Los ojos del varón son la bola de cristal de la mujer
Porque, has de saber, mi querida chica, que los varones tienen dos ventanas en el cuerpo, por las
cuales tú puedes asomarte a lo más profundo de su alma: Sus ojos. Mira como mira el chico con
el que andas a las otras chicas, y sabrás lo que hay dentro de él, para ti y para tus hijos: lujuria o
pureza; limpieza de alma o inmundicia…
Como el ser humano tiene dos ojos y con los dos mira, cuando él mira, no mira si tú lo miras, y, en
ese instante (claro, si tú no andas bobaliconamente mirando cómo te miran…; porque hay chicas
tan desarropadas que dan la impresión de que lo único que les interesa es ver cómo se ven… y
cómo las ven… y ojos que no ven, corazón que no siente) podrás descubrir si tu chico es o no casto:
“Habéis oído que fue dicho: No adulterarás. Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer
deseándola, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt 5, 27-28). Y hay adulterios visuales, que los
chicos se siembran en el enamoramiento, y las esposas cosechan en el matrimonio…
Lo dijo aquel Varón, modelo de todo varón: “La lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo
está sano, también todo tu cuerpo está luminoso; pero cuando está malo, también tu cuerpo está a
oscuras” (Lc 1,34). Los ojos de todo enamorado son la “bola de cristal” de la enamorada que no
tiene un solo pelo de alelada: Mira los ojos de tu chico y, a través de ellos adivinarás su presente, su
futuro y su pasado… No falla nunca. En cuatro fiestas puedes sondear y captar quien fue, quién es y
quién será tu enamorado… Porque nunca olvides que cuando te lleves un hombre a tu casa, te llevas
con él, su pasado, su presente y su futuro; su cuerpo y su alma. Tú lo eliges.
La castidad es el silencio del cuerpo donde mejor se escucha el latir de los corazones
Sólo la mujer que sabe guardar su cuerpo para el que será algún día su esposo, puede captar las
verdaderas intenciones de su enamorado. Si ella se guarda castamente, y él, a pesar de no vivir los
momentos agradables de las intimidades varón-mujer, es cariñoso, delicado, atento, amable, fiel…,
es que él la ama de verdad, y no simplemente la desea…
Así como para escuchar, hay que callar y hacer silencio; sólo en el “elocuente silencio” de una
relación amorosa casta y pura, los dos pueden escuchar los latidos del corazón: del corazón del otro,
y del propio corazón…
Los animales siguen siempre su instinto. Lo satisfacen; y se quedan tranquilos. La sexualidad de los
animales es una sexualidad sin misterios (te hablo serio). La sexualidad humana, en cambio, es una
sexualidad con misterios.
Para explicarme te pongo un ejemplo: Si algunos Ministros, entre ellos el Ministro Pepito, de un
país se unen para emprender una campaña para cambiar radicalmente los conceptos en torno a
la vida, el amor, el sexo, el matrimonio y la familia, despreciando la castidad e infiltrando en las
escuelas y colegios la ideología de género, y deciden repartir anticonceptivos y preservativos desde
la adolescencia, cubriendo al lobo de la corrupción con la piel de oveja del slogan prevenir no
es promover (porque, realmente, están promoviendo la vida sexual de los adolescentes, porque
su “prevenir” es “mentir”, aunque su mentir esté apoyado en una Constitución en la que se
infiltró la ideología de género). Supón que la hija del Ministro Pepito tiene un novio, y el novio
le dice: “Señor Pepito, esta noche me llevo a su hija Pepita a una discoteca. Ella y yo vamos a
tener sexo sin misterios: ella usará la PDD y yo el preservativo. Tú, te imaginas al Ministro Pepito
diciéndole al chico: “Ok, pero me la traes pronto, apenas la haya usado. Te pido, además, me
te ponga en contacto con los publicistas de la Campaña para que hagan unas tomas y podamos
colaborar con la Campaña de sexualidad sin misterios”
El recto orden ante el propio sexo y el sexo del otro se llama castidad. La sexualidad humana es un
misterio, porque se encuadra dentro de un Misterio más misterioso: un Creador, que no quiso crear
a todos los seres humanos de una sola; sino que entregó al ser humano la capacidad divina de pro-
crear, por y con amor. Quien te habla de una sexualidad sin misterios, primero ha degradado al ser
humano a la categoría de los monos, los perros, las vacas y los insectos…
El refrán “el Amor es ciego” es una solemne tontería y una insensatez mayúscula. Si alguien debe
tener bien abiertos los ojos es el Amor… O sea, la mujer a la hora de enamorarse; porque está
obligada a elegir – diríamos – al mejor hombre del mundo como compañero de vida y padre de sus
hijos. Según Dios, el conocimiento mutuo de los novios es imprescindible para el matrimonio,
porque este vínculo es para siempre, tanto por la misma pareja, como por los hijos.
Ocho. La que no comprende antes del matrimonio, que no sólo a la mujer le toca ser casta,
religiosa, recatada, virtuosa, transparente, y que en estos temas ha de darse una total simetría,
semejanza y correspondencia en la pareja; y la que no se preocupa de exigir al varón una conducta
paralela, recíproca y correspondiente… Soportará las dolorosas consecuencias que el Padre del
Cielo siempre quiso evitarle.
La fe no elimina, pero sí ilumina todo sufrimiento
Cabe que habiendo puesto todos los medios, te equivoques y tu elegido te salga por donde jamás lo
suponías… Así pasa a veces. Le pasó el mismo Jesús. Jesús eligió a Judas y lo hizo tras una larga
noche de oración. Judas actuó como actuó, no “por” Jesús, sin “a pesar” de Jesús. El que falló no
fue Jesús, sino Judas.
Lo tuyo es poner todo de tu parte para no fallar, como te lo he dicho en esta larga carta. Lo hizo
Jesús: “Yo nunca me siento solo, porque siempre hago lo que le agrada a mi Padre”.
Pero, si viene la noche oscura, como le vino a Jesús, en el fondo de tu alma, como en el alma de
Jesús, brillará la seguridad de que hiciste todo lo que estaba a tu alcance, y tu sufrimiento tendrá un
sentido; el que brota del Amor redentor de Aquel que siempre hizo lo que le agradaba a su Padre…
La fe en Dios no elimina, pero sí ilumina todo sufrimiento.
Necesitamos mujeres que rescaten a la mujer de manos de la mujer
El mundo necesita mujeres que rescaten a la mujer de manos de la mujer: la que hunde a la mujer,
no es el varón, sino la misma mujer…y es la mujer la que tiene, hoy, que salir en defensa y rescate
de la mujer. No el varón. La dignificación de la mujer está en manos de la mujer; no del hombre.
La clave de tu vida está en ti; no en el hombre que eliges. Te repito: tu dispones; el hombre sólo
propone.
La mujer es la clave de la historia. La mano que mece el cuna es la mano que mueve la Historia. La
primera persona humana, no es un varón, sino una mujer; porque Jesús, el Redentor, es hombre y
Dios verdadero; pero Él es una Persona Divina: la Segunda de la Trinidad…
Algo tiene la mujer sobre el hombre, que Satán comenzó por la mujer (Eva), cuando quiso dañar el
Plan de Dios. En el AT, Dios habló con varones (Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, los Profetas); pero
cuando decidió poner en práctica su Plan redentor, entró en conversaciones con una chica joven,
María, y con ella redimió al hombre.
Hoy también, para restaurar el mundo, Dios necesita restaurar la familia; pero para restaurar la
familia, Él necesita de la mujer; de las chicas jóvenes: de ti. Hoy, como siempre, la clave de la
humanidad está en la mujer…
Quien forma una mujer, forma un pueblo… La mano que mece la cuna es la mano que mueve la
historia… En el triunfo de un hombre, dime de la mujer el nombre… Qué importancia tendrá la
mujer, que cuando Dios se refirió a su Madre, no encontró otro modo de tratarla, enaltecerla y de
respetarla, que llamándola “¡Mujer!”
Jesucristo es la segunda “persona” divina; María, una mujer, es la primera “persona” humana…
La primera persona humana no es un varón, sino una mujer, la Madre de Dios. Ella engendró al
Primer Sacerdote de la Historia, a Jesús. Justo lo que hoy necesita el mundo: madres santas y curas
santos…. ¿Te animas?