21 noviembre, 2024

Regalo de Bodas

Siguiendo con Federico Barreto, veamos ahora su irónico “Regalo de bodas”:

Regalo de Bodas

Olvidando mi pasión,
a otro hombre le has dado, infiel,
tu mano y tu corazón…
Pena me da tu traición,
pero más el triunfo de él!

Pobre! Cree que tú harás
su felicidad aquí;
pero como eres falaz,
a él también lo engañarás,
como me engañaste a mi!

Pobre! Te juzga una diosa
casta, sencilla y constante,
y no sabe él una cosa:
que antes que fueras su esposa,
has sido, ingrata, mi amante!

“Mi mujer, dice, es honrada
y pura como la brisa…
“Y al oír esta bobada,
tú te pones colorada
y yo… me muero de risa.

No sabe el imbécil, no,
que existe en el mundo un hombre
que de balde consiguió
lo que él de ti no alcanzó
sino a cambio de su nombre!

Ignora que eres aleve
como nadie aquí lo fue,
y ni a sospechar se atreve
que el agua que ahora bebe
es agua que yo enturbié…

¡Ojala siempre te adore
con el mismo frenesí,
y siempre tu historia ignore!
No quiero que él sufra y llore
como yo lloré y sufrí!

Tú eres quien, por inconstante,
no debe tener reposo;
tú, mujer, que en un instante
has traicionado a tu amante
y has deshonrado a tu esposo!

¿Lloras? Tus tristes lamentos
no me causan aflicción.
La mujer sin sentimientos
que olvida sus juramentos
no es digna de compasión!

Deja pues ya de gemir,
que tus quejas y tus preces
me dan ganas de reir,
y prepárate a sufrir
el castigo que mereces!

Mi venganza será fiera…
Has de saber que medito
perseguirte por doquiera,
para que de esta manera
nunca olvides tu delito.

En vano de mí huirás
del uno al otro confín:
siempre ante ti me verás,
como aquel ojo tenaz
que perseguía a Caín!

A donde vayas iré,
sin que el cansancio me venza;
tu sombra desde hoy seré,
y, así, al cabo, lograré
que te mueras de vergüenza…

Y cuando llegue ese día,
y libre de mí te creas,
iré hasta tu tumba fría,
y allí, mujer, todavía,
te diré: “Maldita seas!”

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Son en verdad una obra de arte las “Soledades” del poeta español Manuel Benítez Carrasco, que, como conté, vivió en Guayaquil hace unos 60 años. Para terminar, pongo aquí su tercera Soleá , y quiás, mi favorita: la soleá del amor indiferente.

Soleá del amor indiferente

Manuel Benitez Carrasco

Ni rencores ni perdón.
No me grites, no me llores,
lo nuestro ya se acabó.

¿Rencores? ¿Por qué, rencores?
No le va a mi señorío
guardarle rencor a un río
que fue regando mis flores.
Tu me diste los mejores
cristales de tu corriente
y no sería decente
maldecirte, por despecho,
si sé que tienes derecho
a dar o negar la fuente.

No hay comentarios

  1. No conocía este poema. Muy fuerte. Pensar que existen estos casos que inspiran ese tipo de sentimientos de odio y venganza.
    Gracias por enseñarme algo mas.

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