Hacer un diario espiritual es una de las principales
recomendaciones que recibe cualquier aspirante que desee
enriquecer su vida espiritual. Y es un punto que vale la pena
considerar en esta época en la cual lo material prevalece, aunque
lastimosamente, lo sabemos por experiencia, no perdura. Se
termina.
Por todos los lados y de todas las maneras posibles trabajamos,
luchamos arduamente por fortalecer nuestros recursos materiales.
El dinero y el poder, los bienes terrenales y hasta el conocimiento
sirven para aquello. Más y más. Un día se acaba. Y ese día, cuando
todo se acaba, lo material no sirvió para nada. La seguridad de estar
vivos solo la da la vida misma. Y después, cuando la vida se termina,
solo queda el espíritu. Pero ahí es a donde menos aportamos.
¿Para qué sirve un diario espiritual? Pues para muchas cosas, sobre
todo para darnos cuenta de que somos más que esta pasajera
envoltura. En él, debemos anotarlo todo, funciona, según dicen
los que recomiendan esto, como una especie de confesionario
privado, a donde debe anotarse absolutamente todo lo que
sentimos, pensamos, hacemos y dejamos de hacer. Lo que es
bueno y lo que no. Es como irnos descomponiendo día a día en las
partes de un rompecabezas, que somos nosotros mismos. Sacar un
balance. Tener las cuentas claras. Parece que es muy productivo,
porque permite observarnos desde afuera; observamos lo que está
adentro, ya que lo hemos escrito, con los ojos, que están afuera.
A la observación le sigue el análisis y de ahí los resultados. Con los
resultados podremos darnos cuenta qué nos beneficia y qué no.
Lo que nos hace bien debe quedarse, lo que nos hace mal, deberá
salir. Nos guste o no nos guste. Así evitaremos estar dándonos
una y otra vez golpes contra la misma pared, y quedar aporreados
absurdamente, por días, semanas, meses y años.
Parece fácil, pero no lo es. Hay que comenzar con la decisión de
escribir el diario, luego darse el tiempo para hacerlo y… ¡hacerlo!
Yo doy el consejo, pero todavía estoy en el proceso. Tengo el diario
y el tiempo, aún no lo empiezo a escribir. Pero tengo la disposición
y eso también cuenta. Si te sirve el consejo, ponlo en práctica,
seguro dará buenos resultados y fantásticos aportes a tu progreso
en el paso por la vida. ¡Suerte!