El largo viaje de Evo

Doña Cristina K., más conocida como “cretina”, hizo reír ampliamente a los que pudieron enterarse de sus cacareos por el largo viaje de la “Hora Veinticinco” de Evo: ‘genio de los pollos homosexuales y de la liberación del imperio Inglés durante la época del presidente Reagan, entre otras ‘Perlas’.’

La “apocalíptica dama” y sus adláteres, una vez más demostraron que tienen amplios conocimientos de muchos artes, pero nada de buena gobernante y menos de las leyes que rigen la inmunidad diplomática y la Convención de Viena.

Ésta palanqueada señora, olvidó que su Buque de Entrenamiento marino fue embargado por acreedores cuando hizo puerto en África; que para viajar a Europa alquiló en un monto gigantesco un avión Inglés (sus jurados ‘invasores’) para que no corra riesgo de que la aeronave de su ordinariez, llamado “Tango Uno”, quizás en representación del Tango Cambalache, sea igualmente embargado.

Por otras latitudes también atacó el Síndrome Amnésico y se olvidaron de la revisión de la mal manejada Valija Diplomática (esto terminantemente prohibido) en la que personas malévolas habrían introducido jarras con Cocaína; la extensa revisión que tuvo que soportar Rafael en el Aeropuerto de Miami, cuando viajaba como persona natural y que por la cual juró no volver a pisar Estados Unidos.

Hay ejemplos y muchos más. Mejor pasemos a la ‘afrenta’ que molestó más a los que temen que le pase lo de Evito, que ni siquiera pudo obtener uno de los tan comunes y sin valor Acuerdos, de la UNASUR.

Mantendremos los pasos básicos: Para designar a un Embajador, principalmente, o un Cónsul, el País proponente pone su nombre en consideración del país que le dará las facilidades para actuar.

Si consideran idónea la designación, el país que lo recibirá emitirá su beneplácito bajo un Exequátur, que es un documento legal emitido por una autoridad soberana, que le permite al nominado el derecho a desempeñar sus funciones y ser ejecutadas en el dominio de la autoridad de competencia. La palabra es una forma del verbo latino ‘exequi’ y significa Ejecútese en América.

Luego, al recibir los documentos de los diplomáticos – que representan formalmente la soberanía del Estado amigo – ¡Sólo entonces! El jefe de Estado receptor otorga ciertos privilegios e inmunidades para asegurar que puedan desempeñar eficazmente sus funciones, en el entendido de que estos se proporcionan sobre una base de reciprocidad.

Quede claro que se otorga inmunidad no impunidad, sobre todo en casos penales.

La pregunta principal es ¿el Presidente tiene inmunidad diplomática? La respuesta es no.

La inmunidad diplomática se rige por la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas y se aplica a los diplomáticos acreditados en el extranjero durante su servicio en el extranjero (y vice versa).

Sin embargo, el Presidente tiene algo igual de bueno o mejor: Inmunidad del jefe de Estado. Esto lo protege de procesamiento en el extranjero de las medidas adoptadas como Presidente, y provee de facto pero no de jure la inmunidad de las leyes locales.

Prima antes que nada el que el Presidente esté en una misión oficial, debidamente notificada y aceptada, por él o los países donde cumplirá sus actividades. En los demás Territorios técnicamente no aplica ninguna jerarquía, aun cuando en la vida cotidiana se les brinda la cortesía de acuerdo con la amistad y nexos.

Para enfocar bien las cosas el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, estaba cansado de que los ‘diplomáticos’ parqueen en donde les venga en gana y no pagarán las multas; tomo la decisión de apresar el vehículo sólo y no volvía a rodar hasta que se pague todo. Esa facultad hoy es mundialmente generalizada, con las normales excepciones.