23 noviembre, 2024

¿Quién es realmente este hombre?

Cierta vez escuché decir a un entrañable amigo y sacerdote, desgraciadamente ya fallecido, que Jesús, siendo el hijo de Dios y siendo el personaje más maravilloso de toda la humanidad, nació en un humilde pesebre, rodeado de la más grande pobreza, rodeado de animalitos, y hasta de los deshechos que estos evacuaban (por decirlo de una mejor forma).

De aquello, la historia da plena fe a través de documentos en los cuales se destaca una carta del SUPREMO EMPERADOR, EL CESAR, quien un tanto preocupado por los comentarios que a él le habían llegado, le pregunta a su gobernador, Poncio Pilatos: “Me he enterado que allá existe una persona llamada Jesús que dice ser el Rey de los judíos. Podrías describirme quien es realmente ese Jesús, pues el único Rey y señor soy yo”. Pilatos le responde, y le dice: “Jesús es un individuo de pelo largo y ensortijado, color oro, y se peina con la raya en medio al estilo Nazareno. Su barba, del mismo color de su pelo, es también partida en la mitad. Viste humildemente una túnica y sandalias. Es prácticamente imposible sostener su mirada directamente a sus ojos. NO VISTE COMO UN REY, PERO TIENE TODO EL PORTE DE UN REY”.

Estoy plenamente convencido de que la génesis de JESUS, además de ser el hijo de Dios Padre, y en cuanto al contenido de su humildad y su misericordia, son la razón más grande y la fuerza infinita e imperecedera de amor hacia nosotros, lo que día a día precisamente nos demuestra que su inmensa gloria, radica y radicará por siempre en su humildad. Como entonces explicaríamos que Jesús, siendo quien es, nació y vivió victima de la miseria humana de quienes lo crucificaron. Perdonó y murió humildemente por mostros y por toda la humanidad, sólo por amor.

Quienes no me conocen y han leído algunos de mis artículos referentes a los problemas por los que ha estado atravesando el Vaticano, probablemente pensaran que soy, de cierta forma, una especie de reaccionario de mi propia religión y de mis propios principios espirituales. Nada más erróneo comparado con la verdad.

Uno de mis héroes favoritos, después de Dios Padre y Dios Hijo, es precisamente Juan Pablo II. Un hermoso y sencillo Ser que se robó el corazón de millones de personas a lo largo y ancho de nuestro planeta. Un hombre que encarnó, en muchos de sus actos, al propio Jesús.

Un hombre que poco antes de morir pidió perdón públicamente al mundo por los errores que la Iglesia católica ha cometido. Y eso no fue malo. Y no lo fue, por cuanto y a pesar de que quienes la componen son personas que se suponen diferentes a nosotros, el resto de mortales, por una u otra razón, algunos de ellos erraron y se equivocaron, y posiblemente aún se equivocan. Simplemente eso.

Mas resulta que desde el mes de marzo, ese mismo Vaticano nos ha entregado a otro maravilloso Ser llamado Jorge Mario Bergoglio, FRANCISCO I, quien rompiendo muchos protocolos e intrascendentes costumbres, nos está enseñando que la grandeza y la gloria de una persona que quiere semejarse a ese Dios Padre y a ese Dios Hijo, radican precisamente en esa humildad y en esa sencillez con la que vivió JESUS.

He estado leyendo algunas cosas importantes de este gran hombre, y me he enterado que El cambió el trono por un simple sillón blanco, ha desistido de usar los famosos zapatos rojos que siempre han usado los Papas, prefiriendo usar sus ya desgastadas botas negras. Se ha negado a dormir en aquel inmenso y viejo aposento de 10 habitaciones destinado a los Papas al interior del Vaticano, y ha preferido vivir humildemente en la Casa Santa Martha. Pero lo más impactante es que al respecto expresó muy tristemente: “en ese lugar podrían entrar unas 300 personas que no tienen hogar”.

Ese gran hombre, ahora llamado FRANCISCO I, verdadero soñador para que la gente logre la paz y viva realmente con inmensa espiritualidad, humilde a más no poder, hombre sencillo e hincha de su equipo de futbol favorito, el San Lorenzo de Almagro, típico hombre, acostumbrado a codearse con la gente de barrio y de pueblo muy pobre, y siendo Cardenal, a transportarse en buses y trenes urbanos, de quien hasta se ha dicho haber estado involucrado anteriormente en supuestas controversias en tierras argentinas, prácticamente no comprobadas, es definitivamente mi nuevo HEROE.

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  1. Que bonto articulo y me alegra coincidir con usted, para mi tambien mi heroe amado fue JUAN PABLO II , pero este ser llamado FRANCISCO I me ha robado el corazon, es otro grande entre los grandes. Que Dios lo proteja y lo bendiga siempre y rezare mucho por el, pues siempre lo esta pidiendo y es como un oasis en el desierto, pues en este mundo convulsionado y conflictivo, encontrarse con un ser tan amoroso, humilde y sencillo, es definitivamente una muestra mas del amor de Dios para con todos nosotros.

  2. EFECTIVAMENTE FRANCISCO ES MUY SIMPÁTICO Y SENCILLO, CUANDO VENGA A GUAYAQUIL, LO INVITAREMOS A COMER UN «ENCOCADO» DONDE COROZO, ESTOY SEGURÓ QUE LO DISFRUTARÁ.
    PERO LLEGA AL PAPADO EN TIEMPOS VERDADERAMENTE DIFÍCILES.
    OJALÁ SALVE A LA IGLESIA Y A LA FÉ.

  3. Yo pensaba que entre mucha gente dedicada a la política, no habría uno que tenga tan alto sentimiento por un ser, que verdaderamente, ES UN GRAN SER, como es Juan Mario Bergolio, Papa Francisco, digo esto porque siempre me he encontrado con políticos que solo practicam el YOISMO, y de la religión, bien gracias. No hay nada más tranquilizante que estar rodeado de personas que tengan esta clase de pensamientos y proceder, porque solo así estaremos libres de las amenazas de los otros. Déjeme felicitarlo por ser como es, tengo la suerte de conocerlo, a lo mejor usted no se acuerde de mí, pero sinceramente lo felicito, como usted, quisiera tener UN MILLON DE AMIGOS.
    VIVA LA FE. Abrazos.

  4. La verdadera practica de la política es precisamente el servicio a los demás. Desde mi punto de vista, la considero cono una especie de apostolado. Por tanto, gracias Roberto, muchas gracias por sus alentadoras frases. Aquello es el mejor aliciente para continuar en tan hermosa cruzada; que nada nos cuesta, solamente ponerle ganas, reforzada eso si de una inquebrantable fe y amor hacia DIOS.

    No se me pierda.

    Fuerte abrazo,

    Raul Ramirez Orellana

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