22 noviembre, 2024

A la orilla del mar

Uno de los más bellos sonetos de Federico Barreto es este, en el que describe una de las realidades maravillosas del amor en sus últimos versos:

A LA ORILLA DEL MAR
Federico Barreto

Sentados en la playa, en aquel día,
a media voz, hablábamos de amores;
tú demostrabas dudas y temores,
yo te juraba eterna idolatría.

Abajo, a nuestros pies, el mar gemía
cual si llorara incógnitos dolores;
arriba, sobre el Cielo entre fulgores,
el sol, una hostia de oro parecía…

Contemplé el panorama prodigioso;
te vi a mi lado bella y conmovida,
¡y, más que nunca, me juzgué dichoso!

Y bendije, mujer, mi buena estrella,
y amé la vida – no porque es la vida –
amé la vida ¡porque estás en ella!

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Soledad del amor generoso:

Soleá del amor generoso
Manuel Benítez Carrasco

Todo es cuestión de hidalguía,
tú me lo negaste todo,
yo te di cuanto tenía.

Ni un suspiro a mi cuidado
contestando a mi suspiro;
fuiste de duro zafiro
siendo de vidrio quebrado.
Ni un rosal viejo y gastado
merecí de tus antojos,
sólo me diste despojos
de tu zarzal y tu roca,
que me sangraron la boca
y me cegaron los ojos.

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