Estoy bastante harto de leer y escuchar recurrentemente las supuestas soluciones a los inmensos
males que aquejan a nuestro país, por parte de ciertos aspirantes a políticos. Las ofertas y
promesas; aun ahora en plena campaña electoral por parte de falsos redentores de nuestra
patria, no dejan de evidenciar la poca o ninguna capacidad patriótica de querer en verdad resolver
aquellos males.
Por otra parte, si un mandatario; sea este de cualquier tendencia ideológica, hace lo que tiene
que hacer… ¡dale duro por hacer!, si ese mismo mandatario no hace nada, o hace muy poco…
¡dale duro por no hacer, o hacer poco! Es decir, y como lo señala aquel viejo dicho popular: “Palo
porque bogas…palo porque no bogas”.
Típico, pero de hastiado proceder, de ciertos oportunistas que aspiran sentarse en carondelet,
y/u ocupar una curul en la actual Asamblea. Muy típico de aquellos que se rasgan sus vestiduras
y se creen saberlo todo, y se aprovechan del sentimiento popular y de las malditas necesidades
(maldita: acepción 5 del DRAE), de quienes poco o nada tienen.
Se continúa, perversamente, perdiendo el objetivo y la lógica práctica de pensar y actuar en
verdadera función del trabajo honesto y del servicio comunitario en sincero y franco beneficio de
aquellos que se levantan y se acuestan con sus estómagos vacíos, que reclaman una vida digna
con justo derecho, para sí y para su familia, y que los obligan a pulular por oscuros pasillos del
suicidio y de la muerte, como solución a sus males.
Esa es nuestra realidad, lamentablemente. Esa es una lección que aun no aprendemos, esa es la
causa y el efecto de creernos y sentirnos más listos que otros, esa es por desgracia la antítesis de
saber actuar como verdaderos patriotas y como verdaderos instrumentos del autentico servicio en
beneficio de quienes más lo necesitan.
Sin embargo, y por pura suerte y coincidencia, nuestras esperanzas son una eterna luz al final
del oscuro túnel. La franca alegría que le produjera a nuestros hogares el simple hecho de saber
que al menos existe un pan y una sopa en nuestra mesa, a fin de mitigar nuestra hambre, y
precisamente hoy por hoy, casi un país entero está viviendo con inmensa alegría y esperanza, una
hermosa y mitigante experiencia.
¡Claro que sí!…una hermosa experiencia por parte de un grupo de 11 guerreros del futbol que le
están dando ese paliativo a nuestro pueblo, y que después de casi 13 años, y muy seguramente el
próximo domingo, harán explotar de alegría al país entero, coronándose campeones.
¡Qué bien!.., Bien por ti, BARCELONA, tradicional institución que en apenas 9 letras encierras el
loable y aguerrido valor guayaquileño y ecuatoriano, bien por ti pueblo de Guayaquil y del país,
bien por aquel mendigo de la esquina, bien por aquel atribulado padre, bien por aquella madre
que llora desconsoladamente por ver cada día su fogón frio, bien por el panadero, bien por el
negro, bien por el blanco, el cholo, el montubio, el pobre y el rico de nuestra patria.
Bien por mi barrio, mi ciudad, mi país. Bien por el niño que constantemente abriga la esperanza
de días mejores. Bien por darnos esa alegría, y esa inmensa recarga de felicidad y esperanzas que
tanta falta nos hace.
Si aunque sea, un pequeño segmento de aquellos políticos, redimieran con absolutas ganas y
buenos deseos a nuestro pueblo, y dejaran atrás y de una vez por todos sus insanos deseos de
querer ser presidentes, o asambleístas, o alcaldes, o concejales, o prefectos, o lo que carajo sea,
por el simple, deshonesto y narcisista hecho de querer serlo; y lo hicieran eso sí, con la única y
honesta intención de servir a los demás, sin pensar en sus bolsillos, entonces quizá podríamos
proyectarnos como una verdadera nación en franco progreso y desarrollo.
Cierta vez, en un importante foro con el congreso de niños del ecuador, al cual estuve invitado,
uno de los padres de familia ahí presentes, dijo entre otras cosas lo siguiente: “Lo que pasa es que
los políticos son tontos”. Uno de los niños ahí presentes, de apenas unos 7 añitos, se puso de pie,
y prácticamente molesto, replicó a su antecesor en el uso de la palabra, y dijo la siguiente frase
lapidaria: “Los políticos no son tontos, los políticos…. se hacen los tontos”
Total: El hecho de ese mal no es ser simplemente un político pues, la afrenta y ese consabido mal,
radican en ser deshonesto y actuar con manifiesta perversidad en contra de quienes han creído en
ciertas falsas promesas. ¡Eso es todo!
“Qué bueno sería entonces que; sin necesidad de recibir “pan y circo” por parte de muchos de
aquellos depredadores de la verdadera justicia y equidad, y si aquellos “ilustres profetas” nos
colmaran, aunque sea, de felicidad pasajera como ahora el pueblo siente y vive lo que está
haciendo Barcelona……….”