Y seguimos con nuestra investigación
histórica sobre el tema árabe y judío.
Necesitamos recoger toda la información
posible para incorporar a nuestro saber un
criterio válido y razonado que nos
convenza de qué opción o postura adoptar
en caso de un supuesto conflicto.
Comenzaremos analizando lo que ocurrió
en la Rusia de los zares a finales del siglo
XIX, cuando se pensaba que los judíos eran
los causantes de todas las desgracias del
pueblo ruso y qué ocurrió, pues que en tan
solo una generación, decenas de millares
de judíos fueron masacrados, otros
huyeron a América y unos pocos, un
puñado de jóvenes románticos, inventaron
el sionismo. Un personaje interesante de
este movimiento fue Theodor Herzl,
periodista nacido en Budapest, quien un
día escribió: “ Es preciso que los judíos
tengamos un Estado nuestro”. La tierra de
Palestina pertenecía a los nobles, al sultán
o a las grandes familias de Damasco y
Beirut.
En ella residían los campesinos
árabes, que no poseían nada, vivían de la
tierra y sus pueblos eran sus hogares. Pero
todo esto cambiaría. Los sionistas tenían
un banco y una organización mundial cuyo
objetivo era comprar el máximo número
posible de tierras en Palestina. Los
compradores compran al contado ya sean
tierras fértiles o yermas y con una
condición, que sólo pueden ser trabajadas
por judíos y las tierras deben ser
entregadas sin habitantes. Algunos se
niegan a vender en estas condiciones pero
otros no se hacen de rogar. Y así surgieron
en Palestina los primeros colonos judíos,
ansiosos de trabajar la tierra,
considerándose los primeros nacionalistas
a los que se denominaron como los
amantes de Sión. He tenido la oportunidad
de ver alguna fotografía que retrata con
claridad la situación, donde se ven
campesinos árabes que ven llegar a los
primeros inmigrantes judíos, sin
sentimiento alguno de recelo. Eran otros
tiempos. Y llegamos a la I Guerra Mundial.
En 1914, el káiser alemán Guillermo II
visita Constantinopla donde es recibido
por Mehmed V, a quien anima a luchar
contra Francia e Inglaterra, un error que le
costará el trono y el imperio. Mientras los
alemanes cuentan con los turcos para
luchar en la Gran Guerra, los británicos
necesitan a los árabes y convencen a
Husayn, jefe de los hachemitas, jerife de la
Meca, para lanzarse a la guerra santa
contra Constantinopla y a cambio los
británicos le prometen un gran reino árabe
unido e independiente. Hay que
mencionar aquí y ahora al personaje
cinematográfico y agente de los servicios
secretos británicos, coronel Lawrence,
quien como buen británico le prometió a
Faisal, hijo del jerife, que sería rey de Siria.
El caso es que Francia e Inglaterra ya se
habían repartido las provincias árabes:
Líbano, Siria e Iraq, aunque parece ser que
Lawrence no lo sabía. Palestina, después
de la guerra, queda convertida en zona
internacional. En 1917, el ejército británico
entra en Palestina por el sur, por la ruta de
Damasco, por donde entraron en el
pasado, los romanos, bizantinos y turcos y
el 9 de diciembre de ese año, los británicos
añaden una nueva joya a la corona:
Jerusalén.
Hasta aquí, aparentemente todo
tranquilo. Los problemas surgen con la
llamada Declaración Balfour, una carta que
se le ocurrió redactar al ministro británico
de asuntos exteriores y dirigida a la
comunidad judía británica, en la que se
anuncia que el gobierno de su majestad ve
con buenos ojos el establecimiento en
Palestina de un hogar nacional para el
pueblo judío. Los árabes se echaron las
manos a la cabeza, evento que no está
contrastado con las páginas de la historia,
pero que intuyo pudo haber ocurrido perfectamente
pues de hecho consideraron la declaración Balfour como
la primera señal de una traición británica,
protestaron y se organizaron. Pero en
Londres, debían estar muy ocupados en
otros menesteres pues las quejas árabes
supusieron en el gobierno británico el
mismo efecto que los rayos neutrinos que
entran y salen como si nada. Estamos en
1919 cuando en Jerusalén se reúne el
primer congreso nacional palestino, el
germen de la OLP, donde se defiende la
independencia de Palestina integrada en
un futuro estado árabe unificado y
rechazan la carta de Balfour. Fue en 1922
cuando la organización de las naciones
unidas ratificó la división de la región: Siria
y Líbano son entregados a Francia e Irak
queda bajo soberanía británica y serán los
británicos los que instalen en el trono a su
protegido Faisal, el hijo del jerife Husayn y
para su hermano mayor crean un emirato
nuevo en Transjordania. Palestina quedará
dentro del dominio británico. Los términos
de la declaración Balfour son ratificados
por la organización mundial y a partir de
ahora habrá un hogar nacional judío en
Palestina.
Se había prometido a los árabes
un gran reino unido e independiente pero
se crean varios estados separados. Ahora
Palestina está rodeada de fronteras, en el
norte con Siria, lo que supone el fin de un
gran sueño para los árabes de Oriente
Medio. Los ingleses permanecerán 30 años
en Palestina.
Hasta aqui,su relato lineal no solo es correcto ,sino que ademas su prosa es increiblemente refrescante. Ojala que en sus entregas futuras mantenga la misma ecuanimidad y distancia emocional de esta primera entrega.Saludos.
Me alegro mucho de que le guste mi manera de relatar. Prometo seguir así.
Un cordial saludo.
Buen relato histórico. Muy ajustado a a historia reciente. Su primer articulo al respecto fue muy interesante y de facil entendimiento. Felicitaciones.