Lamentablemente en los actuales momentos a pesar de que el Gobierno Nacional está presidido por un ciudadano guayaquileño y que varios de sus principales funcionarios son de esta ciudad, el centralismo ha tomado mayor fuerza en la administración pública. Un ejemplo de lo que afirmo es que casi todo tiene que ser resuelto en la capital de la República, una muestra de lo que afirmo es que solo se puede inscribir el matrimonio celebrado en el exterior de un ecuatoriano con una extranjera en el Registro Civil de la ciudad de Quito y no en la ciudad de Guayaquil. Asimismo, un ciudadano extranjero residente por más de 20 años en el Ecuador y que tiene su visa por invertir en pólizas tiene que viajar a la ciudad de Quito para renovar dicho documento en el Banco Central ya que no puede realizar el trámite en la sucursal del Banco Central en Guayaquil, lo que es más su solicitud tiene que ir con el visto bueno del Ministerio de Relaciones Exteriores de Quito y no de su oficina de Guayaquil porque no es reconocida por el Banco Central del Ecuador. A esto se suma que para obtener un ciudadano peruano una visa de trabajo tiene que solicitar el permiso laboral en la ciudad de Quito a pesar de vivir en Guayaquil o cualquier ciudad de la costa.
Por otro lado, las Subsecretarias Regionales hoy están convertidas en simples Coordinaciones.
Posiblemente para ciertos funcionarios es mejor el sistema de gobierno unitario, centralista, olvidándose de que en muchas partes del planeta funcionan plenamente la descentralización y los gobiernos federales.
Por los motivos antes señalados creo necesario hacer las siguientes anotaciones:
1. El sistema unitario que todo lo concentraba en una región o ciudad tuvo su culminación en Francia, luego de la política de Mazarino y Ritchelieu que depositaron todo el poder en manos del rey. Con el ingreso de los Borbones en España, el unitarismo se impuso en la Península Ibérica y desde allí se gobernaron estas tierras. Fue tan absorbente que solo es necesario mencionar un hecho: los planos de un edificio que se construyó en Puerto Rico se mandaron de España. Levantada la edificación se percataron que faltaba un lugar para el pozo de agua. Pues bien, hubo necesidad de esperar que Madrid enviara los planos respectivos. Al llegar la independencia en América, lamentablemente, se siguió con el mismo sistema que tanto daño nos ha causado
2. Por otra parte, sería interesante que se volviera a poner en el tapete de la discusión la posibilidad de optar por las autonomías, recordemos que esta palabra viene etimológicamente del griego “auto” que significa por sí mismo y “nomos”, que significa Ley. La expresión fue utilizada por primera vez por Gaspar Ambrosini en 1933, pero según varios historiadores antes había sido expuesta en 1931, en la Corte Constituyente de España. Es importante mencionar que hay diversas formas de autonomías; en algunos casos el ordenamiento regional es regla común para todo el territorio. En otros casos, esas autonomías se presentan como excepción y se aplican solamente a ciertas regiones que reúnen condiciones especiales, manteniéndose la estructura unitaria en el resto del país.
En la Asamblea de Montecristi que elaboró la actual Constitución, los asambleísta tuvieron temor para incorporar las autonomías coincidiendo con el pensamiento del general Francisco Franco que, igualmente, creía que implementarlas sería enterrar a España lo que está demostrado históricamente que no fue así, y tanto que el progreso español que hasta hace poco mantuvo ese país se debió, en otras cosas, a las tan temidas autonomías.