En la última década, la importancia de la responsabilidad social de las empresas y
empresarios nos llegó con fuerza desde el exterior y se impuso en el sector
privado ecuatoriano, en poco tiempo surgieron expertos en la materia dedicados a
vender sus servicios a las empresas y en centros de estudios se dedicaron a
enseñar el tema. La ISO estableció la norma 2600. En este lapso se han publicado
numerosos libros y centenares de artículos en revistas. En el 2009 la revista
empresarial EKOS con sede en Quito, publicó la Memoria de Responsabilidad
Social Empresarial. El autor ha sido invitado a foros sobre el tema.Si en Google, el
buscador de Internet, se escribe Responsabilidad social corporativa, aparecen
nueve millones de resultados.
Daría la impresión de que ser responsable frente a la comunidad es algo nuevo en
el sector privado, un producto del pensamiento empresarial del siglo XXI, impuesto
desde el Primer Mundo, cuando en la realidad ya existía en Guayaquil desde el
siglo XIX, es decir hace más de un siglo, los empresarios conocían que su trabajo
y decisiones iban más allá de hacer prosperar sus negocios y acumular riqueza.
Su comportamiento ético abarcaba más que mantener cordiales relaciones con
sus trabajadores y pagar remuneraciones justas. Efectivamente, la Junta de
Beneficencia de Guayaquil (JBG), que conmemora 125 años de existencia, nació
en 1888 para atender a la gente desprotegida de la provincia del Guayas, siendo
la mayoría de sus fundadores, empresarios de gran éxito que tenían conciencia
social y estaban dispuestos a dar dinero y aportar su tiempo sin costo alguno en
beneficio de la sociedad. Ellos estaban deseosos de llenar un vacío creado por el
Gobierno Central, responsable de la desatención de la salud, educación y demás
necesidades básicas de todo ser humano. Esa filosofía de los miembros de la JBG
de entregar su tiempo a causas nobles se mantiene hasta la actualidad.
Francisco Campos Coello, Presidente del Consejo, tuvo el acierto de tener como
mayoría entre los miembros fundadores a los empresarios más importantes de
Guayaquil, incluyendo ciudadanos extranjeros residente en la ciudad, muchos de
ellos casados con guayaquileñas. Entre hacendados y exportadores se
encontraban Carlos Caamaño y Leonardo Stagg, miembros de la familia
Caamaño, dueños de la hacienda Tenguel; ésta y la Clementina de propiedad de
la familia Durán Ballen, fueron las haciendas de cacao más grandes del mundo;
Daniel López propietario de la hacienda Taura; Agustín Coronel, copropietario de
Ayalán, una de las grandes haciendas ganaderas de la costa con 25.000 cuadras
de extensión; Pedro Pablo Gómez, hacendado; Isaac Seminario, miembro de la
familia que lleva su nombre, dueños de 40 haciendas. Entre los empresarios
extranjeros: Eduardo Arosemena Merino (Panameño),gerente del Banco deEcuador, el más grande del país; Clímaco Gómez(Colombiano),gerente del Banco
de Crédito Hipotecario;Martín Reinberg(ruso), principal accionista del Banco
Comercial y Agrícola, y exportador de cacao;Nicolás Norero(italiano), principal
accionista de una fábrica de chocolate;Francisco Game (estadounidense),George
Chambers(inglés) y Rodrigo Arrarte(peruano),todos ellos comerciantes. Otro
empresario y filántropo guayaquileño fue Manuel Galecio. Entre los fundadores,
Agustín Coronel fue filántropo, donó 80.000 sucres. El más importante filántropo
fue José Domingo Santistevan, aportó 161.514 sucres usados parcialmente para
comprar la hacienda la Atarazana con 36 millones de metros cuadrados, tierras
donde fue desarrollado el norte de Guayaquil. Si se estima un valor módico de 24
dólares actuales el metro cuadrado, la donación se aproxima a 860 millones de
dólares. La familia Santistevan tenía haciendas desde fines de la colonia. Sin las
donaciones y el trabajo voluntario de los miembros de la JBG, jamás hubiera
llegado a ser lo que es hoy. Al terminar el siglo XIX nuevos y valiosos empresarios
se incorporaron a la JBG: Lautaro y Efrén Aspiazu, dos grandes productores y
exportadores de cacao; Martín Avilés cuya familia era importante productora de
cacao desde fines de la colonia y los comerciantes Rafael Guerrero y Lizardo
García(ex presidente de Ecuador),entre otros.
Para los citados empresarios no había diferencia alguna entre administrar
haciendas y negocios de exportación-importación, y administrar hospitales, asilos,
lotería y cementerio. Los principios de gerencia son los mismos en cualquier
actividad económica: planificación, organización, dirección, control y reclutamiento.
En un informe del Cabildo de Guayaquil de 1900 se reconoce la labor de esos
ciudadanos: “Para el sostenimiento de los servicios que se han encomendado a la
Junta sólo recibe del Municipio la cantidad de 54.000 sucres al año y gasta 80.000
sucres tan sólo en el Hospital Civil. El Gobierno contribuye apenas 6.000 de
subvención para el Hospital y 8.000 de impuestos adicionales de Aduana. El
completo de su presupuesto hasta los 146.000 anuales que gasta, lo llena con
45.000 producto del ramo de Loterías, y con el rendimiento de propiedades y
dinero donado a la Junta por personas filántropas. Sin este poderoso auxilio, no
habría podido prestarle esos servicios que son importantísimos y veríamos hoy
vagando la multitud de infelices mendigos, que vivían a expensas de la caridad
individual”.
“ El Hospital Militar, es lo único que queda en manos del Gobierno en materia de
Beneficencia, y dado los buenos resultados que ha dado la Junta, opino que
debería ponerse este establecimiento en sus manos también y entregarle
anualmente los 40.000 sucres que más o menos cuesta hoy su sostenimiento. En
las demás poblaciones no hay asistencia técnica alguna y los pobres y enfermos
indigentes vienen a buscarla aquí”. Desde aquel año se reconocía la eficiente
labor de la JBG e ineficiente gestión del sector público. De hecho al decidir
reiniciar la construcción del ferrocarril Eloy Alfaro reconocía la importancia de la
gestión de los empresarios: “Los principios de la ciencia nos enseñan que en lasgrandes empresas nacionales, generalmente los gobiernos no son buenos
administradores […] En esta virtud, yo no vacilaría en confiar el éxito del ferrocarril
a una comisión honorable, compuesta de hombres patriotas, probos y de fortuna,
que se encargase de allanar los capitales de que habemos menester para la
construcción de la obra redentora y de excogitar los mejores medios para llevarla
a cabo”.
Alfaro fue incondicional de la JBG, estuvo atento a ayudar en lo que podía, como
conseguir la independencia que buscaba el director de la JBG y sus miembros. En
uno de los viajes de Alfaro a Guayaquil le solicitaron ayuda y el no dudó en
dirigirse al Segundo Congreso extraordinario en 1908:
“La Junta de Beneficencia de Guayaquil, compuesta de muchas y honorables
personas, tiene carácter municipal; y, según me ha comunicado su presidente,
rehúsa intervenir en la administración de los establecimientos de caridad costeado
por el Fisco. La Junta de Guayaquil tiene tal importancia y ganadas tales
ejecutorias en el filantrópico servicio a los pobres que merece la consideración del
país y del Gobierno. Juzgo que esta benéfica Asociación necesita de completa
independencia para continuar su plausible tarea; y, por lo mismo, os pido que el
referido artículo tercero diga así: Habrá Juntas de Beneficencia en Quito, Cuenca
y Guayaquil; las que se compondrán del Gobernador, el Presidente del Consejo
Municipal de la ciudad, y de tres ciudadanos nombrados por dicho Consejo. El
Gobernador presidirá en estas Juntas que se organizarán conforme a esa Ley, y
acordarán sus Reglamentos y Estatutos, sometiéndolos a la aprobación del
Ministerio del Ramo. Estos cargos son obligatorios y gratuitos, excepto el de
Tesorero”.“La Junta de Beneficencia Municipal de Guayaquil subsistirá en la forma en
la que está organizada; y con absoluta independencia de esta ley” (negrilla del
autor).
El mensaje de Alfaro es contundente, estaba tan satisfecho con la gestión de la
JBG que por ley quería que se estableciera la total independencia de gobiernos
locales o centrales, como efectivamente ocurrió.
La JBG nace en la época de oro de Guayaquil (fines del siglo XIX hasta las
primeras décadas del XX), cuando Ecuador era el principal exportador de cacao,
llegando a tener hasta 30% del mercado mundial. Contrario a lo que se encuentra
en nuestros libros de historia, las divisas no fueron utilizadas exclusivamente para
financiar la forma de vida de los productores de cacao en París y otras ciudades
europeas. Los grandes empresarios crearon numerosas empresas para satisfacer
las necesidades de la ciudad. Entre ellas se encontraba la Empresa de Carros
Urbanos para atender el transporte urbano; trabajó en base a rutas recorriendo las
calles de Guayaquil. La Compañía Nacional de Teléfonos y la Empresa de Luz y
Fuerza para atender necesidades que actualmente pertenecen al Estado. Los
Bancos Territorial, Internacional y Comercial y Agrícola. La Fábrica Nacional deCalzado. La Compañía Nacional de Calzado. Compañía de Préstamos y
Construcciones. Los ingenios de azúcar Valdez y San Carlos. Entre los grandes
importadores se encontraban Levy Hermanos, Lorenzo Tous, F. Rhode y Co.
Alvarado y Bejarano, Guayaquil Agencies, Augusto Petersen, Ricker y Co., E
Maulme & Cia, pionero en la importación de automóviles, bajo la marca
Studebaker; Sociedad Ecuatoriana, Max Muller, Vignolo, etc. En aquellos años el
70% del capital de las empresas ecuatorianas se concentraba en Guayaquil.
Entre los miembros de la JBG han pasado ex presidentes de la república como
Carlos Arroyo del Río, Carlos Julio Arosemena Tola y Juan de Dios Martínez Mera;
ilustres abogados como José de Rubira Ramos, Raúl Clemente Huerta, Vicente
Santistevan Elizalde y José Burbano Chiriboga; médicos como Juan Tanca
Marengo, Rosendo Arosemena Elizalde y Alfonso Roldós Garcés. Además de
empresarios como Horacio Morla, Luis Vernaza Lazarte, Enrique Maulme Gómez y
Antonio Pino Icaza. Todos ellos fueron pilares de la comunidad guayaquileña.
Sobrevivir en un entorno tan hostil como el ecuatoriano es verdadera tarea de
titanes. Diversas han sido las causas que han afectado a la economía de la JBG:
en las primeras décadas de vida, los incendios y las revoluciones ocurrían
frecuentemente; posteriormente, leyes y decretos, además de actitudes
centralistas, ocasionaron problemas en la gestión de la obra social de la JBG. En
más de una ocasión esta noble institución ha estado muy próxima a sufrir colapsos
económicos como el sufrido en 1958, debido al incremento de los gastos, los
ingresos no eran suficientes para cubrirlos. Se formó una comisión que incluyó
Carlos Arroyo del Río, Juan X. Marcos Aguirre y Augusto Dillon Valdez para lograr
una solución. La conclusión a la que llegaron fue lúgubre, la JBG no podía
continuar por más tiempo prestando sus servicios con las rentas disponibles por lo
que se enfrentaba a una fatal disyuntiva: o se aumentaba el volumen de dichas
rentas o se procedía a una reducción de los servicios. En aquella ocasión diario El
Telégrafo y la revista Vistazo hicieron un llamado a la acción solidaria de los
guayaquileños y al Gobierno para encontrar una salida, como efectivamente
sucedió. La última crisis económica de la JBG que llegó a una posible paralización
de los servicios fue ocasionada por la crisis bancaria de 1999 y el congelamiento
de los saldos en las cuentas corrientes. Esta crisis ocurrió cuando se estaba
terminando de construir el hospital de niños que cambió de nombre de Alejandro
Mann a Roberto Gilbert. En este hospital tan importante para el país se habían
invertido más de 20 millones de dólares y faltaba hacer egresos.
Contra todas las adversidades la JBG ha continuado expandiendo sus servicios y
mejorando la calidad de ellos. Esto se debe a que la mística de trabajo ha ido
aumentando de niveles de exigencia y demandando mayor trabajo a los miembros
de la JBG que década a década se ha interesado en invitar a los profesionales
más capaces que sobresalen en sus especializaciones.
En el exterior se han escrito numerosos libros sobre los factores que influyen en la
longevidad de las organizaciones, ¿por qué hay empresas que tienen un siglo omás de vida? ¿Qué hace la gerencia para lograr la sobrevivencia centenaria?
Entre las obras se encuentran La Empresa Viviente, escrita por el holandés, Arie
de Geus, quien ofrece una receta para prolongarles la vida. Otra es Construidas
para durar de los estadounidenses, James Collins y Jerry Porras.
Cuando la petrolera Shell cumplió 100 años, su directorio seleccionó a uno de sus
más brillantes ejecutivos, Arie de Geus, para identificar cuáles eran las empresas
con más de un siglo de constituidas e identificar los aspectos que ellas tenían en
común. Interesaba al directorio qué tenían de especial las empresas longevas. De
Geus encontró que en Japón existían compañías que tenían operando más de
medio milenio. Concluyó que las corporaciones de su estudio, habían desarrollado
habilidades para adaptarse a todo tipo de entorno, tenían personalidad propia,
eran sensibles al entorno, tenían alto sentido de cohesión y eran tolerantes,
trabajaban armoniosamente, sabían quiénes eran, valoraban las nuevas ideas de
las personas, eran conservadoras financieramente, fomentaban la innovación y el
cambio, y preparaban intelectualmente a su personal.
La JBG tiene la mayoría de los rasgos comentados por de Geus, ha logrado
adaptarse a un entorno tan cambiante como ha sido y continua siendo Ecuador y
para sobrevivir ha tenido que desarrollar habilidades que se manifiestan en tener a
disposición de los hospitales, asilos, escuelas y demás, el conocimiento
acumulado de todos los miembros que suman centenares de años de experiencia,
sin tener que pagar un centavo por ese conocimiento y experiencia por ser ellos
voluntarios. La JBG ha sido conservadora con su patrimonio, ha estado consciente
de que hay que preservarlo optimizándolo, tiene un plan anual de inversiones que
es elaborado a conciencia y pasa por numerosos filtros antes de ser aprobado. El
Inspector de Proveeduría (miembro de la JBG) sigue procesos y procedimiento
muy rigurosos antes de proceder a aprobar las compras. Con numerosas
dependencias de la JBG, es necesario trabajar con armonía y se logra
actualizando periódicamente la estructura orgánica. Por ejemplo hasta hace una
década no existían las juntas consultivas en los hospitales. Forman parte de ellas
el inspector y subinspectores (miembros de la JBG) y quienes desempeñan los
cargos más importantes como director y subdirectores técnicos, administrador, jefa
de enfermería y otros, todos con cargos remunerados. Tampoco existía el
inspector de Coordinación Hospitalaria.
Respecto a innovación y cambios, la JBG ha tenido una transformación total
desde que en el 2000 comenzó a hacerlos y no ha parado, son doce años
consecutivos de revisar íntegramente por dentro a la JBG para estar preparada
para los próximos cien años. Bajo la dirección de Lautaro Aspiazu Wright,
ingresaron nuevos miembros que junto a parte de los existentes, comenzamos a
introducir dramáticos cambios. Simultáneamente iniciamos la revisión de las áreas
que eran muy vulnerables. Siendo el código de cuentas contables, la columna
vertebral de las instituciones y empresas, se creó uno nuevo, con suficientes
cuentas y número de dígitos para poder agregar otras en el futuro. Este paso se
consideraba vital para generar un verdadero sistema de información gerencial,
tener un avanzado sistema de costos y presupuesto, además de indicadoresfinancieros, operativos y calidad. Lo que se logró construir no hay en otros
hospitales. Años atrás, un nuevo miembro de la JBG, prestigioso empresario, me
comentó que nunca antes había visto la cantidad y calidad de información como la
existente en la JBG, sus empresas no la tenían.
En estos cambios la capacitación del personal administrativo y médico ha sido
fundamental. Numerosas personas han viajado al exterior para conocer el
funcionamiento de otros hospitales y hay médicos que han sido enviados a tomar
cursos. Se han fortalecido los departamentos de docencia. En una de las
dependencias educativas de la JBG se comenzó un programa para enseñar
enfermería, curso que toma tres años para graduarse; las alumnas hacen
prácticas en los hospitales de la JBG y recientemente la Universidad Católica dará
el aval a las graduadas que saldrán como auxiliares de enfermería. Esta decisión
se tomó por la escasez de enfermeras en el país, entre varias causas, porque han
salido de Ecuador para trabajar en otros países. Se espera graduar a 60 auxiliares
anualmente.
La JBG fue la primera institución y empresa ecuatoriana en tener un portal de
compras en Internet. Dar el salto del proceso manual al automatizado era
indispensable tomando en consideración el enorme volumen de compras de
medicina, implementos médicos y demás insumos requeridos. Anteriormente las
necesidades eran colocadas a lo ancho de una pared frente al departamento de
Proveeduría y diariamente se amontonaban los representantes de las empresas
para anotar las cantidades a ofertar; los pasos y papeleo hasta aprobar el pedido
eran ineficientes. Con la introducción de las compras en forma electrónica, se
acabaron las colas de personas y el excesivo papeleo. Hay total transparencia,
todos los oferentes conocen los precios de las ofertas.
La JBG viene haciendo una gran inversión en sistemas de cómputos con la
finalidad de computarizar todos los procesos en de la institución. No se ha limitado
al área financiera, incluye todos los servicios administrativos y clínicos. De llevarse
en 1999 lo esencial en computadora, actualmente hay centenares de PC
distribuidas en todas las dependencias de la JBG y en las oficinas centrales. Cada
uno de los servicios clínicos en los hospitales se encuentra computarizado. Por
ejemplo, el proceso que incluye el manejo de las camas de pacientes
hospitalizados, todo el proceso de los exámenes del Laboratorio Clínico, el
consumo de insumos de cada servicio, el proceso del control de las infecciones
nosocomiales, el proceso de los pacientes de consulta externa (tiempo de
consulta, tiempo entre una consulta y otra, etc.), el proceso del uso de los
quirófanos. Se conoce diariamente el número de las operaciones quirúrgicas
suspendidas y las causas. El proceso de los ingresos y dadas de alta de los
pacientes que necesitan operarse. La Emergencia, que en el Hospital Luis
Vernaza, es en sí un hospital por la cantidad de personas que ingresan en busca
de ayuda, tiene computarizado cada proceso de los servicios. En Servicio Social
cuya atención está dirigida a los más pobres, la información se manejaba con
pluma y papel; actualmente todo el proceso se encuentra computarizado.
En el área de control de la calidad, todos los hospitales la JBG han sido
certificados con la norma ISO, siendo el Hospital Luis Vernaza, uno de los
primeros hospitales del Ecuador en recibir tal certificación. También se ha
implementado el sistema Lea Sigma que identifica ocho clases de desperdicios y
se trabaja con mapas de flujo de valor. Este último sistema ha permitido reducir
costos y gastos, y mejorar la eficiencia de los procesos. La filosofía de mejora
continua está presente en cada una de las dependencias.
En los departamentos de mantenimiento también ingresó la modernización
incorporando a personal especializado y automatizando los procesos. En el área
de planificación de proyectos hay permanentemente profesionales siguiendo los
procedimientos correctos para planificar, organizar y controlar las ampliaciones.
Actualmente se construyen la nueva maternidad y el nuevo cementerio; hay el
proyecto de un nuevo hospital.
Se han creado nuevas inspectorías para estar de acuerdo con la época, una de
ellas es la de Relaciones Internacionales. Desde el 2000 se han conseguido
aportes económicos importantes en equipos e insumos para cubrir parcialmente
las enormes necesidades de la JBG. Se creó el sitio web que se mantiene
diariamente para no solamente ofrecer información, sirve también para hacer
consultas. Los asilos y colegios, así como la Lotería y el Cementerio, también han
tenido transformaciones.
Oscar Orrantia Vernaza reemplazó a Lautaro Aspiazu Wright y continuó con los
cambios iniciados por el segundo. Actualmente Werner Moeller Freire, se
encuentra al frente de la JBG y prosigue con las transformaciones que ya tienen
más de 12 años; los logros alcanzados son extraordinarios. En los últimos dos
años, los hospitales han creado departamentos de control ambiental y se
encuentran en marcha campañas de valores y numerosos proyectos de
sostenibilidad para manejar los recursos con responsabilidad ambiental y
desarrollar mentalidad conservacionista. La JBG reconoce que la sostenibilidad
ambiental produce numerosos beneficios: reducir costos, tener actividades más
limpias, higiénicas y armoniosas; comprometer al personal a trabajar mejor,
obtener resultados más favorables en la atención al paciente, preparar a la
institución a enfrentar con éxito el futuro, aumentar el prestigio y ser competitivos.
Manejar los recursos eficientemente significa hacer cambios en compras,
administrar correctamente los materiales e insumos, establecer procedimientos
adecuados en el trabajo, capacitar a todo el personal de cómo optimizar recursos,
controlar los desperdicios en todas sus formas y atender al paciente de la mejora
manera.
Al iniciarse el 2013 y cumplir 125 años de existencia, la JBG se encuentra lista
para enfrentar los desafíos que se le presenten el futuro. Entre sus miembros hay
un lujo de profesionales en diferentes ramas que incluyen abogacía, medicina,
ingeniería civil, mercadeo y publicidad, ingeniería comercial, etc. Todos ellos
siguen dedicados a supervisar las diferentes dependencias trabajando entre 2 y 8
horas diarias. Lo pueden hacer porque en la selección de los miembros de la JBGse busca a profesionales preferiblemente con más de 50 años de edad,
respetados por sus colegas o competidores, con gran experiencia y con posición
económica que les permita trabajar diaria y voluntariamente en los cargos de
inspectoría y sub-inspectoría, no menos de dos horas.
La Junta de Beneficencia es única en nuestra región e ícono del voluntariado
guayaquileño que históricamente se ha caracterizado por tener conciencia social,
razón por la cual, la mayoría de las instituciones de voluntariado de Ecuador se
encuentran radicadas en nuestra ciudad. La JBG mantiene un presupuesto para
ayudar a otras instituciones de voluntariado.
En este breve análisis habría que concluir que mucho antes de que se comience a
hablar de la responsabilidad social de las empresas y empresarios en Ecuador, ya
existían empresarios en Guayaquil que trataban de encontrar un estado de
equilibrio entre la necesidad de alcanzar objetivos económicos y el rol que debían
tener en el desarrollo social de la comunidad.
*Miembro de la Junta de Beneficencia de Guayaquil entre 1999 y 2010
Lo lei todito. No me salté ni una coma.
Lo leí para enterarme mas, y asi refrescar mis conocimientos sobre la noble Junta de Beneficencia.
Lo leí con orgullo, pero con un gran pesar al mismo tiempo. Pesar porque en poco tiempo la dictadura correista, eliminará de un plumazo esa centenaria institución. Lo hará porque como buen autocrata; él detesta que pueda existir algo en lo que él se sienta excluído, o que no pueda desarrollar su jarabe de pico. Ademas de estar contituida por aquellos patricios que él en su mediocridad y obsesión, detesta.
Lo hará porque en las neo dictaduras constitucionales como la ecuatorana, el mandamás nunca permitirá que alguien se salga de la fila, o que pretenda ser autónomo.
La Junta de Beneficencia se esfumará arrasada por el vil centralismo.
Igual le agradezco que se haya molestado en reseñarnos, sobre una verdadera y exitosa institución guayaquileña. Mil gracias.