La novelería hizo que la mujer, por los años cincuenta, ya sea por pudor, comodidad o estética, prefiera dar biberón a su hijo en vez de darle el seno. Luego vinieron las dudas de si tengo o no suficiente leche, etc. Hasta comienzos del siglo pasado, si una madre no tenía suficiente leche, se contrataba una nodriza para que el niño crezca robusto, sano y fuerte.
La industria presentó entonces las leches artificiales (inicialmente se daba leche evaporada para aumentar las calorías y teóricamente nutrir mejor al bebe, aunque la hiperosmolaridad hiciera más daño) y vieron un negocio fabuloso en aprovecharse de la ignorancia y comodidad de las madres, para ganar dinero vendiendo una leche de muy inferior calidad para alimentar a lo más importante que tiene el ser humano: sus hijos (para suplir el seno).
Ahora tenemos un grave problema: se presenta a las leches de tarro como alternativa ideal para la alimentación infantil. Entre los problemas más comunes que presenta la alimentación con leche de tarro, están: estreñimiento, cólicos, anemia, disminución del cociente intelectual (en relación con el logrado con la leche materna), disminución de la relación de amor, apego al hogar, fisuras anales, dificultades en la digestión, alergias, hipersensibilidades, etc. Si a los 6 meses se les cambia de leche “maternizada” (50 a 60% de lactalbúmina), a las leches de 6 meses (20% de lactalbúmina), los problemas continuarán. La leche materna contiene 80% de lactalbúmina, una proteína mucho más liviana y dúctil que la caseína que es el 80% de la proteína de la leche de vaca. La caseína al absorberse provoca micro lesiones en el intestino del niño y anemia, pese a que la leche de tarro posee mucho más hierro que la leche materna. Además el afecto, el cariño, el amor que se expresa al dar de lactar no se encuentra en el biberón por más que se lo entibie: El amor no viene en tarro.
Además la leche materna tiene muchísimos componentes que previenen las infecciones y protegen al bebé y tiene además un sensor que indica a la madre si una mosca se para en el recipiente.
El daño que se hizo a la humanidad con la introducción de las leches artificiales, es grave, pues se creó en la mujer el temor a no tener leche y la inseguridad en su capacidad de ser mujer (igual a la que se ha creado con la cesárea). El verdadero motivo por el que algunas madres no pueden dar de lactar, es porque no saben cómo pegarse a su hijo al seno. Ninguna mujer tiene leche por dar a luz. La madre produce leche por el estímulo de la succión y por la relación de afecto familiar que debe recibir de su esposo, de su hijo y su familia. Es necesario que se coloque bien al niño, con la aréola entera dentro de la boca del niño, en posición cómoda, relajada, sin que el bebe estire el pezón, para que la leche pueda fluir fácilmente hacia la boca del niño.
El 95% de los problemas de lactancia están dados por la mala posición del niño al lactar. Si las madres comprendieran la ventaja de dar de lactar a sus hijos en el desarrollo futuro de los mismos, no habría ninguna madre que se niegue a alimentar a su hijo con su seno.