad semana a semana. Siendo así es muy difícil influenciar en el votante y en el ciudadano para hacerles entender que esa meta a la que ellos nos llevan no es la que muchos queremos al final de la carrera y en esas circunstancias es fácil vender los cantos de sirenas. Ganaran las elecciones y ellos lo saben, y si no las ganan tampoco abandonarán sus posiciones de poder aunque se venga otro 11 de septiembre (no evoco el 30S, porque está patentado)
La meta principal de este gobierno es quedarse en el poder al menos 40 años a sabiendas que ese es el plazo necesario para conformar una institucionalidad que se adecue a su ciclo de vida. En el fondo el gran postulado es gozar del poder la máxima cantidad de tiempo posible y para ello es necesario que el Estado, controlado por ellos en todas sus instancias, sea el gestor económico y que anule los contrapoderes. Los contrapoderes de una sociedad democrática son la independencia de las tres funciones del Estado, las empresas grandes y robustas, el sistema informativo, el sistema electoral, el sistema educativo y los organismos de control de la función pública. En fin contrapoder, en su concepto, es toda instancia o mecanismo que en un momento dado pueda perturbar a esa locomotora o aplanadora que arrasa con todo. Claro que la premisa es que todo andaba mal, pero su propuesta de solución es que no se quiere que nada de eso ande sin el control de la revolución personificada en un líder joven, soberbio inteligente y brioso. El primer mandamiento para esta franquicia es desmantelar los grupos de presión sean estos empresarios o indígenas, de izquierda o de derecha. Con ese único mandamiento es fácil cohesionar acciones bajo la premisa de que ellos son los honestos y los opositores villanos. Por eso la necesidad de tapar los brotes de escándalos en materia de manejo de fondos públicos que terminan en un acto de homenaje con la bendición directa del propio Correa, el infalible Papa.
Entonces resulta que durante un quinquenio quienes se han pasado advirtiendo que es necesario integrar los mercados mediante los Pactos de Libre Comercio con Estados Unidos y Europa, siguen esperando y mendigando alguna promesa. Pero ese tipo de oportunidad comercial no lo permiten porque eso significa robustecer a las empresas privadas. Que si se afecta la exportación de banano o de flores o de cacao, para ellos es un logro, mientras que para los otros un error craso. Alinearnos con países sin vocación democrática es para ellos es muy importante porque facilitan negociaciones oscuras entre ese tipo de gobiernos, mientras que para nosotros es un absurdo. Así lo de Assange cobra sentido para ellos mientras que para nosotros es una torpeza sin nombre. Lo mismo pasa con la seguridad. La inseguridad es una política de estado y eso significa que se debe cultivar la existencia del miedo cotidiano, mientras tanto se robustece la seguridad de las autoridades y no importan los muertos cuando se trata de recupera de un aparente cautiverio al Primer ciudadano. Entonces se prohíbe portar armas, se legisla a favor de los delincuente y se está dado el mensaje para que los sicarios ganen espacios, ante las medidas contrarias que adoptan los estados vecinos. La cárcel por exceso de velocidad encaja con esta política de miedo. Que el gasto público dado en sueldos y salarios del sector público, sea el que impulse el comercio y la sensación de bienestar para ellos es un acierto, mientras para los otros es una apuesta arriesgada porque se está gestando una burbuja cuando la misma inflación que provocan en el consumo no resista para el pago de esas cuotas mensuales que esos mismos burócratas se han obligado por hasta veinte años para construir sus casas, mejorar sus autos y estar al día con eso de los teléfonos celulares que se modernizan cada seis meses. Ese crecimiento consumista debió contrabalancearse con producción y con diseños de vidas que sepan agregar valor a la economía, y no con la simpleza de hacer crecer al Estado en base a la oportunidad que brinda el petróleo, y que no alcanzará tarde o temprano para sustentar el modelo de bienestar económico adoptado.
Sí, se ha hecho vialidad y dependemos de China para la gran infraestructura manejada a dedo. Pero, ¿se ha sembrado el campo? ¿se ha tecnificado la agricultura? ¿Hemos especializado la mano de obra que realmente agregue valor o solamente aspiramos a que se confunda talento humano con el arte de enquistarse en la cosa pública para controlar a los entes productivos.
Sumando y restando, el gobierno va triunfando largamente y está lleno de aciertos en todos los frentes. Ellos están haciendo bien lo suyo, y los otros solo están viendo como acomodarse día a dia. Las elecciones son un simple trámite y otro gran abracadabra.
Brillante! Nada que agregar. Su resumen de estos cinco años de marxismo-oportunismo, es edificante. Bravo!
Si se usara el dinero de tanta cadena para decirle al pueblo qué y dónde comió, que a nadie interesa, en educar al campesino a no quemar la «panca» del arroz, del trigo, de la cebada, etc. tal vez se hubieran evitado esos pavorosos incendios de los que el país se recuperará por lo menos en 12 años. Pero eso, a la Revolución Ciudadana no le da votos, aunque empobrezca a la nación. Ese es el Ecuador de hoy, manejado con absoluta irresponsabilidad e impunidad.
El mandamiento de estas tomaduras de pelo llamadas revoluciones es para de esa manera poder copiar a la revolucion cubana en perdurar en el poder por el mayor tiempo posible para asi sobreponerse a una o dos generaciones, la tercera habra nacido en el sistema y no sabra que significa tener democracia o derechos. Todos estaran condicionados a seguir la voz del estado. Es lo que pasa en Cuba actualmente donde se aterrorizan solo de pensar que sus lideres que escasamente viven en terapia intensiva desaparezcan. Es como borrarles la memoria o cambiarles el micro ship a todos los que tendran la desgracia de nacer en los proximos cincuenta o cien anos.