Los tiempos de crisis son momentos bienaventurados en el devenir de
nuestras pequeñas historias particulares que se enmarcan en la Historia
social de los pueblos. Nos ponen a pensar creativamente para solucionar
problemas inmediatos, a reflexionar sobre lo aprendido y lo aprehendido,
sobre la realidad concreta de lo vivido y planificar lo por vivir; es en estos
tiempos cuando evaluamos sistemas de vida para permitirnos insertarnos
dentro de ellos o hacerlos a un lado porque perdieron su razón de ser, su
utilidad.
Por eso, desde nuestra trinchera tenemos la oportunidad de hacer
planteamientos que pueden aportar a nuestra comunidad para alcanzar
el buen vivir al que los ciudadan@s aspiramos, porque cada vida es el
componente básico del ejercicio social, como parte de un mancomunado
de seres humanos que buscan su sentido dentro del fluir de su Historia
social.
El estudio de sociedades pretéritas es un buen ejercicio para conocer
ejemplos de diversidad de soluciones que hombres y mujeres encontraron
para relacionarse entre sí y con su medio ambiente; de ahí nacieron
grupos humanos que fueron creciendo y complejizándose cada vez más
hasta el dominio de especialidades necesarias para su subsistencia y
desarrollo social en la conformación de estratos sociales, de acuerdo a las
diferentes actividades utilitarias o del ejercicio del poder que permitiera
la redistribución de los excedentes. El surgimiento, establecimiento y
desarrollo de Instituciones que rijan y movilicen a comunidades en franca
expansión es inevitable para la conformación del Estado-Nación, capaz de
sostener y desarrollar grupos humanos más importantes desde un punto
de vista cuantitativo.
Para arribar a este conocimiento es necesario desentrañar aquéllas
formas de expresión artística que nos dan buena cuenta de modos de
vida del ser humano sobre diferentes ecosistemas, lo que nos sirve para
interpretar tanto a sociedades ágrafas como a las que fabricaron su propia
historia a través de la escribanía y la escritura de imprenta. Por medio
del análisis de producciones artísticas que enriquecen nuestro mundo
de bienes culturales diseccionamos sociedades presentes, así como
aquellas que nos han precedido, pues su análisis nos permite descubrir sus
valores simbólicos y llegar a la infraestructura que justifica su existencia y
permanencia, o no, en el tiempo.
Es importante impulsar estos estudios especializados dentro de una
sociedad que busca la ‘descolonización’ del saber, sin modelos a seguir
o prejuicios atentatorios a nuestra dignidad y propia estima como
ecuatorianos. Para ello no hay otro camino que el conocimiento de
nuestra historia, la de todos nosotros, aprender a reconocernos desde lo
nuestro, sin tomar a rajatabla y sin reflexión modelos desarrollistas que
vulneren nuestra propia razón de ser. ¿Es más importante la acumulación
de excedentes que nuestra propia realización como seres humanos,
donde el ejercicio de nuestra libertad en elección de vida y aceptación de
valores sea nuestro objetivo?
Es necesario, entonces, abordar el campo del conocimiento, plantear
hipótesis y resolver paradigmas. La Arqueología, la Historia y el Arte
nos proveen de metodologías y análisis críticos que debemos abordar
con objetividad, sin pasiones, y sin temor a equivocarnos para rectificar
hipótesis y teorías cuando asomen otros indicadores que nos muestren lo
contrario.
El ejercicio de ‘jugar’ es una manera de fluir en el planteamiento de
caminos de reflexión que propendan a encontrar soluciones para mejorar
la calidad de vida de todas y todos los ecuatorianos y, sin lugar a dudas,
absolutamente necesario en el ejercicio de nuestra propia ciudadanía.