Otra hermosa historia es la de esta pobre viejecita, que no tenía prácticamente nada. Esta es otra historia de Rafael Pombo, poeta colombiano del que ya hemos hablado y que tiene una extraordinaria facilidad de versificación y nos demuestra con esta poesía, su fino humor. Conozcamos a esta pobre viejecita:
La pobre viejecita
Rafael PomboÉrase una viejecita
sin nadita que comer,
sino carnes, frutas, dulces,
tortas, huevos, pan y pez.Bebía caldo, chocolate,
leche, vino, té y café,
y la pobre no encontraba
qué comer ni qué beber.Y esta vieja no tenía
ni un ranchito en que vivir
fuera de una casa grande
con su huerta y su jardín.Nadie, nadie la cuidaba
sino Andrés y Juan y Gil
y ocho criados y dos pajes
de librea y corbatín.Nunca tuvo en qué sentarse
sino sillas y sofás
con banquitos y cojines
y resorte al espaldar.Ni otra cama que una grande
más dorada que un altar,
con colchón de blanda pluma,
mucha seda y mucho olán.Y esta pobre viejecita
cada año, hasta su fin,
tuvo un año más de vieja
y uno menos que vivir.Y al mirarse en el espejo
la espantaba siempre allí
otra vieja de antiparras,
papalina y peluquín.Y esta pobre viejecita
no tenía que vestir
sino trajes de mil cortes
y de telas mil y mil.Y a no ser por sus zapatos,
chanclas, botas y escarpín,
descalcita por el suelo
anduviera la infeliz.Apetito nunca tuvo
acabando de comer,
ni gozó salud completa
cuando no se hallaba bien.Se murió de mal de arrugas,
ya encorvada como un tres,
y jamás volvió a quejarse
ni de hambre ni de sed.Y esta pobre viejecita
al morir no dejó más
que onzas, joyas, tierras, casas,
ocho gatos y un turpial.Duerma en paz, y Dios permita
que logremos disfrutar
las pobrezas de esa pobre
y morir del mismo mal.
Excelente Dr. Lo felicito por recordarnos esta excelente poesía-fabula de Pombo. Todos los niños colombianos de «nuestra generación» las conocen!