Madre dolorosa – Mujer, virgen y esposa

¿Cómo celebrar una devoción que se refiere a la mirada de una mujer? ¿Qué
tipo de mirada? No es la mirada a la que nos han acostumbrado los medios de
publicidad y comunicación, la seductora, la sensual, la manipuladora. Es la tierna
mirada de una madre por sus hijos. No es la mirada meramente sentimentalista
y angustiada, es la mirada de la pedagoga, la que sabe que los seres humanos
llenos de miedos y de prejuicios deben crecer y madurar, enfrentar los desafíos de
los tiempos y dar testimonio de lo que llevamos dentro: una pasión, un ideal, una
convicción: la fe que se mueve por el amor, que es el motivo del buen educador, la
razón de ser de la tarea educativa de la Compañía de Jesús y de la Iglesia, educar
a la juventud a ser hombres y mujeres de bien.

El 20 de abril de 1906, la mirada de María, la Madre Dolorosa no aguantó más
la división de sus hijos, conservadores y liberales, clericales y anticlericales,
piadosos o antirreligiosos y tantas dicotomías que clasifican a los seres humanos
en simples objetos de sus ideologías y pasiones. La Mirada de la Mujer y de la
Madre, animó a sus educadores y admiradores a levantar la voz por la libertad
religiosa: LA EDUCACION CATÓLICA ES UNA PROPUESTA EN LIBERTAD Y
TIENE EL DERECHO A PRESENTAR SU PROPUESTA DE HUMANIDAD.

Los centros educativos católicos ante todo deben ser laboratorios de la vida,
donde se forje la mente y el corazón de hombres y mujeres que saben de
admiración, respeto y solidaridad. El ideal de hombre y de mujer que queremos
formar se debe parecer al de la mujer de Nazaret, que supo soportar y superar
los sufrimientos de la vida, por la fe, la esperanza y el amor. El amor de Madre,
de esposa y de mujer contagió a la primera comunidad creyente, pues “estaban
siempre unidos en la oración” para superar los miedos, levantar la voz y escribir
su propia historia. Así la Iglesia nació del miedo y soledad a la valentía, astucia y
solidaridad de anunciar que Cristo está vivo y su misión continúa, formar hombres
y mujeres para los demás.

Nosotros hoy, ¿qué mismo celebramos al recordar el prodigio del 20 de abril de
1906? Muchos, prefieren convertirte en una estatua. Por ello tiene razón Mario
Benedetti cuando nos regaló el poema Mujer de Lot…

Mujer estatua/ historia azul verde malva roja/ quedó blanca de congoja/ extenuada
y sin memoria. Mujer estatua/ por suerte fuiste hueso/ carne fuiste/ y sin embargo
qué triste es tenerte y no tenerte. Mujer con lluvia y pasado/ avara de tus
mercedes/ ojalá escape y te quedes para siempre de este lado. Mujer de sal y
de rocío/ tu corazón sigue en celo/ y tu voz está de duelo/ como la tierra y el río.
No olvides que se olvida/ hacia atrás o hacia adelante/ ya el castigo fue bastante/

reincorpórate a la vida. Con audacia/ sin alertas/ con razón y sin motivo/ mujer de
lot/ te prohíbo que en estatua te conviertas. Mujer otra/ diferente/ si no
fuera juez y parte/ jugaría a desnudarte lentamente/ lentamente.