Una Identidad para Nuestra américa (3)

Otra intentona más?

Tal cual es conocido, Latinoamérica es llamada así más por costumbre socio cultural, que por una decisión jurídico política aprobada por los países que, geográficamente, la integran. Lo importante ahora es, quizás, darle una significancia, coherente y consensuada, de unidad en solidaridad participativa. Por cierto, antes que nada es necesario marginar los típicos aspectos tradicionales de la unidad histórica latinoamericana, que de tanto repetirlos, desde la escolaridad, han pasado a ser como tabú en su “certeza”. Eso de que el idioma, la religión, los valores culturales han unido, unen y unirán a Latinoamérica en una sola representatividad no pasa de ser una falacia sentimentaloide… Es tiempo de afrontar la realidad con mayor madurez. No necesariamente con himnos y banderas.

¿Por qué no hacer de Latinoamérica un gran Estado continental, que aunque sea parta de bases mínimas para su integridad, mantenimiento y proyección?. Es tiempo ya de que los gobiernos de estos países sean más serios, y sus gobernantes más coherentes entre lo que dicen y hacen, en tanto un desarrollo para un objetivo real y confiable. Los discursos chauvinistas que gritan, desentonadamente, llamando a sus pueblos a ponerse la “camiseta de la soberanía y la patria”, para luchar contra el monstruo de siete mil cabezas, ya no convoca a nadie que se aprecie de cuerdo… Los pueblos de Latinoamérica tienen hambre, no quieren seguir en la miseria, necesitan más conocimiento y éste de acuerdo a su realidad, para vivir con más salud en una sociedad de bienestar en justicia. Es el avance en la tecnología y la ciencia, en un entorno de producción continua y permanente, que definirá la verdadera libertad de ser, hacia el encuentro de una soberanía concreta, construida en el proceso de este avance… Hay que parar la semántica política ritual del pasado que ya no dice nada a este presente… Latinoamérica requiere y exige, en sus condiciones actuales, liderazgos más creativos. Sin propuestas adjetivas y con ofertas realizables.

En términos prácticos, para promover, en el contexto de un aporte socio cultural, la vivencia de una nueva realidad social latinoamericana quedan, aquí, estas puntualizaciones. Las que existan deberían desburocratizarse y recrearse en coherencia con la realidad actuante:

• Unidad de Latinoamérica con un objetivo único: a) El mejor bienestar socio cultural posible para la mayor cantidad de población, b) Igualdad de condiciones legales hacia una justicia coherente sin diferencias sociales ni étnicas y c) Gobierno administrativo regional sin ideologías fundamentalistas de valores.
• Una jurisprudencia, de funcionalidad y práctica únicas, regional en tanto soporte contextual de cada país integrante.
• Un Tribunal Constitucional de Latinoamérica para análisis de la legalidad de la práctica de leyes de los países miembros, y de las respectivas sanciones en justicia de sus resultados.
• Un Parlamento latinoamericano que defina leyes básicas para la región, y norme y monitoree los convenios internacionales en beneficio del desarrollo regional.
• Seguro Social con equivalencia de atención en cualquier país de Latinoamérica
• Un sistema educacional regional, único, de cursos escolarizados.
• Títulos profesionales con equivalencia, en reconocimiento académico y práctica social.
• Uso de la Internet y celulares sin costos adicionales por cambios en cada país (chips o roaming).
• Organización de laboratorios regionales, científicos, para investigación de salud y dieta alimentaria, operados por convenios universitarios.
• Pasaporte o C.I. de Latinoamérica y su uso sin bloqueos fronterizos.

En estas puntualizaciones no está todo dicho. Son, si así quiere entenderse, ideas fuerza para concretar a nivel de proyectos el espíritu de cada aspecto. En todo caso, más allá de tantas declaraciones de ministros y presidentes que no llevan a nada positivo, debería empezarse por concretar acciones sociales, culturales, científicas, económicas específicas y de la forma más simple y sencilla posible. Sin alardes personalistas ni fotografías de jefes de Estado. Pero ya!.

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