Todo lo que recibimos en el organismo, ya sea por vía oral, rectal, tópica, o inyectable, puede ocasionar efectos beneficiosos o nocivos a nuestro organismo (a éstos últimos, los llamamos efectos secundarios). El efecto beneficioso es el efecto deseado, lo que se quiere lograr con lo que se da (por ejemplo, el alimento, o alguna medicina para curar o aliviar). El efecto secundario es un efecto indeseable que esa sustancia produce al ser recibida o poco después de ello (como por ejemplo la intoxicación al ingerir un alimento descompuesto. La farmacopea está repleta de efectos secundarios de diferentes medicinas, que pueden ser incluso letales. Como Profesor siempre he insistido a mis alumnos que lo más importante en Medicina es saber NO RECETAR. Recetar es muy fácil. Vaya por la calle y grite “me duele la cabeza y más de uno se le acercará a decirle “tome tal o cual medicina. Todos recetan: la tía, la abuelita, el boticario, el amigo, la vecina, etc. La responsabilidad debe detener la mano y la boca y prescribir solamente sabiendo qué y para qué.
Hay algunas reglas que se deben respetar para preservar la salud de la población. Entre otras, por ejemplo, se habla del riesgo del uso de los antitérmicos “aines” (grupo de drogas como la aspirina, mesulid, dipirona, ibuprofeno, etc., los cuales pueden provocar reacciones alérgicas, en algunos casos, síndrome de Reye, en pacientes con dengue favorecer el desarrollo de dengue hemorrágico, etc.
Otro de los problemas graves de salud es la aparición de las superbacterias y resistencias bacterianas a los antibióticos. ¿La causa? El uso indiscriminado de antibióticos, que permite que se presenten bacterias, que en varias ocasiones terminan matando al que se infecta con ellas porque han desarrollado resistencias a prácticamente todos los antibióticos y no pueden ser controladas. Por este motivo, en los países desarrollados, los antibióticos sólo se despachan con receta médica, y hay Estados en los que si un Médico prescribe exageradamente antibióticos, se lo llama al orden.
En el Ecuador somos especiales. Como el paracetamol es un medicamento que puede ser tóxico al hígado y los aines, pueden favorecer el desarrollo de dengue hemorrágico, ya los padres no pueden comprar sin receta ninguna medicación para bajar la fiebre, ni para aliviar los síntomas gripales. Yo comprendo el afán proteccionista a la población, pero creo que debe haber sindéresis en la acción gubernamental. Si bien la fiebre no va a matar a un niño, sí provoca malestar y creo que en todo el mundo la venta de antitérmicos es libre. Si se tiene temor al dengue hemorrágico, prohíbase la venta de aines y definitivamente es mucho más grave la venta libre de antibióticos, que en los países civilizados no se pueden vender sin prescripción médica y en Ecuador se venden sin receta.
Excelente comentario. lo publicaré. Ayer viví la triste experiencia de no poder comprar Acetaminofén para el malestar de la gripe. No he visto que otro médico les haya explicado a los del Ministerio de salud, lo que aquí se explica. Era necesario.