Siendo hijo de un médico que dedicó con pasión su vida a ayudar y curar enfermos, no puedo más que rechazar el injusto trato que los asambleístas pretenden imponer a los profesionales de la medicina. Nadie mejor que los padres, cónyuges, hijos y familiares cercanos, conocemos el sacrificio del ejercicio de una profesión que requiere tanta preparación, abnegación y entrega.
Resulta obvio que quienes han incluido el articulado penalizando los errores médicos, han optado por el camino más fácil, el menos aceptable y que solamente demuestra la falta de conocimiento sobre la realidad de los profesionales de la salud, su entrega, sus logros, y sus sacrificios personales y familiares.
Tampoco puedo entender como el Ministerio de Salud, que sin embargo de no estar liderado por un Doctor en Medicina, no haya tenido una participación más proactiva en la elaboración del documento que pretende penalizar con tanta severidad a los profesionales bajo su dirección.
Uno de los grandes logros del gobierno del Presidente Correa ha sido justamente el intento de universalizar los servicios y el acceso a la salud de todos los ecuatorianos, sin escatimar costos, y desarrollando política pública de salud que no tiene parangones en la historia de este país. El Código en discusión por la Asamblea, puede borrar con el codo lo escrito con la mano en el sector salud. El costo social y económico que puede generar el hecho de que los médicos tengan que protegerse y proteger a sus familias al dejar de asumir casos de riesgo tendrá consecuencias indeseadas en el día de la medicina ecuatoriana. Simplemente, la medicina que se pretende utilizar por los asambleístas es mucho más peligrosa que la misma enfermedad.
El Ministerio de Salud debió y debe proponer la creación de una comisión estrictamente médica, técnica y profesional, que juntamente con los Colegios de Médicos investigue los casos denunciados como mala práctica, y que sea este organismo colegiado el que tome las medidas necesarias para proteger los intereses de los usuarios y así se impongan las sanciones acordes al tipo de error que se hubiere cometido. Si la conclusión a la que se llegue, luego de las investigaciones pertinentes, fuere adversa al profesional investigado, las sanciones podrían incluir desde la suspensión por un tiempo de sus actividades, hasta el retiro definitivo de su licencia médica.
Estoy completamente de acuerdo con su opinión. Quienes deben determinar si hay o no mala practica deben de ser médicos de conocida ética y profesionalismo, con un representante del M. de Salud y uno de la ciudadanía.
La persecución a los médicos es indignante, conozco de cerca el esfuerzo y la lucha de los galenos por salvar vidas; a los abogados también nos persiguen, quitándonos trabajo y además con sanciones absurdas. Parece que odian a los profesionales ecuatorianos y pretenden traer cubanos. ¿Qué pasaría si un médico cubano comete la mala práctica médica? ¿Acaso le sancionarían?
Muy buen artículo. Buen punt de vista.
Felicitaciones.
Excelente y genial su criterio. Estoy de acuerdo que debe existir un tribunal de honor nombrado por el gobierno y otro, por el Colegio de Médicos, y con ética profesional, vertical e imparcial sentenciar la mala práctica médica ejercida por un mal profesional de la medicina.