Tiene facilidad para improvisar, es rápido en decisiones e iniciativas.
El déficit en actividad racional de su pensamiento lo intenta compensar con
hiperactividad; prefiere actividades prácticas, moverse, hacer cosas; tiende
a ser agresivo, impaciente, exige de sus colaboradores igual ardor. Cuando
no tiene que mantener su imagen, pierde fácilmente la paciencia, tiene
dificultad para controlar sus sentimientos.
Agresivo, excitable, cambiante, impulsivo, optimista, activo, sociable,
interesado por los demás, conversador; siempre tiene una respuesta lista,
en ocasiones oportuna, en otras torpe.
Intolerancia a frustraciones, reacciones de violencia cuando le contradicen,
le provocan o no hacen las cosas como él quiere. Esta forma de actuar le ha
dado buenos resultados para impresionar, atemorizar, crear una imagen que
origina confusión, temor, sumisión.
Puede adaptarse a las circunstancias y controlarse, cuando le conviene
presentar una imagen de seriedad y estabilidad; pero si es provocado, puede
perder el control y reaccionar de forma habitual.
Decisión y firmeza en el esfuerzo para conseguir el fin propuesto, voluntad
fanática para llevarlo a cabo con increíble energía y vigor. Desplazamiento
incansable de un sitio a otro, buscando entrar en contacto directo con la
gente.
Toda su agrupación política gira en torno a él, está a su servicio, no se
permite opiniones disidentes, menos aún la existencia de alguna figura
que pueda disputarle supremacía. Utiliza un mecanismo de defensa de la
personalidad llamado proyección, mediante el cual, una persona no acepta
la responsabilidad de sus actos, impulsos, tendencias o características
propias, sino que se los atribuye a los otros.
En este personaje existen rasgos narcisistas, sensación grandiosa de auto-
importancia, o ser el único; fantasías de éxito ilimitado (reforzado por los
éxitos obtenidos). Necesidad de llamar la atención y despertar admiración.
También tiene rasgos paranoides, denuncia “confabulaciones para
eliminarlo”, “para derrocarlo”, tiene “fijación en los medios de
comunicación”, etc.
Este perfil psicológico corresponde al de Abdalá Bucaram (hecho por
especialistas hace 16 años); cualquier parecido es pura coincidencia.
Del poder se dice que es la mayor de las adicciones por ser la mas fuerte de las drogas. El poder, ademas ,afecta al adicto como al que no lo es ,al interesado como al indiferente.Creo que es hora establecer como prerequisito el que los candidatos pasen por una bateria de examenes psicologicos y de detectores de mentiras.La industria privada los usa hace algunos anos ya y tal parece que resultan un buen filtro.
Uff! Me siento engañada!! Jajaja! Excelente. Sus dos artículos han sido fabulosos. Mejor que un partido de poker.
Primero creí que hablaba del progenitor del que sabemos. Luego pensé que analizaba a su hijito. En fin. Muy buen análisis.
El «loco» Bucaram no alcanzó a engrasar las patas de los malos milicos. Los hay buenos también, pero se cuentan con los dedos de las manos. Al loco lo sacaron por locoy por pobreton, porque en esa rpoca no existía la magna del petroleo, como lo tenemos hoy.
Y, de este loco quién nos salva?
Lo triste de todo esto, es que el loco que ahora nos ocupa, goza del apoyo incondicional de los rojos, rojizos de la Internacional Socialista; y de los rojos solapados del Partido sandía, los verdes europeos y criollos.
El paralelismo de esos dos personajes es innegable. Pues los síntomas patológicos son los mismos. Loco es loco.
Ironía de las circunstancias. Estoy viendo justo en este momento la película «Der Untergang» del realizador alemán, Oliver Hirschbiegel. Trata sobre la caída y muerte de Adolfo Hitler, y los últimos días de Berlín. El personaje principal actúa con todos los rasgos que usted ha descrito en sus dos artículos.
Los que afeccionan el poder totalalitario, y la sumisión de todos aquellos que ellos consideran inferiores; son paranoicos y narcisistas.
Gracias por esta maravillosa entrega, y por refrescarnos la memoria. Felicitaciones.