A propósito de la despiadada guerra civil que se libra en Siria, el dictador
Bashar al Asad ha sido acusado de usar gas sarín en las afueras de
Damasco en contra de la población civil. El 21 de agosto murieron
alrededor de 1400 hombres, mujeres y niños.
La Guerra QBR, en el argot militar, son las iniciales de la llamada guerra
química, bacteriológica y radiológica
Las bacterias para provocar terror y muerte han sido usadas como arma
mortal; se conoce que los tártaros catapultaban cadáveres de personas que
habían sido víctimas de la peste bubónica y los lanzaban dentro de
castillos y poblaciones, provocando así el rápido contagio entre los
habitantes; igualmente, en 1763, los británicos propagaron la viruela entre
las tribus norteamericanas, entregándoles frazadas contaminadas. En
cuanto al empleo de armas radiológicas, el ejemplo más trágico, es el
bombardeo atómico a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en
agosto de 1945.
En el uso de químicos como arma para producir daño al adversario,
podemos señalar como punto de partida la guerra de Italia en contra de
Etiopía, en 1935; los italianos realizan terroríficos ataques aéreos en gran
escala con gas mostaza, sobre civiles y combatientes para tratar de quebrar
su resistencia; en 1937, Japón invade China y ocupa parte de su territorio
hasta el final de la II Guerra Mundial, los japoneses utilizaron armas
biológicas y químicas sobre civiles por parte de la siniestra Unidad 731;
en la I Guerra Mundial, se utilizaron granadas de mano y de artillería
cargadas de cloro, fósforo y gas mostaza sobre la población belga de
Yprés.
A partir de 1960, durante la guerra de Vietnam, los norteamericanos
utilizaron bombas de Napalm y defoliantes tóxicos, como el agente
naranja, mediante fumigaciones aéreas dejando miles de hectáreas de
selva completamente arrasadas. En la guerra irano-iraquí (1980-1988), los
iraquíes recurrieron al empleo en grandes cantidades de gases
neurotóxicos y de mostaza, lanzados con misiles, artillería y desde
helicópteros sobre objetivos iraníes. Igualmente, el dictador Iraquí Sadam
Hussein masacró al pueblo Kurdo mediante ataques aéreos con químicos.
También los terroristas se valen de sustancias químicas para realizar
atentados, en marzo de 1995, en Japón se produjeron una serie de
atentados terroristas con gas neurotóxico sarín en la red del metro de
Tokio.
En octubre de 2001, a pocas semanas del atentado del 11 de septiembre
en EE.UU. se descubrió ántrax en envíos de cartas a periodistas y a
miembros del Congreso, esto aumentó el pánico en la población
norteamericana.
Este breve resumen nos da la idea de lo terrible y despiadado que es la utilización de agentes químicos, bacteriológicos y radiológicos, sobre todo en contra de la población civil inocente.