Recorriendo mi memoria, recordé haber escrito un artículo hace unos años y no publicado, porque no lo envié a El Telégrafo, donde tenía una columna periodística. Y lo encontré entre mis archivos con esta nota escrita a mano: “Artículo no enviado a El Telégrafo porque ya está en manos del Gobierno (A.G.D). Junio 12 de 2007”
Hoy octubre de 2013 lo transcribo
POR EL PUERTO DE GUAYAQUIL
Señor Presidente ¡Por favor!
Toda la nación de este País, le oímos, cuando dijo que encantado transferiría la competencia portuaria al Municipio de Guayaquil si se la demanda sin costo para el Estado y asumiendo el valor del dragado…
¡Palabra es Palabra!
Mas, ahora nos deja anonadados por el posible retiro de su palabra dada: como resultado de un logicismo incongruente… “que no habrá transferencia de competencia del Puerto de Guayaquil al Municipio porque después de este Alcalde Nebot podría venir uno malo”, etc., etc.”
¡Errado, Señor Presidente! La transferencia no se la hace individualmente a este Alcalde, sino al Municipio de Guayaquil, ente público seccional de personería jurídica, que la reclama como un derecho político “obligatorio incondicional por mandato de la Constitución y la ley”. Y exige ceñido a ello “sin costo para el estado y asumiendo el valor del dragado” condiciones que al cumplirlas el Municipio-son por cualquier lado irrefutables.
¿Qué sería de la vida de las sociedades, si en cualquiera de los estamentos, familiares, sociales, empresariales y lo que es más, gubernamentales, las acciones solo se traspasan de acuerdo a la persona que al momento las rigen?
Así no se gobierna constitucionalmente, eso sería reparto de poder y no de gobernabilidad; menos aún impedir la descentralización, uno de los avances del siglo en política gubernamental de un estado. Vale mencionar un concepto del libro “Guayaquil Frente al Futuro de Cesar Durán que dice: “La descentralización financiera no implica quitar al gobierno el control de los fondos públicos, sino que procura una distribución socialmente justa y económica dirigida al desarrollo del País”
Y Guayaquil lo merece, después de tantos años de trabajo tesonero ya está listo para asumir una más de tantas responsabilidades políticas y sociales que viene ejerciendo, como retos prioritarios a su desarrollo.
En verdad, hoy tiene un líder extraordinario, pero ¿qué sería, si sus dos millones de habitantes no lo respaldaran y no unieran sus fuerzas para trabajar hombro a hombro con él, al punto de confiar sus divisas pagando los impuestos cumplidamente?¡No habría obras en este Guayaquil…!
Hoy es Nebot ese líder ¿mañana quien será?, siempre es la incógnita; pero un pueblo ya despierto, es difícil que caiga.
La prueba fue que luego de Febres Cordero, que lo sacó de la nada, buscó otro extraordinario como Nebot; que lo levantó y lo lleva con inteligencia y mano firme hasta constituir al Municipio como Centro de decisión y desarrollo.
¡Señor Presidente! Luego de la estupefacción que nos causó su última declaración, esperamos devuelva a los guayaquileños su palabra empeñada
12 de junio 2007