Hoy voy a distraer mi atención, despertar
mi sensibilidad y recrear mi imaginación,
asomándome al encuentro de algo que
quizá no forme parte de la rutina diaria de
muchos de los que me estáis leyendo,
pero que quizá empiece a estarlo a partir
de ahora.
Y qué será ese algo que nos está
esperando, pues sencillamente una obra
de arte, la cual nos ayudará a acercarnos
sorprendidos a ese ente abstracto que es
la belleza, un ente que Schiller consiguió
atrapar en sus versos al decir que “su
encanto estriba en su misterio”. Pues sí,
vamos a desafiar las palabras del poeta
descifrando el misterio oculto en un lienzo
artístico y conseguir así terminar el día un
poco más bellas o bellos de lo que
estábamos al iniciarlo. ¡Nos vamos de
visita!
El punto de encuentro es un museo,
la National Gallery, ubicado en la ciudad de
Londres. Dos son los caminos a nuestro
alcance para llegar allí. Uno está algo
complicado, se llama vivencia y exige la
presencia física en el punto de destino;
cualquiera que pueda emprenderlo reciba
mis más sinceras felicitaciones pues
además de recibir una dosis de belleza
conseguirá sentir en toda su plenitud al
tener frente a sí, el objeto deseado. Los
demás optamos por el segundo camino,
llamado idea, nos conformamos con viajar
virtualmente.
Imaginaros que tenemos la
sensación de llevar varios días sin comer y
casualmente nos encontramos en el
comedor y más casualmente con un
suculento plato de comida que prevalece
sobre la mesa. ¿Qué hacer? Nos bastará
con mirar detenidamente la escena como
si fuera un cuadro de naturaleza muerta?
No tendría sentido que renunciáramos a
él, lo mismo ocurre al mirar una imagen
artística, no podemos mirarla sin más,
tenemos que apreciar su belleza, la del
trabajo del artista, descubrir su mensaje
escondido entre luces y sombras, colores,
líneas y figuras. Ya estamos dentro del
museo contemplando una obra de
Caravaggio “La cena en Emaús”.
Una escena: una posada; cuatro personajes:
Jesús, dos discípulos y el posadero, unas
viandas sobre una mesa. El pintor nos
muestra al resucitado anunciando su
buena nueva. Qué nos llama la atención de
este cuadro? El rostro de Jesús tiene la piel
lisa e imberbe, no se corresponde con la
edad que debe tener según narran los
evangelios, es así como el artista nos
desvela el mensaje evangélico donde se
dice que Jesús apareció “bajo otro
aspecto”.
El pan y el vino pintados sobre la
mesa aluden a la Eucaristía. La comida
cocida y la fruta demasiado madura, a la
muerte. Entre la fruta observamos una
granada, es el símbolo de un personaje de
la mitología griega, Perséfone, quien
pasaba una parte del año en los infiernos y
el resto en la tierra, evocando así la
Resurrección.
La imagen es como una
fotografía de un instante, el anuncio de su
vuelta, alzando la mano para bendecir el
pan mientras los discípulos muestran su
sobresalto, uno con los brazos extendidos
sugiriendo la posición de Cristo en la cruz y
con la mano izquierda proyectándose
fuera del cuadro, animándonos de ese
modo a los observadores a formar parte
del cuadro; el otro discípulo se apoya con
el brazo para levantarse de la silla, tiene un
pequeño descosido en la manga, a la altura
del codo, es una manera de descubrir el
blanco de la camisa y dar más luz al
cuadro. Estoy segura que encontraréis más
respuestas, que a mí se me escapan,
ocultas en esta obra maestra del pintor
italiano del siglo XVII que os ayudará a
entender mejor al personaje y a
contagiaros de la belleza de su contenido.
Yo tengo que terminar, pero el museo es
muy grande y la belleza no alcanza solo a
la obra comentada. Ya me contaréis.
puedo decir con la boca bien abierta que me siento un poco más bella que antes.
Si, muy interesante.
Tengo dos experiencias muy conflictivas:
la primera: mi marido, muy católico por cierto, pasba hasta la madrugada colgado en internet. Decía que era por esto… por aquello… Le sugerí, temiendo que estuviese en coqueteos por internet, que entrase en un foro de Catholic net, para conversar sobre la fé católica que tanto le apasionaba (¿seguirá así?). Surguió una senñora de México. Y mi marido casi se amanecía frente al computador. Durante el dia era el tema de conversación… Acabó «repudiándome».
La segunda: deseo tener um compañero que me sea – absolutamente – fiel tanto como yo soy. Me divorcié y hace unos dos años tengo una relacion estable, mogangámica (de mi parte), etc. Sucede que por artimañas de internet, pude llegar a un espacio de personas que buscan parejas y, (¿sorpresa?) alli estaba el señor, risueño, buscando una chica para ir al teatro (comigo me dice que no le gusta estes alardes de intelecturalidad). Ayer mismo, entré en este espacio y vi que, después de dejarme en la oficina, estuvo allí mismo. Creo que si me pregunto: ¡qué desea, qué busca, en qué esto le satisface? ¡Estoy pecando de ingenua!
Cuando las personas no sesan de buscar lo que dicta su imaginacion, pronto convierten lo irreal en real…para bien o para mal…