Es de noche, la luna lo deja muy claro. Las luces de la ciudad indican el camino de vuelta a casa. Tú escuchas música en la radio mientras manejas. Suena una vieja canción, de repente te trasladas al momento donde esa canción cobró vida por primera vez y tu corazón te recuerda de un dolor que sentiste ayer.
Es de día, los primeros rayos de sol brillan sobre las calles desiertas mientras te diriges al trabajo. Estás pensando en las tareas que tienes previstas para aquel día, cuando un penetrante olor interrumpe tus pensamientos y no sabes por qué, pero te acuerdas de tus días de verano cuando ibas con tu padre a comprar el pan recién salido del horno.
Estas aparentes casualidades se explican gracias a lo que los programadores neurolingüísticos denominan “anclas”. Un ancla es un estímulo de cualquier tipo: visual, auditivo, olfativo, de tacto o de gusto, que genera un estado interno. En otras palabras, es la asociación automática entre un estímulo y una respuesta emocional.
Nuestro cerebro es quien realiza estas asociaciones entre eventos. Las anclas pueden tener distintos significados según los diferentes contextos de las personas. Pueden ser positivas o negativas y conscientes o inconscientes. Las anclas positivas provocan sensaciones agradables que nos impulsan a las acciones favorables, mientras que las anclas negativas producen sensaciones sombrías que nos limitan o causan comportamientos impulsivos o irracionales.
Las anclas pueden ser un recurso eficaz si les damos el correcto uso. En PNL (Programación Neurolingüística) se denomina anclaje a la utilización selectiva de un ancla. Esto quiere decir que podemos entrenar a nuestra mente para recurrir a las anclas positivas y potenciar sensaciones y conductas favorables. Podemos también eliminar la carga emocional de las anclas negativas o cambiarlas por anclas positivas.
¿Cómo crear un anclaje positivo? Es preciso que primero identifiquemos la emoción que deseamos obtener. Luego, evocar un momento particular de nuestra vida donde experimentamos intensamente esa emoción placentera y volver a recrear ese estado de manera consciente y actual.
¿Cómo eliminar las anclas negativas? El cerebro sólo puede acceder a una sensación en cada momento. Por tanto, si forzamos al cerebro a evocar dos anclas, una positiva y otra negativa, se creará un estado de confusión y el cerebro elegirá siempre la sensación positiva.
Son las pequeñas estrategias las que producen los grandes cambios en el crecimiento personal. El uso eficaz de anclajes nos permitirá adquirir el control de nuestros pensamientos, que muchas veces perturban nuestro equilibrio mental, y así podremos mejorar nuestra calidad de vida orientada hacia pensamientos positivos y comportamientos provechosos. El Papa Francisco dijo que cuando “todo es bello” algo no funciona en la vida cristiana. Pero cuando “nada es bello”, muchas veces cierto ancla significativo me ha devuelto la esperanza; es como una estrella que disipa las tinieblas.