Fue sepultado sin hábito pero era el hermano más hermano de las Escuelas Cristianas del Ecuador. Lo acompañó en su sepultura ese traje azul marino con el que, sin querer haber llegado a ser rector o superior del Colegio y de su orden religiosa, impuso más respeto, dignidad, sobriedad y cariño que cualquier otro. Era la institución dentro de la institución.
Qué chocantes puede que resulten estas palabras a algunos pero creo que en honor a la verdad era el mejor. Y en honor al honor que merece esa insigne institución llamada San José, cuando algún joven pregunte cómo debe ser para convertirse en un buen hermano de las escuelas de La Salle, un buen amigo, un buen maestro, un buen educador, un buen cristiano, todos a una deben responder: como Adolfo Armijos!
Su nombre lo dice todo. Ser excepcional. De esos pocos que hay en el mundo que creen que para servir se tiene vida y para nada más. De esos, también pocos, que tienen un sentido totalitario de lealtad al lugar que se debe y a sus principios. De esos que aman con la vida lo que hacía y donde se pertenecía tanto que, como hizo Jesús, por ellos dio la vida misma. Porque les recuerdo que a Adolfo la muerte lo sorprende no en el asilo donde los new age lo querían mandar. Lo encuentra trabajando por su colegio-casa-causa. Lo sorprende ahí en su amado San José. En su habitación. En su comunidad. Entre los que se consagró. Se lo lleva… lo que es la vida… como él y Dios quiso porque nadie pudo contra eso: hasta el último minuto al servicio del Hno. Miguel y San Juan Bautista que tanto imitaba…
Estaba en su mejor momento: lúcido, comprensivo, conciliador, cariñoso… Quienes estábamos cerca de él sabíamos que ya se había graduado con todas las especializaciones y doctorados posibles como hijo de Dios!. Porque no sólo que ya no veía defectos sino virtudes en los demás sino que había llegado al punto del no retorno de esos seres más de allá que de acá que perdonan por perdonar, como si fuera algo demasiado natural. Para quienes lo intentaron dañar… tranquilos! Pueden vivir con la certeza de que con ustedes se fue en paz. Los perdonó y los perdonó de corazón. Es más gracias a él no los fuimos a buscar para responderles como los hijos le responden a quienes agreden a su padre y estoy convencido ya no lo haremos porque eso sería faltarle a sus convicciones. Los perdonamos también.
Es que Adolfo fue un hombre de choques y rupturas. De transformación en la oscuridad. No iba con la corriente, iba contra la corriente y por eso es que muchos no lo entendían. No era un doble moral sino un roble de moral para quien los valores no cambiaron ni cambiarían nunca. Era el “imposible de negociar” cuando de principios se trataba. Puntualidad, presencia, silencio, respeto, disciplina, piedad, ahora que son escasos, lo hacían el extraño. Pero fue precisamente por eso que brilló. Fue por eso que sus alumnos lo respetaban. Fue por eso que los que se graduaron se fueron con el mejor de los recuerdos. Fue por eso que miles volvimos a él. Fue por eso que siempre en distintos ámbitos fue reconocido y aplaudido. Fue por eso que la noticia de su muerte impactó y trascendió. Y es por eso que, para la leyenda, cuando se escuche Adolfo Armijos a través del tiempo se escuchará el respeto mismo. Aprendan de él!
El inculcaba formación real! Formación para formar! Su vida fue una permanente enseñanza. Libros, discursos, videos, frases, palabras, mensajes, consejos, también castigos, todos sabios. Y hay algo que en sus postrimerías este maravilloso hombre cambió y debería quedar como uno de sus principales aportes para los anales de la vida de los lasallanos. Nos enseñó con sus actos, a sus más cercanos, que eso de que “los amigos están en las buenas y las malas” es mentira. Los amigos, versión Adolfo Armijos, “están en las malas”. Y en realidad así fue! No me acuerdo haberlo visto en alguna de mis fiestas… en algunos de mis éxitos… Nunca recibí su llamada en los momentos en que disfrutaba ni en los que me daban aplausos. El aparecía cuando estaba mal. Cuando necesitaba aliento. Cuando requería fuerzas. Cuando murieron mi papá y mis abuelos… ahí en sus sepelios, sumido en el dolor, alzaba la mirada y lo veía parado a la distancia… Estuvo a mi lado en las malas y me buscaba cuando alguien estaba mal para ir a ayudarlo! Porque detrás de esas gafas, que para muchos eran el símbolo de la fortaleza, habían ojos que lloraban, y mucho, cuando uno de sus seres queridos sufría!
Y claro que hay una explicación lógica de por qué este caballero de La Salle era así de fenomenal: es que estaba curtido! Curtido en Dios, curtido en la Virgen y en su Llama de Amor, curtido en la fe y en la esperanza que nunca, pese a la frialdad de la desestimación por su edad, perdió. Curtido en el Rosario, que con tanta devoción rezaba; curtido en las 40 horas y Corpus Cristi, que con harto sacrificio organizaba; curtido en la Serenata Mariana, que desde la planificación disfrutaba; curtido en la misa de cada domingo, donde se confesaba y comulgaba; curtido en el Ropero Lasallano, maravillosa obra de generosidad que comandaba; curtido en las novenas que animaba y convocaba. Era, en consecuencia, un fruto de los buenos. “La lámpara encendida y con bastante aceite” que nos manda a hacer la Biblia.
Ensimismado en la piedad cristiana no podía ser de otra manera que como fue pues si pasaba ocupado en las cosas de Dios! Lo demás… es más. Que la semana cultural, que la semana de integración, que la jura y ceremonia de la bandera, que la banda de guerra, que las olimpiadas de estudiantes, que los deportes, que la cancha de fútbol, que las obras de teatro, que el día del ex alumno, que las olimpiadas de los ex alumnos, que los retiros, que la pastoral juvenil… Eran el andamiaje de su vida con la que le daba vida a La Salle de aquí.
Para quienes quedan, es LA herencia!… Recíbanla con el amor y con la sapiencia con las que las dejó y no la despilfarren sino que busquen multiplicarla sencillamente siendo como él: la vocación misma del servicio. Por favor… que no tengamos que ver que sus zapatos les quedan muy grandes porque grandes, en buena onda, sabemos quedarán porque como Adolfo no hay ni habrá.
Desde esta página y, sin temor a equivocarme, a nombre de los más de diez mil hombres de buena fe que él formó, y de las miles más a cuyos corazones con sus obras tocó, celebro la existencia de Adolfo Armijos Jarrín. Tengo tanto y más que decir de él… pero su nombre lo dice todo.
Excelente mi amigo y estimado Luis Antonio… todo lo que has dicho es más que suficiente dentro de esa universalidad de pensamiento de nuestro gran recordado Hermano Adolfo Armijos «DOSITEO»… mis felicitaciones por tu gran y espléndido comentario… te recuerdo a tí por aquellos momentos que tanto defendimos los ideales de ÉL y que quisieron derrumbarlo, antes de su muerte dimos nuestro gran grano de arena, acciones ejemplarizadoras en defensa de nuestro gran e ilustre MAESTRO… gracias una vez más por recordar lo que todos ya sabemos de ese gran ser humano… muchos saludos
LUIS ANTONIO MIS MAS SINCERAS Y PROFUNDAS FELICITACIONES, LAS EXPRESIONES VERTIDAS RECOGEN Y SINTETIZAN LAS CUALIDADES Y LOS EJEMPLO DE VIRTUD, HUMILDAD, BONDAD, MISTICA, DEL HERMANO ALDOLDO NOE ARMIJOS JARRIN UN SANTO DESPUES DE MIGUEL FEBRES CORDERO MUNOZ, EL Y DESPUES DE EL NADIE.
Si ustedes perdieron a un gran hombre, los del canton Saraguro-Loja hemos perdido a un gran HIJO.
El Hermano Dositeo!…Quien podria olvidar su figura iconica, una institucion per se, una leyenda viva; como bien lo anota el autor de esta columna homenaje de amor, respeto y admiracion.
Lo recuerdo desde siempre, como la foto que encabeza esta columna; Inspector del Ciclo Diversificado en tiempos del Hermano Inocencio en la primaria.
Era a principios de los sesenta, cuando yo empezaba en Ciclo Basico (en tiempos del Hermano Eduardo); su sola presencia provocaba orden, respeto y silencio!.
Aquellas gafas obscuras eran todo un mito!, la presencia misma de su personalidad enigmatica; el solo imaginarse observado por el detras de ellas, era un llamado al orden que estremecia a cualquiera.
No tuve la oportunidad de conocerlo de cerca, pero el respeto que inspiraba trascendia mas alla de su persona y de su roll; es lo que recuerdo muy bien.
Luego de tercer año deje el Colegio.
Que el Señor lo tenga en la gloria.
Bolivar…recibe un saludo fraterno de tu ex compañero Ramiro C. Ordóñez Morla del Tercer Curso «A» en el año 1973… te envío mi e-mail: novacort@yahoo.com… estoy en el facebook y te informo que juntamente con el autor de éste artículo conformamos la Directiva de la Asociación de Ex alumnos Lasallanos (Guayaquil)…Te invito a que nos acompañes alguna vez.
Con nuestros compañeros de Promoción dimos vida a una Fundación que hace obra social y se llama «Fundación Lasallista Hno. Adolfo Armijos Jarrín»; si estás en Ecuador te invito cordialmente a que te nos unas. Mis celulares son: 0988742540 – 0998605916 y están habilitrados para whatsapp…. Un abrazo brother…
Lamentablemente en el San José La Salle de Guayaquil han perdido a tan valioso religioso. Soy lasallano de La Salle de Quito (1966-1972) y tomé cursos en la ULSA (Universidad La Salle) de México D.F. (1978-1981), mi padre fue también alumno lasallano y los Hermanos Cristianos siempre han sido un ejemplo de educadores valiosos.
Te felicito y te agradezco pr escribir esos bellos y reales pensamientos del Hno.Adolfo, que todos los lasallanos quisieramos decir,pero no sabemos como.
Un abrazo
¡Excelente artículo!
Felicitaciones Luis Antonio, muy buen artículo; que me perdone el Hno. Adolfo, pero todabía guardo un rencor reprimido hacia los culpables de todo lo que pasó.
Carlos
…caballero de La Salle
…un roble de moral
…Puntualidad, presencia, silencio, respeto, disciplina, piedad, ahora que son escasos, lo hacían el extraño
Solo había que conocerlo para saber que este, senor y Educador a quien muy bien esta descrito, es Adolfo Armijos
Paz en su tumba y gozo en el corazón de aquellos que nos formamos bajo su mirada
Lei toda la pagina es tan corta para el concepto que tengo del Hno Dositeo como lo llamabamos pero fue un hombre, maestro,y ejemplo de ser humano a seguir.
Esas son las palabras precisas Luis Antonio Hermano Lasallano con fe y amor de Dios estamos unidos en oracion como nos enseño Adolfoo!!!Que ejemplo y ardua tarea que encamino y estaremos alli!
Hermoso comentario, dicho de un ex alumno es más que suficiente para un maestro no hay nada más valioso que la gratitud y el reconocimiento de sus estudiantes. Tuve la dicha de conocerlo de cerca por 15 años de trabajo como maestra en el San José, mis hijos se educan allí y gracias a Dios pudieron entender que signica el nombre del Hno Adolfo. Qué nuestro Señor lo tenga en su gloria.
no hay mas que decir…el nombre Adolfo Armijos quedara en cada uno de nosotros. No hay ni habra nadie como el.
Creo firmemente en todo lo que acabas de transmitirnos… creo que Dios movió la pluma y puso las palabras perfectas para describir a éste buen hombre y maestro ejemplar; amigo de todos y consejero de horas idas… nos queda el sin sabor de su partida cuando aún había otro poquito por hacer con él como mentor e incondicional de la causas justas; por otro lado nos queda la satisfacción de haber conocido al hombre icono internacional de La Salle de los últimos 100 años y que debe ser reconocida su obra como Monumental…!!! Sentimos que allá del otro lado seguirá tocando la cítara de oro al colegio sin par San José…
Excelente artículo, solo m queda decir gracias Dios por poner en nuestro camino al HNO. DOSITEO
Soy alumno de la promoción 36, obviamente te ubico por tus actividades en la tv, y porque te he visto en el colegio algunas veces. No veía la forma de llegar a tí y felicitarte por tú reportaje luego de la muerte del Hno.Adolfo, hasta que hoy leo lo que has escrito en este medio, que una vez más refuerza mi opinión con respecto a tú calidad como persona y más aún de tú calidad humana, al mostrar a todos la gratitud, el amor y el respeto hacia nuestro amado colegio y sobretodo al Hno. Adolfo. Realmente es una gran pérdida para el Colegio, para los exalumnos y para mí en lo personal, ojala me equivoque, pero dudo mucho que haya alguien que pueda seguir al menos en algo, el gran ejemplo de él.
Realmente, excelente trabajo Luis Antonio
Un fuerte abrazo,
Freddy Alvear
No tengo el gusto de conocerlo Compañero Lasallano, pero sus palabras dicen ¨Es cómo fué¨ Gracias por su aporte. Viva en nuestras memorias por siempre el Hno. Dositeo.
Que en paz descanse insigne caballero que rememora -segun tan bien concebido articulo- al QUIJOTE. EN PAZ DESCANSE Y DE DIOS GOCE por tantos escepcionales recOnocimientos de los que tuvieron la suerte de tratarlo. Consecuentemente, no quisiera dejar de felicitar -por haber contado con un MAESTRO TAL- a este LASALLANO que debe estar muy orgulloso de serlo porque reiteratiamente esta siendo merecedor DEL RECONOCIMIENTOS DE UN PUEBLO, de muy abajo, que en toda epoca fue ignorado y postergado el que hoy ya debe sentirse algo mas integrado, gracias a tal influencia y honor del que conto con este GRAN MAESTRO!
Excelente artículo, fuimos tantos sus alumnos, pero pocos fuimos su amigo, que lo visitábamos o lo llamábamos, que lo queríamos y respetábamos…
Muy generosos comentarios de Luis Antonio Ruiz para un hombre que entregó su vida por la formación de nuestra juventud.
Simplemente excelente Luis, que Dios te bendiga hermano.
Buen artículo, soy uno de los afortunados en conocerlo, lasallano de corazón..
Muy bueno tu artìculo sobre el hermano ADolfo Armijos, realmente me pareciò en cambio muy decepcionante que un lasallano convencido como el Dr. Nicolàs Parducci no haya escrito una sola lìnea sobre el Hno. Adolfo Armijos, son dos semanas que espero un artìculo referente al hermano, y nada absolutamente nada, en buena hora que tu le has rendido homenaje y a nombre de todos los lasallanos te decimos gracias por tu bello artìculo
Yo soy parte de los agradecidos de poder tener el orgullo de haber sido su alumno, y tuve el gran honor de poder conversar y pedir consejo en su momento, a este gran ser humano, que dios lo tenga en su gloria
Claro hay mucho mas que decir de su vida, pero lo que has dicho en este articulo resume de manera excelente su entrega incondicional a Dios y a la virgen María del cual era totalmente devoto, los que quedamos esperamos como tu indicabas multiplicar aun mas legado que dejó con sus sabios consejos a los alumnos y su vocación permanente de ayuda a los mas necesitados.
Fue otro pilar que sostiene y sostendrá al San José LA SALLE, en esos pasillos que recorrimos alumnos y profesores vivirá Adolfo Armijos.
Una forma muy buena de decir algo de lo bueno de este formador de juventudes. Sin duda alguna El colegio San Jose «La Salle» ya no es el mismo sin su presencia. Para quienes no lo conocieron solo puedo decirles que el representa al verdadero maestro. Con el recuerdo de que el representaba el Pundonor Lasallano. Honor y Gloria al Colegio San Jose La Salle
Excelente descripción acerca de quien fuera (y será) el más grande Lasallano de todos los tiempos…
Soy de la promociòn XXXII y resido en España desde hace 11 años, en uno de mis viajes por vacaciones me encontrè con el Hno. Adolfo en Escobedo y Juan Montalvo en donde estaba rezando con unas señoras del vecindario, tuve el placer de darle la mano y orgulloso de ser su alumno le dije que tenìa todo mi apoyo por lo que le estaban haciendo en el Colegio, sus palabras fueron Dios es justo y misericordioso, como todo Lasallano sè de la forma de ser y de proceder del Hno. Dositeo, a Dios rogando y con el mazo dando nos dijo un dìa, sin duda fue muy estricto pero a la vez muy humano, en muy buena parte soy un hombre de bien gracias al Glorioso sin par San Josè y a muchos hermanos que me formaron, pero destaca nuestro querido Hno. Dositeo, pensè que era inmortal, que siempre estarìa allì siguendo y formando a hombres de bien, Dios lo tiene en su Gloria, gracias hermano Dositeo por ser como fuìstes, te extrañaremos y recordaremos como un padre seràs el ejemplo a seguir de todos los maestros.
Quiero tu permiso para publicar tu artículo en la revista que estamos preparando del hermano Adolfo.
Te recuerdo mi numero de teléfono; 0989261368
Luis Antonio, felicito tu valentía al escribir un artículo que reseña muchísimas cosas hermosas de nuestro querido, amado, respetado y sincero amigo (de mil batallas), el Hermano Adolfo Armijos. Todos sabemos el amor, aprecio y orgullo que Adolfo sentía por La Salle (por la comunidad), por el San José y por Guayaquil (nació en Loja). Él, como ser humano y con ese verdadero amor a Cristo Jesús, perdonó a quienes le ofendieron y le humillaron. Créeme Luis Antonio, Adolfo se llevó un sinnúmero de anécdotas, de alegrías, de frases de amistad y amor… se llevó grandes recuerdos y triunfos, en lo deportivo. Su espíritu sigue en el San José y permanecerá por siempre. Junto con Jesús… Adolfo vive en nuestros corazones… y desde el cielo,ellos nos darán muchísima fortaleza para que LA SALLE sea grande, brille en lo más alto, por los siglos de los siglos. CHM
Recien lo lei y volvi a recordar aquellos maravillosos ejemplos …
Gracias luis antonio …
Bueno tu artículo José Luis , atinados tus comentarios, el Hno. Adolfo fue lo máximo en nivel que un Educador puede llegar alcanzar , cuando estábamos en las aulas tal vez no entendíamos todo lo que nos decía y nos enseñaba, inculcando cada día moral , respeto , que hoy en día son escasos en nuestro medio y a nosotros nos sobra, somos personas de bien, siempre lo recordaré como inmortal, como ejemplo de ecuatoriano bien parado …! Super estricto y jamás daba su brazo a torcer , como si fuera ayer recuerdo cuando me paraba en la puerta del aula de campanero y gritaba al verlo » ahi viene Dositeo, hay viene Dositeo..! y todos corriamos a nuestros asientos, no se movia nadie, algumas ocasiones no venia un Profesor y el venia a dar la clase , en lo personal me castigo varias veces, pero aprendí a comportarme, que Dios lo tenga en su Gloria , Amén.
Palabras eternas, de un lasallano de corazón. El haberlo conocido al hermano, su coherencia y sencillez en el actuar, así como su firmeza para imponer respeto y orden lo hacían singular, fue el pilar visible y andante de la institución. Pero también tenía un gran corazón para eximir de culpas a los que a veces merecíamos amonestaciones como estudiantes, sabía perdonar. Pero ya no está entre nosotros, sólo su mensaje y sus frases que siempre nos repetía, eso sí que resonará por siempre en el colegio. Todo esto me hace imaginar un poco cómo debió haber sido el compartir los apóstoles esos momentos inolvidables junto al Maestro Jesús.