Es el cansancio absoluto, la desolación, las ganas de no tener ganas, la
inexistencia de la felicidad.
El cansancio por una cosa que ya no llena, no satisface, no agrada. HastÃo de
vivir o angustia. A veces sucede. Y si sucede, suele seguir y vives hastiado;
solo quieres descansar, porque todo te repele.
HastÃo es una palabra que proviene del latÃn fastidium, y está vinculada a la
repugnancia por la comida; cuando se ha comido hasta el hastÃo, justamente,
y ya no se desea comer un bocado más. Aunque el término se refiere
también al tedio y al disgusto, es decir al aburrimiento o cansancio y a la falta
de gusto.
Si algo en la vida causa molestias continuamente, si esa situación ya no
divierte, si todo se vuelve monotonÃa, si todo es una limitación continua,
¿cómo no sentir hastÃo? Es como estar encerrado en una habitación sin
ventanas, como haberse metido ahÃ, y haber mandado a clausurar las
puertas. Estar encerrado, preso, atrapado, sin libertad, eso es sentir hastÃo.
Sentir que el tiempo no transcurre…hasta deprimirse y dormir despiertos,
porque mejor es soñar que vivir.
Ya lo dijo el genial William Shakespeare:
“¡Ser o no ser: He aquà el problema!
¿Qué es más levantado para el espÃritu: sufrir los golpes y dardos de la
insultante fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y,
haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir…, dormir; No más!¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil
naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne!¡He aquà un término devotamente apetecible!
¡Morir…, dormir! ¡Dormir!..¡Tal vez soñar!
Para los psicólogos, el hastÃo pude llegar a vincularse con el consumo de
drogas, las personas sienten que nada vale la pena y se vinculan con las
drogas, para escapar de la realidad.
Pero más allá de estas situaciones que causan daño y aniquilación del ser
fÃsica y mentalmente, quizá la resignación el espÃritu, sea también un camino
tan nefasto y aniquilador como la alucinación que dan las drogas. Lo cierto es
que chocando contra la oscuridad, solo se logra sentir el golpe una y otra vez,
hasta caer abatidos por el cansancio y por el dolor. Sin ganas de nada más,
solo dormir… ¡tal vez soñar!