¿Coincidencias históricas? El 15 de agosto de 1534, en la capilla subterránea dedicada a la Virgen en el Monte del Mártir (Montmarte) nombre puesto en honor a san Dionisio, mártir decapitado en ese sitio, 7 amigos, entre ellos el Sacerdote que ofició la misa, Pedro Lefevre (Pedro Fabro), se reunieron Ignacio de Loyola y su otro compañero de dormitorio, Francisco Javier y otros cuatro amigos, llegados en 1533 a París: Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla, y Simón Rodríguez de Avedo quienes, con preparación de ayuno y oración, decidieron ofrecer sus vidas en bien de la Iglesia Católica, haciendo un juramento solemne de trabajar juntos, creando una comunidad religiosa, la Compañía de Jesús. El dedo de Dios había señalado a Íñigo de Loyola ese lugar de recuerdo del martirio de un Santo perseguido, para que se realice allí el juramento inicial que daría lugar, 6 años después al nacimiento de la Societas Jesu, S.J., orden religiosa comúnmente conocida como los jesuitas. A estos siete, se les unieron, luego del voto, 3 franceses Juan Codure, Pascasio Broët y Claudio Jayo, reclutados por Pedro Fabro.
El mismo 15 de agosto de 1534, Diego de Almagro, ante la atropellada venida desde la zona de manta de Pedro de Alvarado tratando de apoderarse de las tierras que Pizarro había dejado a su paso hacia la tierra de los Incas, funda la Ciudad de Santiago, en las Pampas de Liribabmba (cerca de la actual Riobamba), con la idea de trasladarla luego a las orillas del río grande, para que sea la Ciudad principal de estas tierras, y apenas 13 días más tarde, el 28 de agosto, funda también la villa de San Francisco, para que luego Benalcázar la corra al norte a la Capital del reyno de los Quitus.
Los Jesuitas tuvieron un arduo camino que recorrer, para lograr establecerse como orden religiosa. Su juramento inicial en Montmartre, de obediencia, castidad y pobreza, como era tradicional de las órdenes religiosas, junto con el voto impuesto por Ignacio, de obediencia estricta al Papa, para contrarrestar el sisma que sacudía a la Iglesia en esos tiempos, con las dimisiones de Lutero, Calvino y otros, prevaleció. Cuando el Cardenal Contarini presentó al Papa el proyecto de fundación de la Compañía es fama que Paulo III exclamó: “El dedo de Dios está aquí” y después de muchas vicisitudes, el 27 de septiembre de 1540, la bula “Regimini militantis Ecclesiae”, instituye solemnemente la Compañía de Jesús.
En igual forma, la Ciudad de Santiago pasó por muchas dificultades para al fin establecerse en el sitio actual, el 25 de julio de 1547.
Después de ver el extraordinario manejo de la Iglesia en el momento actual, creo que podemos repetir con propiedad la frase del Papa Paulo III: “El dedo de Dios está aquí”, por el acertadísimo nombramiento del Papa Francisco, primer Sacerdote Jesuita nombrado Papa, gracias a las oraciones por los Cardenales electores, pedido por Benedicto XVI.
Coincido en la remembranza de los fundadores de la compañía de Jesús, pero mezclas ideológicamente un hecho real con uno imaginario. Faltas a la verdad histórica en los siguientes aspectos: 1. Almagro fundo la ciudad de SANTIAGO DE QUITO, no la ciudad de «Santiago». Quito era la identidad política real. 2. La supuesta fundación de la cual hablé en TV y otros medios, de la ciudad de Santiago de Quito y de la villa de San Francisco de Quito no se produjo jamás. No creas en lo que digo, solamente consulta que significa una fundación urbana. Es un acto de voluntad de hombres y mujeres de avecindarse en un lugar que con casas de habitación, plazas y servicios, sea uno de intercambio de ideas, personas, mercancías, cultura. 3. Por ello, en las llanuras de Lliribamba, no se fundó NADA, JAMAS. 4. Almagro, Benalcázar y Alvarado, no conocían de la existencia de un lugar «X» en la que fundarían una ciudad que se llamaría Guayaquil, pues no tenían el don de la prestidigitación. 4. En ninguna parte del descampado chimboracense, aparece una choza, casa, ermita o plaza que atestigue que allí se fundó Guayaquil, o Santiago como ahora la quieren llamar. 5. No existe un documento real que diga que la ciudad que dizque se fundó en el Chimborazo, sea subrogada por Guayaquil. Todo es falso y responde al proceso de exclusión y racismo con que la oligarquía guayaquileña o santiaquileña, quiere diferenciarse de sus congéneres de la periferia o del centro. Saludos.
NO! con lo de Alfaro coincido íntegramente. Pero para que veas, entre Uds. no se ponen de acuerdo. El Ec. Arosemena defiende a ultranza al dictador.
2. Si Uds. están de acuerdo con el revisionismo histórico, debe ser uno de naturaleza integral, no solamente lo que «me conviene». Si atacan al 10 de Agosto, la misma posición deben hacer con las presuntas fundaciones. No te digo que las actas no existen, sino que ellas están llenas de falsedades. NUNCA HUBO FUNDACION ALGUNA, de ninguna ciudad. Saludos.
Sería interesante que el Sr. Morales nos diga su versión de la fundación de Guayaquil, salvo que nos diga que esta ciudad no existe…