21 noviembre, 2024

¿Qué tipo de cultura deseas construir?

Vivimos la cultura del depende: papá: querido hijo ayúdame en esto,
responde el hijo, “depende”… depende de qué, que termine mis cosas, desee
ayudarte, pueda hacerlo, si lo hace mi hermano, etc. ¿Cómo te sientes?
Depende, las circunstancias, como amanecí, etc. Suelen ser respuestas de
algunos jóvenes, que dependen de muchas cosas para afirmar su voluntad
de independencia. Suele ser normal y comprensible. Ojala se encuentre
maestros, padres, madres de familia que sepan educarlos en los valores
adecuados para responder a las exigencias de la realidad, en donde él depende
no es la respuesta adecuada a los compromisos y oportunidades de la vida.
¿Deseas ser feliz? No puede aceptar un depende, sino una firme, consciente e
inteligente respuesta que le ayude a armar un proyecto de vida.

Otros, dicen vivir la “Cultura del como si”. Algunos buscan la riqueza “como
si” su propósito en la vida fuera adquirir dinero. Y ojalá se entienda que
adquirir dinero es necesario, más no puede ser un propósito, es consecuencia
de mi propósito de vida. Otros viven como si estuvieran aquí en la tierra
para dedicarse al sexo, divertirse, evitar el aburrimiento o simplemente para
presentarse a diario en el trabajo y después irse a casa. “El como si” es otra
respuesta insuficiente que se da en una cultura.

Otros hablan de una “cultura líquida”, no hay identidad clara de quienes
somos, todo se diluye, se esfuma, no hay principios sólidos, todo es “light”,
no hay lugar para grandes desafíos, sino para vivir el momento presente,
pequeños proyectos, no aspiremos a muchos. Es la visión de seres que
resaltan las limitaciones de la condición humana.

¿Qué tipo de cultura quieres forjar con tus estudios, actitudes y sueños,
querido joven? Es la pregunta que debes hacerte para tratar de encontrar
un sentido y un futuro a todo lo que haces. No estás aquí simplemente para
repetir esquemas culturales heredados, unos buenos y otros en interrogantes,
pues si en una cultura se roba, se miente, se es agresivo, se relativiza muchas
cosas no creas que forje futuro ni aclare sentido. Estás aquí para forjar tu
destino, gracias al don de la vida, dado por Dios, aportado por tus padres,
pero que te toca a ti continuar, embellecer, mejorar y cambiar. La cultura
por la tanto marca y envuelve nuestra forma de ser, pensar pero no puede
determinar nuestro actuar. El ser humano ante todo es libertad, es espíritu
que piensa, siente y sueña por eso puede volar y cambiar las cosas, mejorar el
planeta, crear proyectos que den sentido a la vida y a los que te rodean.

Estamos, en todos estos escritos, desarrollando una estrategia para la vida
que nos va a transformar y que ayudará a transformar el mundo. Los primeros

pasos en este proceso eran descubrir dónde estamos y adónde queremos
llegar. El paso siguiente era entender nuestro propósito. Hemos visto, en los
escritos anteriores, personas que han mirado el mundo que han heredado y
no se han contentado con ello, han decidido conducirlo en otra dirección y han
aportado para ello. Y ¿tú?

Ignacio de Loyola en el siglo XVI, comenzó sus Ejercicios Espirituales
declarando que los seres humanos hemos sido “creados para alabar,
reverenciar y servir a Dios”. Ignacio no tenía que justificar esta declaración.
Su audiencia, criada en un cristianismo europeo relativamente homogéneo,
habría oído afirmaciones de este tipo desde la infancia. Sin embargo, en un
mundo cambiante y culturalmente complejo como el nuestro, nada se da por
supuesto, ni siquiera que los seres humanos tengamos un propósito. Rara vez
pensamos esta pregunta, seguimos con nuestras apresuradas vidas.

Nuestro estilo de vida no está funcionando como individuos ni civilización, por
ello debemos dejar de vivir la cultura “del como si” y comencemos a vivir con
más intención y con un propósito claro en la vida. Tener un empleo, conyugue,
hijos, asistir a clases no basta. Un propósito loable debe ser lo suficientemente
poderoso para elevarnos por encima de nuestras limitadas preocupaciones
diarias y lo suficientemente grande para perdurar toda la vida. Mi propósito
no es solo una ocupación, incluso una tan respetable como la de banquero,
doctor, padre o madre de familia. ¿Lo tienes claro? ¡Estás a tiempo!

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¿Dónde estamos los católicos?

Yo tengo claro que no se puede separar fe y vida. He comprendido que los seres somos orgánicos, integrales y que nuestros valores y espiritualidad deben estar presentes en todos los aspectos de nuestra vida (escribí antes sobre la coherencia).

Hace algunos años entre algunos amigos católicos formamos un grupo que buscaba participar en la política siguiendo los postulados de la Doctrina Social de la Iglesia. Queríamos una sociedad mejor, más justa, más equitativa, que diera oportunidades a todos. Queríamos pensar en dirigentes políticos más éticos, más honestos….. cristianos.

Sin embargo en los últimos años ante la polaridad política que vivimos y ante el rol que algunos miembros de la Iglesia Católica han adoptado frente al poder político del Ecuador me he cuestionado.

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  1. Saludos. Efectivamente, el contenido del artículo tiene mucha razón. El inmediatismo es la supuesta clave del exito del siglo XXI. Ya nadie piensa profundo, abstracto. Y si a ello le sumamos los ingenios cibernéticos, cada vez tendremos personas sin cerebro, incapaces de enfrentar las realidades de este mundo a largo y mediano plazo. Solo están capacitadas para lo inmediato ¿ y que sea tangible. Lo demás, es anacrónico. Ojala que este artículo haga reflexionar a muchos, que en verdad lo necesitan.

    Napoleón Sotomayor

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