21 noviembre, 2024

El usurpador

Hace poco tiempo, un sujeto fue detenido por “supuestamente” hacerse pasar
como médico interno del hospital Abel Gilbert Pontón. El señor enfrenta
una instrucción fiscal por el delito de arrogación y ejercicio de funciones sin
título; el acontecimiento fue noticia: “Tenía puesto un mandil, y portaba un
estetoscopio”.

Si analizamos fríamente el reportaje, éste no es novedad, pues es conocido
por muchos, que ciertos estudiantes de medicina que realizan sus prácticas
en los diferentes centros de salud, en ocasiones se hacen llamar “doctores” y
ante la falta de profesionales, hasta recetan. Similar situación acontece con
los arquitectos, ingenieros, licenciados, y ni se diga de los abogados. Y es
que, auto adjudicarse títulos que no nos corresponden es tan común en el
Ecuador, que inclusive nos parece natural ver en las mañanas como ciertos
presentadores de noticias, sin investigar mucho al entrevistado, llaman por
ejemplo, “doctoras” a determinadas abogadas que aún no han alcanzado ese
grado académico.

La usurpación de título en nuestro país, es un delito; e inclusive el proyecto
de Código Integral Penal, planteado por el ejecutivo, se refiere en uno de sus
articulados al ejercicio ilegal de la profesión, disponiendo que “La persona
que ejerza la profesión sin título, o con título no validado o no reconocido, en
aquellas actividades en las que la ley exija título profesional, será sancionado
con pena privativa de libertad de uno a tres años”, y que, los profesionales que
favorezcan la actuación ilegal del ejercicio profesional, serán sancionados con
prisión de uno a tres años y suspensión del ejercicio profesional por el doble de
la pena.

De la simple lectura del artículo, podemos deducir sin mucho esfuerzo que
anteponer a nuestro nombre un título que no nos corresponde, no es ninguna
gracia, y seguramente en poco tiempo, el Senescyt empezará a controlar de
oficio, este delito.

Más allá de la infracción y de las vanidades personales de algunos, es
importante recordar, que ni el hábito hace al Monje, ni el título al profesional.

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“Amor de patria comprende / cuánto el hombre debe amar / su dios, sus leyes, su hogar / y el honor que los defiende”

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