22 noviembre, 2024

La vida de los otros

Stasi 2.0

La Vida de los Otros, es el título de la película sobre la Stasi, la policía secreta del régimen comunista de la República Democrática Alemana con 80 mil agentes y alrededor de 180 mil informantes, creada en 1950 y eliminada 1989; esta agencia vigilaba cada día la vida de los ciudadanos alemanes; despiadada y cruel, era el instrumento más eficaz de control del régimen totalitario. La película cuenta la historia del capitán Gerd Wiesler, convencido comunista, que recibe el encargo de vigilar y espiar a la pareja formada por Georg Dreyman, un importante literato, y Christa-María Sieland, una famosa actriz. El objetivo es verificar si Dreyman tiene alguna conexión con los disidentes del régimen.

Wiesler, seducido por Christa, se desvía paulatinamente de su objetivo inicial de encontrar pruebas inculpatorias sobre Dreyman. A lo largo de la misión se percata también de la corrupción y el despotismo del régimen en el que vive y que alcanza incluso a sus propios amigos y superiores y, viendo mermada la fe en su propio gobierno, decide proteger a Dreyman escribiendo datos intrascendentes en los informes.

Entre los seguidores de la Stasi tenemos al gobierno Sirio de Bashar Al Assad, que es el segundo tomo de la brutal dictadura de su padre. Miles de opositores han sido arrestados, torturados y asesinados desde el inicio de su mandato; su hermano, Maher, sería el responsable de la represión, ya que es el comandante de las fuerzas especiales sirias; además, ejerce el control de las temidas milicias denominadas Shabbiha. Se dice que las “Shabbiha no son más que bandas de criminales compuesta por matones y delincuentes afines al régimen dictatorial sirio”, muy similares a los brutales Tonton Macoute en Haiti, en tiempos de los Duvalier, o a los Batallones de la Dignidad en la narcocracia de Noriega, en Panamá.

Este y otros ejemplos de dictadores que hemos tenido en Latinoamérica, lograron seducir a sus pueblos y los convencieron de que eran sus salvadores y que estaban para redimirlos, de esa forma se perpetuaron en el poder. Con especial audacia fueron copando todos los poderes, anulando a la oposición política, amordazando a la prensa, creando organizaciones paramilitares paralelas a las FF.AA. a su personal servicio o manipulando a los mandos militares y haciéndolos sus cómplices; igualmente, la represión era brutal. Su figura paternalista le creaba la aureola de redentor imprescindible; sus parientes cercanos y su círculo íntimo amasaban gigantescas fortunas para el dispendio, mientras su pueblo se ahogaba en la miseria.

Dios quiera que estas organizaciones represivas y estos gobiernos brutales jamás vuelvan para atormentar a nuestros pueblos.

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Son los titulares de casi todos los días; los medios de comunicación dan cuenta de accidentes de tránsito a lo largo y a lo ancho de nuestro territorio nacional, con resultados trágicos; personas de todas las edades y de toda condición social y económica resultan ser las víctimas fatales.

Normalmente, la gente pobre es la más expuesta a estos peligros. Viajan hacinados en buses vetustos, sin ningún control, muchos de ellos han sobrepasado la vida útil que establece la ley, no hay autoridad que controle el mínimo de condiciones de seguridad (luces, frenos, guías, llantas lisas, etc.). También es usual encontrar vehículos, especialmente pesados, con alguna avería sin ninguna señal que alerte a los conductores que transitan por ese lugar, lo que hacen es colocar grandes piedras o ramas como señal de peligro que luego las dejan en la calzada, pasando a ser una nueva amenaza para que se produzcan nuevos accidentes. Lo más grave es que nadie respeta las señales de tránsito (sobre todo los límites de velocidad) y no hay autoridad que haga cumplir esa exigencia. Lo que también resulta usual es que luego del accidente, si el conductor no ha resultado herido o a muerto, se haya dado a la fuga.

No hay comentarios

  1. Interesante como siempre.
    Comunismo, despotismo y corrupción van de la mano. Lamentablemente Latinoamérica aún no se ha librado de sus viejos demonios. Seguimos con dictaduras brutales y solapadas.
    El viejo adagio: en el país de los ciegos, el tuerto es el rey, es nuestra cotidiana realidad.

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