Provoca indignación el libertinaje de prensa que gracias a la recién aprobada ley de medios, permite que al menos en apariencia, tengan derecho a buen nombre sólo las personas de altas esferas del Gobierno, los amigos de ellos y los Duzac y otros que hacen negocios con ellos. Gracias a esto, los come cheque, los titulados en la Universidad de los sapos (sin título), etc., son grandes hombres. A esto indudablemente ayuda el hecho de que, con sus maniobras, posean dinero y posesiones.
Sólo tienen derecho a buen nombre los que están en el Gobierno. ¿Los demás? Bien ¡gracias! Reclamen a la Policía y si usted tiene alguna palanca, úsela para que no pernocte varios días en la cárcel, y agradezca besando los pies a la alteza de turno, ya que lo único que logrará es que al eslabón más débil de la cadena, le echen la culpa, lo despidan y luego le echen tierra al asunto.
En el asunto de Monte Sinaí, los verdaderos culpables tienen bien amarrada su balsa. Las autoridades buscarán cualquier incauto para echarle la culpa, para decir que ya han hecho y lograr que los verdaderos traficantes queden, como siempre libres.
Mientras tanto la gente pobre, los que fueron estafados, no en millones de dólares por uno sólo, sino los millones de personas, que fueron estafados en unos pocos dólares cada uno (al final, la cuenta es gruesa y puede alcanzar incluso para repartir), esa gente que aparte de lo que le robaron los traficantes, tuvo que comprar su casita de caña para fabricar su vivienda, perdió todo (lo que puso para el terreno), su tiempo defendiendo lo que los traficantes y varios sapos vivos les habían metido en la cabeza que ya era de ellos, asistiendo a mitines y el dinero de la casita que habían adquirido.
¿A esto llamamos justicia social? Aparentemente los pájaros ahora disparan contra las escopetas y por lo que parece, tienen ganada la batalla.
La Doctrina Social de la Iglesia es clara y firme. León XIII advierte, ya en 1891 que el socialismo NO ES LA FORMA de lograr la justicia Social. La ambición humana no tiene límites. Parece un guión de película de terror lo que sucede en algunos países de latinoaméricia. El hombre siempre quiere más (y no sé para qué, puesto que al morirse no se van a poder llevar un centavo al otro lado).
¡Vive, y deja vivir! Dice un sabio y viejo refrán que no debe nunca ser parodiado con el funesto “Roba y deja robar”, que parece que algunos quieren entronizar.
Ojalá se haga justicia con los pobres y los verdaderos traficantes, que han logrado todo con su osadía, sean los castigados por la justicia, no la gente inocente.
Concuerdo contigo, esos traficantes de tierras nunca dan la cara y roban a los pobres. Quien roba y engaña a los pobres es el mas miserable de los seres.
Sabia sus palabras, aunque muchas veces repetida, pocas veces aprehendida.
Sr. Gomez, desgraciadamente, en el Ecuador, la prensa de siempre ha ejercido no solo el papel informativo sino tambien el de desinformar, han puesto y bajado gobiernos y han formado clanes de poder sin que nadie haya podido protejerce. Hoy, resulta que les llego el momento de enfrentar a un gobernante con planes propios, uno que usando el cansancio popular en contra de los medios, quiere imponer su sistema y su ley. Alli esta lo malo. Si esta reestructuracion se estuviese dando dentro del razonable contrapeso de la ley, en lo personal, la sentiria bienvenida. La realidad es de que el Ecuador sigue siendo el Pais de pocos, de los mas avispados y de los intereses que en el caso actual simplemente han cambiado de manos. Esta hubiese sido la gran oportunidad para que bajo reglas claras y de consenso se hubiese mejorado todos los medios de opinion colectiva sin caer en este empantanado desbarajuste del que todos pierden, incluido el nuevo dueno del Pais.