Tomado de Diario Expreso, Septiembre 5 / 2013
El historiador cuencano Juan Cordero Íñiguez declaró como preámbulo que siempre le ha gustado Guayaquil, pues en su infancia era punto de paso hacia la hacienda de unos parientes en Ventanas. Pero el comentario provoca un “no me diga (!)” burlón, con un dejo de entonación, entre uno de los asistentes… Tras una ceremonia de incorporación la noche del lunes, en la Biblioteca Municipal, académicos guayaquileños encerraron a Cordero, director de la Academia Nacional de Historia (ANH), en el Salón Pedro Carbo. Le pidieron explicaciones sobre por qué en un reciente prólogo excluye al 9 de Octubre de 1820, la Independencia de Guayaquil, “entre cambios sustanciales que pueden calificarse como revolucionarios”.
El poeta y educador dijo que su visión es la de un “proceso”, que arranca con el 10 de Agosto de 1809, el Primer Grito de la Independencia en Quito.
El prólogo del libro sobre la Revolución Juliana, de Juan Paz y Miño, “lamentablemente ha sido visto como un agravio a Guayaquil”, reconoció Cordero, director de la entidad desde 2009. “No ha habido la intención jamás de hacer algún daño a esta querida ciudad”.
Hace cuatro años la ANH publicó el libro la “Irradiación de 1809”. Pero en el capítulo dedicado a la Independencia de Ecuador tampoco se hacía mención al proceso revolucionario guayaquileño. Ello provocó la protesta de Guillermo Arosemena y su renuncia irrevocable al cuerpo colegiado.
Cordero reconoció que el 9 de Octubre “fue un hito extraordinariamente importante”, pero que cree que es parte “del proceso” independentista.
Melvin Hoyos le cuestionó que al definir en su texto como revoluciones transformadoras a la del Cinco de Junio de 1895 y a la Juliana, Cordero haya dejado por fuera a la Revolución Marcista, otro movimiento guayaquileño. “Si vamos a tomar el 10 de Agosto de 1809 como un antecedente de la Revolución de Octubre creo que nos equivocaremos totalmente. No tienen nada que ver, al punto de que no hay ni siquiera un apoyo de Guayaquil (a Quito) y no solamente eso, Guayaquil está en contra de eso”.
Eliminarle el carácter de revolución al Movimiento Octubrino, es bajar su nivel, indicó el arquitecto, miembro de número de la Academia Nacional.
“En Guayaquil a nadie se le ha ocurrido todavía pensar que revolución es más importante que otra y no estamos menoscabando el 10 de Agosto”, se indignó Rodolfo Pérez Pimentel, cronista vitalicio de Guayaquil. La discusión sobre cuál revolución “es más bonita, más elegante”, es para él “una ridiculez” y “un adefesio” en pleno siglo XXI. “Y negarle el carácter de Revolución al 9 de Octubre, ¡es una ‘looocura’!”, alzó la voz Pérez Pimentel en un salón en el que estaban intelectuales como Jenny Estrada, Ezio Garay, Benjamín Rosales y Juan Castro y Velázquez.
Cordero Íñiguez, insistió en que no hubo la intención de agravar a Guayaquil. “No vamos a escribir historia con resentimientos”, dijo. Y quiso zanjar el asunto ofreciendo que se exalte la palabra “revolución” del 9 de Octubre en una reedición de una obra de Camilo Villacruz, cuyo prólogo encomendó a Hoyos, director del capítulo Guayaquil de la ANH.
La propuesta estuvo lejos de aplacar los ánimos. “Todos te queremos Juan, pero cuando se quiere sacar la pata es peor. Hay dos publicaciones, ya parece a propósito”, indicó Pérez.
Cordero se reservó el derecho a contestar porque había excluido entre las revoluciones también a la del 6 de Marzo de 1845, dijo no tener todos los elementos de juicio.
“Se te chispoteó y se acabó el cuento”, propuso Pérez.
El director de la ANH acusó la ofensa, pidió respetar su opinión e invitó a entender su postura desde su formación de especialista en historia regional. “La historia se compone de datos y de opiniones (…) No quiero que se involucre a la Academia en opiniones personales”.
Francisco Huerta, miembro correspondiente de la Academia Nacional de Historia de Colombia, convino en que es cierto que el país ha tenido mucha convulsión política, pero muy pocas revoluciones. “Si hubiesen habido verdaderas no serían tantas. (…) Hay que tener cuidado con el uso de la palabra, hasta el Gobierno actual se llama revolucionario… y ya es grave la ofensa al término”.
Huerta destacó que el regionalismo no ha dejado de existir. “Pero sin el ‘proceso’ del 9 de Octubre no hubiera habido Pichincha y eso ya es un lugar común”. Las revoluciones no concluyen, siguen siendo procesos, dijo. “Y el prólogo no agrava a Guayaquil, agrava a la Historia”. Si se habla de procesos “son prisioneros españoles” los que comienzan a fomentar la idea de la emancipación. Y si la coyuntura determina las visiones “eso no es historia, eso es política”.
No se porque pero a este CORDERO….lo relaciono con «REVOLUCION» SIGLO XXI y tal cual lo ha dicho Pancho Huerta con intelogencia y tino, si la coyuntura determina las visiones, este cordero no es tal ni «su revolucion» tampoco…por tanto digno de confianza de los guayaquilenos no es, por mas que sus amigos de la Academia le hayan reconfirmado su carino en lo que aquel llamo «encerrona» en el salon Pedro Carbo de la Bibilioteca Municipal de Guayaquil, EN LOS PRIMERO DIAS DEL MES DE SEPTIEMVRE , 2013! El tema no puedo yo tocar pues considero que son los eruditos y academicos los que con sapiencia, valentia y tino deben salir por los fueros en defensa de otro ataque mas de los «revolucionarios» no solo a Guayaquil sino como dice Pancho Huerta, a la historia que estos politiqueros del siglo XXI estan esmerados en cambiar, torcer y virar, pareceria con el prososito de golpear a quien los «revolucionarios regionalistas» mas odian y envidian que es a Guayaquil!
Es acaso «importante» la opiniòn de un tal Cordero para que la historia del Ecuador cambie?…Esperemos que pasen los años y nadie se acordarà de Cordero ni de ninguno de estos tipos que tratan de dividir un paìs «favoreciendo» a una region…Guayaquil Por la Patria serà hoy, mañana y siempre la cuna del Ecuador…sin Guayaquil simplemente Ecuador no hubiese exixtido…por algo en el volcàn Pichincha nos engalanò la celeste y blanco…
Lo mejor en vista de ataques sistemáticos y rapaces de aquellos que siempre han sido superados por lo que es Guayaquil en el concierto Ecuatoriano y mundial, y estos adoradores de un traidor como Lamar -al punto de ponerle ese nombre a su micro, mini y desvencijado aeropuerto, si es que a eso se le puede decir aeropuerto- lo que hay que hacer es simple, declarar persona NO GRATA a este truhan de alguna monta e impedirle y no invitarlo nunca más a disertar en Guayaquil, ya estamos hartos de que estos inexistente pseudos personajes -chinches, pulgas, garrapatas y sanguijuelas, con el perdón de estos parásitos por tamaño insulto- es tanto la frustración de este tipo por que su ciudad natal siempre ha estado en planos secundarios en el contexto ecuatoriano y mundial que a fuerza de revolución quieren cambiar los hechos solo para no sentirse como lo que son «¿personas?» de quinto patio, el mejor tributo de desagravio para GUAYAQUIL INDEPENDIENTE es nunca más ser invitado a disertar -jajaj como si lo supiera, jajajja- a la verdadera Capital de esta País….
«Juan Castro y Velázquez»…, «y» Velázquez. Como diría el cronista vitalicio de Guayaquil: es ?un adefesio? en pleno siglo XXI.
La Historia no la podrán cambiar uno o dos malintencionados escritores, todos sabemos la importancia de la gesta Octubrina y su trascendencia por ello el reclamo de nuestros intelectuales guayaquileños ha sido a tiempo,no hay que callar!