La vida es acción y punto. ¿No necesita de conceptos? ¿Qué es un concepto? Lo entendemos como el saber captar el principio de las cosas, el saber moverse por pensamientos, ideas que han tenido experiencia y saben guiar el actuar. No hay mejor acción que aquella que tiene un concepto claro detrás, que a la vez se somete a la evaluación continua de la realidad y de los hechos. Un concepto sirve en tanto produzca su efecto. Teoría y acción van de la mano. Son parte de un proceso. Y en el caso que queremos hablar, felicidad, bienestar o satisfacción interactúan siempre.
Cuando pienso y veo a los jóvenes admiro su creatividad, entusiasmo, fuerza para hacer lo que les gusta, les agrada. Pero hace pensar que en la vida no siempre podemos movernos desde lo que quiere el ego, el yo desenfrenado e insatisfecho por naturaleza, y me pregunto cómo preparamos, los padres de familia, los educadores a los jóvenes para saber enfrentarlos con la vida y sepan admirar su belleza y asumir sus desafíos y retos, adversidades y fracasos. Si hago una encuesta en un colegio equis de mi país, de clase media y católico, la cantidad de chicos que van al sicólogo que se sienten deprimidos o angustiados por los problemas, es alta. El primer dato que saco es que las clases de religión, no les dice mucho ni les ayuda a enfrentar estos desafíos de la vida. El segundo dato que saco, es que necesitamos un diálogo serio y bien aplicado al trabajo con jóvenes y familia entre la ética, la sicología, la sociología, la teología y las neurociencias para comprender nuestro ser y salir adelante.
De esto se tratan las siguientes reflexiones que hoy comenzamos. En donde el concepto felicidad y felicidad sostenible ( A. Zuazua), es posible para una vida sana y armónica entre el individuo, la sociedad, la naturaleza y el todo, el más allá, para vivir con sentido y no andar angustiado en el más acá ¿qué será de mí? Es la pregunta de quien no se entiende así mismo, ni la historia de la humanidad ni el mensaje profundo humano y liberador de Jesús de Nazaret, quien nos dijo claramente “Bienaventurados (felices) ustedes que buscan la paz, la justicia y están con los pobres y sufrientes”. (Mt 5). Este mensaje no es nada alienante ni pusilánime, es alentador y te pone metas altas, que luego la vida real y tu reflexión sobre la misma te hará ubicar en el justo medio, ya que este concepto de “bienaventuranza” bíblica es semejante, en parte, a lo que el gran sabio griego ARISTÓTELES llamada “eudamonia”, felicidad, una mezcla de placer, saber gozar de la vida, sentirse bien con uno mismo, tener amigos, ser sociable, con virtud, arete, tener valor, fuerza y coraje para logar lo que te hace bien y ubicar las cosas en su justo medio. Autores modernos a este mismo concepto eudamonía, felcidad, prefieren llamarlo “flourishing”, florecer, alcanzar la plenitud personal (C. Nussbaum).
Hoy en día en el mundo académico se prefiere hablar de bienestar y de satisfacción personal en vez de felicidad. Estamos en un fenómeno subjetivo que incluye una sana dimensión hedonista, saber disfrutar de experiencias emocionales agradables o placenteras de alegría, satisfacción, contento o bienestar, combinadas con una dimensión existencial o eudomonista que se refiere al crecimiento, el significado y dirección de la vida, que incluye un sentimiento de que la vida de uno es buena, tiene un significado y vale la pena. A eso se suma que hoy se habla desde el campo económico, social y político del concepto calidad de vida. Se trata de un bienestar objetivo relacionado con el nivel de vida dentro de un Estado de Bienestar. (Alberto Zuazua, Felicidad Sostenible, Paidós, Barcelona, 2012, p. 149ss.)
Hemos hecho un planteamiento, esperamos seguir comunicando estas reflexiones. Lo importante es comenzar a pensar. Tú, querido amigo, con qué te quedas: felicidad, bienestar, satisfacción, calidad de vida. ¿Por qué? Piensa un poco en aquello que te ayudaría a comprender tu caminar humano y las metas u objetivos de tu vida. Teniendo en cuenta todos los factores de la vida, ¿dirías que eres muy feliz, bastante feliz, no my feliz o infeliz?
Buenos dias.-
Como bien lo menciona Don fabricio, «…una vida sana y armónica entre el individuo, la sociedad, la naturaleza y el todo, el más allá, para vivir con sentido y no andar angustiado en el más acá ¿qué será de mí?», pero la sociedad, la naturaleza y el todo en forma colectiva, son referentes directos de lo que cada persona vive, es decir si el comportamiento de las personas es acorde e inclusive brindando un bienestar de personal a los demas e incrementando en una forma dinamica y completa el trabajo y la institucion a la que representa, es esa misma sociedad la que tiene el derecho a juzgarle por lo que usted es o que va a ser de usted, pero no «el individuo», por que en muchos casos, como suele suceder existen individuos que no son de su agrado, si hablamos de «individuo» como persona que tiene el derecho a juzgar y que en muchas ocasiones es uno o el principal factor de las visitas al psicologo, le digo como experiencia, mi trabajo de dos anios en una unidad militar, donde tanto mis superiores como mis subordinados juzgaran mi actuacion es totalmente diferente a la de un individuo que por no hacerme a su lado o mantener su ideologia desconoce mi actuacion totalmente, cual es el resultado?, el pensar en sus palabras «que sera de mi?», cuando a veces dependemos de ese individuo para que la vida sea completa de binestar, felicidad y satisfaccion por el deber cumlido.
PD: escribo desde un teclado americano, excuseme las faltas de ortografia involuntarias.
La vida no es necesaria tener concepto nuestra vida hay que aprovecharla