Es un caos. Más que caos. Y algo más.
Las aglomeraciones están a la vista. Todos parecen tener prisa.
Hasta hace unos meses lo sentíamos en horas pico. Hoy lo sentimos a cualquier hora y todo el día. En cualquier lugar de la Ciudad.
Se sospecha una pugna de poder como causa colateral. No sería ninguna novedad en este Guayaquil de antologías.
Lo cierto es que ciudadanos peatones, conductores privados, transportistas, policías, CTE, Municipalidad. Todos, absolutamente todos estamos metidos en un caldo menestrón.
Los conductores corchan el tráfico, taponan la bocacalle, quieren pasar primero, hacen doble columna y entran en posición de braveo. Se cambian de carril sin el menor aviso y sin mirar por el retrovisor. Si no se conduce a la defensiva se sale abollado o insultado. Mucho mayor es la circunstancia si no se conduce un 4×4.
¿Y los conductores de buses? Esos son una novela aparte. Desobedecen las señales de tránsito, se cambian de carril indiscriminadamente, recogen y dejan pasajeros en donde les da la gana, cierran la vía a los autos más pequeños, pujan con sus colegas para pasar primero y un etcétera más largo que el rosario de la mama.
Los peatones se cruzan peligrosa y sorpresivamente. Se cruzan por la mitad de la cuadra. Salen de atrás de un vehículo. No se respetan los semáforos. Son un peligro para ellos y para el chofer, Cuando existe un incidente, reclaman pasos peatonales. Cuando los tienen no los usan.
Los policías de tránsito parecen ser suficientes, pero se los siente neófitos en el manejo del tráfico. Permiten el paso vehicular cuando los semáforos están en verde y lo detienen cuando están en rojo (¿?). Utilizan el pito como árbitro en Clásico del Astillero. Creemos que, aunque no agravan el problema, no son parte de la solución. Y aquí un comentario: en la noche del último aguacero observamos a algunos policías con impermeable negro, si es así ¿A quién se le ocurrió esta peregrina idea? Si no es así, retiro lo dicho.
Los transportistas dizque están divididos. ¿Será por ideologías o será por conveniencias?
¿Será porque hay muchas o pocas unidades? ¿Será porque son viejas o nuevas? ¿Será por tal o cual recorrido? ¿Será por el valor del pasaje? Lo cierto es que los transportistas urbanos siempre han sido un “enigma”.
¿Qué papel juega la Comisión de Tránsito del Ecuador?
¿Qué papel juega la Municipalidad de Guayaquil?
¿Por qué se publicitan soluciones que no han sido acordadas o discutidas?
En este maremágnum, estas dos Instituciones son las únicas con autoridad, con técnica, con solvencia y con respeto. Cualquier solución que se tomare tendrá un costo social que afectará la movilidad urbana e influirá en la vida y rutinas del Ciudadano.
Este conflicto hay que pensarlo y repensarlo trabajando en conjunto, no sólo técnicamente, sino manteniendo como objetivo el bienestar de la comunidad, usando diferentes y probadas alternativas, buscando ser innovadores y creativos y, sobre todo, siendo drásticos y comprensivos y pacientes. Las acciones sobre lo colectivo se resuelven pensando en la solución, no en el problema,
Para mi, que la CALIDAD de los policias de transito se ha ido disminuyendo con el pasar de los anos y de los cambios de Comision de Transito del GUAYAS a Comision del Ecuador. Parece que el entrenamiento, capacitacion, equipamiento, remuneracion no produce el insentivo para la creacion de una fuerza que inspire confianza y respeto.