21 noviembre, 2024

El poema de la semana

Mucho se ha hablado y escrito sobre el General de División José Eloy Alfaro Delgado, quien nació en Montecristi, Manabí el 25 de junio de 1842, hijo de Juan Alfaro y González, Republicano Español natural de Cervera del Río Alhama (La Rioja, España) y llegó al Ecuador en calidad de exiliado político, y de María Natividad Delgado López, nacida en Montecristi el 8 de septiembre de 1808.

Estudió su primaria en su lugar natal y desde muy joven se identificó con el liberalismo anticlerical. Combatió a García Moreno, Borrero, Veintimilla y Caamaño. Pasó por muchas y serias dificultades en las diversas campañas que emprendió, tendientes a combatir la tiranía. En estos combates gastó su fortuna adquirida en Panamá con la ayuda de su esposa Ana Paredes Arosemena. De ese matrimonio nacieron nueve hijos y tuvo otro hijo fuera del matrimonio. Alfaro fue asesinado por una turba del pueblo quiteño, arrastrado y quemado el 28 de enero de 1912. Fue por dos períodos Presidente de la República y es considerado el líder de la Revolución liberal ecuatoriana.

La historia de Alfaro ha sido tan relatada, llevada al cine, escrita en libros, como la Hoguera bárbara y La muerte del Cóndor, que creo sería redundancia hablar algo más sobre su vida.

Quiero aquí presentar algo que creo que no es muy conocido. Alfaro era un alma sensible y tierna. La instrucción católica que recibió en su infancia y en su casa, se arraigaron profundamente en su alma. Pese a haber implantado el laicismo y pese a que éste se llevó al extremo de un anticlericalismo como el que se quiere implantar ahora, si bien es cierto que sus huestes asesinaron sacerdotes y Obispos, que profanaron los templos y las formas sagradas, su espíritu siempre fue católico, como lo prueba este poema escrito por él en Panamá, el 17 de diciembre de 1887.

El Padre Nuestro
José Eloy Alfaro Delgado

¡Oh! Padre Nuestro adorado
que llenas el infinito,
tu nombre será bendito,
tu nombre santificado.

De Tu reino deseado
veamos la majestad,
tanta dicha tu bondad
hazla pura sin recelo;
en la tierra y en el cielo
hágase tu voluntad.

Dame el preciado sustento
que es menester cada día,
preserva la vida mía
del mal y de sufrimiento;
la tentación ni un momento
fuerte aparezca conmigo
y tu invisible testigo.

Niégame el perdón severo
si no perdono primero
la ofensa de mi enemigo.

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  1. LINDO «PADRE NUESTRO», gracias por recordarnoslo! Ah ese Gran ELOY ALFARO tan creyente y desafiante. Tan irreverente y tan liberal/conservador! Un ejemplo realmente de Presidente mas, le salio muy caro su natural estilo de ver la vida y de hacer politica! Los Ecuatorianos reconocemos en el su enorme valia y buenas intenciones acia su pueblo y SU GRAN OBRA Y LEGADO A LA LIBERTAD DE LOS ECUATORIANOS!

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