21 noviembre, 2024

Violencia armada

Los diferentes medios informativos nos traen una vez más la noticia de que un nuevo desquiciado ha disparado en forma indiscriminada contra un grupo de jóvenes que se encontraban distrayéndose en un parque de la ciudad de Chicago, en los EE. UU. Este nuevo hecho de violencia se suma a otros que se han dado en escuelas y sitios de concurrencia masiva en ciudades norteamericanas, obligando a que el Presidente Obama se reúna con los Congresistas a fin de buscar un acuerdo que regule la tenencia de armas.

Las masacres de personas indefensas en las que se incluyen niños de muy corta edad, ha puesto en alerta a todos los ciudadanos del país del Norte que solicitan la reinstauración de una prohibición sobre el uso de armas de estilo militar así como el realizar controles sobre la venta de armas a personas civiles.

Mientras la preocupación impulsa en los EE.UU. a un robusto control de armas, en el nuestro observamos con impavidez las muertes a diario de ciudadanos indefensos en manos de una delincuencia cada vez mayor y súper armada. Ningún resultado positivo se observa en las tan cacareadas batidas, en donde el decomiso de armas de grueso calibre es tan mínimo que raya en lo risible.

Algún político perteneciente al partido de gobierno manifestó que el aumento delincuencial era una simple PERCEPCIÓN; estupidez mayúscula frente a las crecientes cifras de robo, secuestros y asesinatos que dicen lo contrario pese a los supuestos grandes esfuerzos realizados por el gobierno.

Los delincuentes y los sicarios portan armas de todos los calibres imaginables a vista y paciencia de la autoridad. El sicariato que en gran número se da por cobro de deudas, cubren de sangre las páginas de los Medios de Comunicación en las diferentes ciudades del país; todo unido a un narcotráfico que en auge utiliza aeronaves que cruzan abiertamente nuestros cielos utilizando todo tipo de pista disponible.

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De espionajes y de espías

El novelista inglés David Moore Cornwell (1931), más conocido por su pseudónimo “Jhon Le Carré”, especializado en novelas de suspenso y espionaje, en 1963 publicó la novela “El espía que surgió del frío”, ambientada en la década de los 60, se desarrolla en Inglaterra y Alemania, en plena época de la Guerra Fría. La crítica especializada la eligió como la mejor novela de espionaje de todos los tiempos; además, fue llevada al cine con gran éxito.

Le Carré, con la experiencia de haber servido por años al servicio de inteligencia británico, en su novela saca a la luz las turbias interioridades del espionaje internacional.

Traigo a colación esta novela porque ahora está en el “ojo de la tormenta” internacional un episodio de espionaje al mejor estilo de la Guerra Fría, en el que aparecen como protagonistas: el ex-agente de la CIA Edward Snowden y Julian Assange, asilado de privilegio en nuestra embajada en Londres; además, EE.UU., Rusia, China (que se desmontó oportunamente de este affaire) y, como no podía ser de otra manera, nuestro país.

Ética Profesional

Si nos ponemos a pensar, todo el mundo utiliza el llamado “currículum vitae” para presentar –con más o menos detalle- lo que hacemos y lo que hemos hecho durante nuestra vida, profesional, a veces elaborado de manera cronológica. En resumidas cuentas, el documento en mención representa un detalle más o menos objetivo de nuestras acciones y actividades, no, de ninguna manera, puede encontrarse en él las referencias específicas a cuán auténtica es nuestra vocación profesional o si le tenemos amor al trabajo que realizamos.

Trabajar, es lo que todos y todas hacemos… ¿verdad?, y mientras más eficientemente nos perciban pareciera que la calidad de nuestra labor se certifica… Se suele decir hoy que “productividad” es el vocablo más valioso en el mundo moderno –eficiencia más efectividad-. La pregunta siguiente sería… ¿acaso para ser productivo no se requiere algo de lo que llamamos “carácter ético”.

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  1. Saludos. La violencia es innata en el ser humano; forma parte de su esencia; constituye un atavismo intrínseco, una forma de vida inveterada; y, desarraigar todo aquello, lo considero una misión imposible. No obstante, la educación, la cultura, las buenas costumbres, mitigan sus efectos y consecuencias. Pero de que sirve, si nuestros canales libres e independientes, y varios de los incautados, se dedican ha transmitir series,películas telenovelas, y más reproducciones audiovisuales, cuyos argumentos y escenas son de muy escaso contenido moral, ético, ejemplar, que para el «raiting» son aburridas o de muy poca sintonía. Por ello el auge de las mal llamadas de acción, de guerra, de muertos vivientes, donde la violencia es el elemento principal. Asì mismo, las urbanas, donde lo vulgar, lo rústico,el delicuencial es lo preponderante. En el interior de las familias también se predica y se practica violencia, entre esponsos, hermanos, vecinos, peatones, transeúntes, y otros.
    Napoleón Sotomayor

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