22 noviembre, 2024

Balada del Loco Amor

Continuando con Buesa, hay otra poesía que tiene un encanto sublime: la balada del loco amor, que vale la pena recordar, sobre todo para los que piensan que el amor, a veces, puede llegar demasiado tarde:

Balada del Loco Amor

I

No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.

No, amor no llegas tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.

Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.

II

Amor, el niño loco de la loca sonrisa,
viene con pasos lentos, igual que viene aprisa;
pero nadie está a salvo, nadie, si el niño loco
lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.

Así ocurre que un niño travieso se divierte,
y un hombre, un hombre triste, queda herido de muerte.

Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,
porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.
Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde,
y ni siquiera entonces, el amor llega tarde.

III

No, yo no diré nunca qué noche de verano
me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo
se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.

No, no diré esas cosas, y, todavía menos,
la delicia culpable de contemplar tus senos.

Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada.
Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,
y ni siquiera entonces llegó tarde el amor.

Artículos relacionados

Tu partida me partió

Te fuiste a un viaje a las estrellas,
Presuroso ascendiste al infinito,
Te convertiste en la luz de un espacio sin espacio,
Dejándome un vacío imposible de llenar.

Quisiera caminar cogido de tu mano por la playa,
Recuerdo cuando mis endebles pasos pretendían alcanzar los tuyos,
Extraño nuestros paseos hacia las caídas de sol,
Cada vez que miro al mar me lleno de nostalgia,
Rememoro cuando me hablabas de la vida y las estrellas.
No sabes la veneración que tenía por tí,
En mi memoria están grabadas las caricias y tus besos,
Aún regresan a mi mente las noches que dormí sobre tu pecho,
Añoro esa incontrolable sensibilidad que te emanaba y hacía tuyos los problemas de los otros,
Admiro tu eterno compromiso para ser la voz de los sin voz.
Extraño tu cariño; tú ternura, tú dulzura,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×