En la controversia creada por la autoridad de Educación en torno a la generosa ayuda que entrega el Municipio de Guayaquil, a quienes debería preguntar si les es favorable o no es a los cientos de padres de familia beneficiados por este extraordinario servicio público que lidera el Municipio de la ciudad más grande del Ecuador.
Qué opinan los estudiantes favorecidos, son jóvenes que han visto premiados sus esfuerzos por ser los mejores estudiantes, porque han aprovechado su vida para ser ejemplos de estudio y responsabilidad. Preguntarles también a los profesores:
¿Están de acuerdo que su entrega diaria de enseñar dé frutos en sus pupilos? Venga, señor ministro, pregúntenos a los guayaquileños si estamos contentos de ver a nuestros jóvenes dedicados al estudio. Consúltenos en las calles, los guayaquileños respondemos todo lo que nos preguntan, si algún visitante está perdido en la ciudad, enseguida lo guiamos dónde está la dirección deseada; así somos, nos damos cuenta de las cosas, de quién habla y quién sirve. Pregunte nomás ¿por qué los padres de familia queremos opinar? Los estudiantes que ya han sido reconocidos y los que esperan el reconocimiento, seguro van a dejar que el agradecimiento que inunda sus corazones hable mejor que las palabras, porque les han mostrado que esforzarse sirve y es bueno; y los profesores de los jóvenes van a mostrar qué se siente cuando el esfuerzo de dar al otro florece como sol.
Siento que aquí lo que falta es gratitud y lo que sobre sea gratitud, gratitud de reconocer una acción municipal revolucionaria a favor de la educación; pero lo bueno es que aunque no se le ha preguntado a los estudiantes qué piensan, en la ciudad sentimos ese corazón alegre que se expresa cuando se vive en gratitud, eso basta. ¡Señor alcalde, la gratitud lo engrandece a usted!