«A mí no me gusta sugerir algo, dar una recomendación a mi audiencia. Eso es lo que hoy en
día el cine de Hollywood hace, guiar al público hacia donde ellos quieren. Lo que yo pretendo es
que el público mire la pantalla sin que yo le indique nada»Abbas Kiarostami.
Difícilmente puede decirse que el cine de Hollywood vive, ahora, una etapa
floreciente. La película seria, de opinión, de criterio ya no es más el objetivo de
los actuales largometrajes. Hoy, tratando de pasar por realistas y hasta verdaderos,
como si el filme algún día dejará de ser ficción, directores, productores y actores
están dispuestos a la manipulación descarada del morbo en lo sexual, lo delictivo,
lo sentimentaloide. ¿Para qué? Mediocridad e ingresos… La actriz debe mostrar
lo más desnudo del pellejo en la mayor intimidad que pueda, y el estelar masculino
evidenciar, con palabras de grueso calibre, el verdadero género de su sexualidad. ¿Están
destruyendo el arte cinematográfico a patadas, promiscuidad, balazos y enfrentamientos
en peleas voladoras…?
La creatividad, en tanto destino de realización, al parecer, está llegando a su fin. El
matonismo callejero, como contexto de la adicción a la droga, se ha tomado la pantalla
grande… Sólo inmediatismos. E incluso, con tratamiento de tanta torpeza, han logrado
quitarle el verdadero contenido filosófico a los ejercicios marciales orientales… Y
convertirlos en basura policiaca.
¿Hay sentido común siquiera en que Argo haya ganado el Oscar como la mejor
película? No! Aquí primó el marketing politiquero. Había que confundir la situación
actual de Irán con los días que siguieron a la caída del llamado Shah de Persia,
Mohammad Reza Pahlevi, creado y proyectado según los designios del poder de USA.
El rescate de unos funcionarios de la Embajada norteamericana en la capital de Irán, de
manos de sus carceleros, es transformado en un evento que busca demostrar junto con
la super inteligencia de la CIA la super torpeza de la organización policial iraní. Pero,
además, dejar muy claro que así, tal cual sucede en la película, debe y tiene que ser. No
hay otra manera… Los buenos enlistados en las filas de la CIA tienen el destino de
vencer siempre a los malos que, en general, son todos quienes no aceptan este mandato
imperial. Más aun, el riesgo aumenta si, tal cual sucede, estos malos son islámicos.
Estamos, así, en presencia del típico cine de propaganda. Cansado. Reduccionista.
Elemental. Preocupado de afectar, ideológicamente, al espectador. Con argumento
calco y copia de otros filmes ya desgastados. El remate de todo resalta cuando la
esposa del presidente Obama es convidada a entregar a Ben Affleck el Oscar por la
“mejor película”. ¿Mejor evidencia de promoción política a favor de la Casa Blanca
contra Irán? Corrijo mi error…¿Mejor evidencia de promoción política a favor de la
CIA ante el Irán de ahora y lo que pueda venirse a futuro?
Para el cineasta sueco Ingmarn Bergman, los buenos directores deberían estar más
preocupados de llevar adelante sus sueños artísticos creativos, antes que estar
pendientes de los políticos, pues, entonces, ya no estarían dedicados a realizar películas.
Según el director Kariostani igual que para Cellini, ”, hay que “tratar que la realidad
mostrada asuma el mayor peso del sentido, anulando al máximo posible la presencia
del autor como articulador del discurso”. Holywood, sin embargo, pretende llevar al
espectador, como en guianza turística, de la mano…Y no sólo llevarlo… Empujarlo!
Y esto es propaganda! Torpe…Muy torpe… Si Ben Affleck debía recibir algún
premio tenía que llegar de las agencias publicitarias que trabajan, directamente, con
la CIA. Pero jamás un Oscar! ¿O acaso no estaban en este certamen creaciones
cinematográficas de primera, como “La historia de Pi” dirigida por Ang Lee y
Amor, dirigida por Michael Haneke?
Si bien es cierto que el cine ( como casi todo) ha perdido cierto capital en cuanto a seriedad se refiere,no es menos cierto que todabia se siguen haciendo muy buenas peliculas. Recuerdo cuando la»realidad» siempre quedaba establecida con la advertencia de lo que se veia o leia era ficcion , hoy se busca demostrar por sobre toda las cosas, que la ficcion es «la realidad» y por eso es que casi todo esta «basado» en hechos reales,los limites ,ciertamente,son cada vez mas tenues. La vulgaridad ,como el agua,se filtra por todos lados,hoy ya todos comemos con cuchara.