Es la sugerencia más cercana que logro identificar para definir la aguerrida defensa
de un empresario que ha decidido abiertamente enfrentarse a la directiva de una de
las más solventes y poderosas instituciones ecuatorianas.
La historia del cuestionable proceso en la contratación de los servicios del conocido
como “call center” del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, no solamente ha
sido puesta a conocimiento de las autoridades, incluyendo a la Secretaría Nacional
de Transparencia de Gestión, la Procuraduría, INCOP, el Consejo de Participación
Ciudadana y Control Social, y otros, por parte del Presidente ejecutivo de Cronix,
empresa directamente perjudicada en el proceso de contratación, sino, la misma
Contraloría y la prensa, se han encargado de acuerdo a sus competencias, de
denunciar las irregularidades que opacan la institucionalidad del debido proceso en
la contratación pública.
Sin embargo, no podemos perder la objetividad, y olvidarnos que en este caso es el
mismo Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, sus afiliados y el país, quienes a la
larga son los mayores perjudicados.
No se trata de defender a una empresa en particular, es el concepto de cambio
cultural y de respeto al orden constituido y a las políticas públicas que incentivan la
transparencia y el correcto manejo de los dineros púbicos que es lo que necesitamos
rescatar de experiencias como la citada.
No solo los funcionarios públicos, los procedimientos utilizados, sus actuaciones,
y las violaciones a lo que establece la ley de contratación pública deben ser
investigadas sin distinción de funcionarios, institución pública o peso político del
funcionario cuestionado.
Lamentablemente, las instituciones involucradas en los procesos de investigación
y de esclarecimiento de situaciones en que la probidad de los funcionarios
investigados está en duda, también suelen tener autoridades que no aportan con
la transparencia requerida en las investigaciones que demandan estos procesos de
investigación de corrupción burocrática estatal. Situación que complica la realidad
de los muchos David en su desigual batallar contra Goliat.
Es que el nuevo Ecuador, que se encuentra apuntalando correctamente sus bases en
el área educativa, infraestructura, transformación productiva, por citar algunas, con
la meta de conseguir un desarrollo humano sostenido, no puede descuidarse en el
fortalecimiento de la institucionalidad de los sistemas de lucha contra la corrupción
y la impunidad.
Los David ecuatorianos abundan, los largos y costosos procesos investigativos y
judiciales generalmente terminan por obligarlos a sucumbir, ojalá esta tendencia se
logre revertir para el beneficio de la patria.