Que yo esté de acuerdo con el Presidente Correa es como si como Beethoven hubiera escrito un libro sobre estilos de peinar el cabello, o como que el mismísimo Rafael Correa publicara un manual de cómo no insultar a las personas (mujeres en especial) o no invitar a pelear a quienes le hagan “yuca” o realmente querer a la ciudad “que lo vio nacer”. También equivale a que Giuseppe Verdi de quien celebramos este año 200 años de su nacimiento, que no era creyente y no le importaba que lo supiera el mundo, escribiera música sacra. Giuseppina Strepponi, su segunda esposa, siempre se desesperaba por el alma de su esposo; en 1872, ella escribió a Cesare Vigna:
“Este pirata se permite ser, no diría un ateo, pero si un no creyente, y ello con una calma y una obstinación que te dan ganas de dejarlo allí sin más discusión. Le hablo de las maravillas del cielo, del mar de la tierra, etc…etc…, Verdi se ríe en mi cara en la mitad de mi estallido de extremado entusiasmo celestial, diciendo “¡Estás loca!” ¡Y lo que es más irritante! ¡Lo dice de buena fe!
Bueno, resulta que el 22 de mayo de 1873, Alessandro Manzoni de 88 años, murió en Milán. Manzoni era un novelista y poeta y era el único artista en Italia tan reverenciado como Verdi. Era bajo la influencia de Sir Walter Scott que Manzoni produjo su más famosa obra “I promesi sposi” (Los novios). Giuseppe Verdi adoraba a Manzoni y diez días después de su muerte, fue al cementerio de Milán y parado junto a la tumba formulo un plan. Retorno a su suite en el Grand Hotel de Milán y le escribió a Ricordi proponiéndole componer una Misa de Réquiem para Manzoni que se ejecutaría al año de su muerte.
La Misa de Réquiem de Verdi fue presentada por primera vez en la Iglesia de San Marco el 22 de mayo de 1874, primer aniversario de la muerte de Manzoni. Tres días después se presentó en La Scala con Verdi dirigiendo y aunque algunos críticos opinaron que la Misa era muy “teatral”, significando muy operática, muy lírica, muy dramática, una ópera compuesta sobre un texto sacro, la mayoría la consideró la obra maestra que efectivamente es. La posteridad ya ha dado su juicio sobre el Réquiem de Verdi: junto con La Missa Solemnis de Beethoven y el Réquiem de Brahms son las más brillantes e importantes composiciones musicales sacras del siglo XIX.
Yo, como Verdi y guardando las enormes distancias entre ese genio gigantesco y mi humilde persona, también hago algo inusual y concuerdo con el Presidente de la República en la cuestión del aborto. Como Verdi, no me calificaría de ateo, pero sí quizás de agnóstico o no creyente, pero considero que hasta la ciencia me apoya en el convencimiento que la vida se inicia con la concepción. Me parece absurdo castigar de la forma más cruel y terrible, con la muerte, al feto, al niño por nacer, al más inocente de los actores en un horrendo crimen como es una violación. Preferible sería establecer la pena de muerte al violador que asesinar al ser humano por nacer.
Siempre el estado puede tomar medidas para asistir de muchas formas a la mujer violada: ayuda sicológica, consejo, reuniones de grupo, asistencia social y médica, etc. Puede incluso ayudarla para que entregue el niño en adopción si no quiere que ese niño le recuerde su terrible experiencia, pero cometer un asesinato con, repito, el más inocente de todos los actores, me parece una abominación que no tiene nada que ver con creencias religiosas sino con el más elemental sentido de justicia y de respeto al mayor derecho y valor que tiene el ser humano: la vida.
Así que al fin encontré algo con que estar de acuerdo con una acción del Presidente Correa, pero seguramente por razones muy diferentes
Concuerdo con usted en este artículo, yo soy católico practicante, pero no solo por eso sino por las razones que usted expone, creo que el aborto es un crimen abominable. Yo también sugiero que las madres que no quieren tener a sus hijos, los entreguen en adopción para que aquellas mujeres que no pueden tener hijos los tengan de ese modo. La actitud de las y los abortistas es, bajo mi punto d evista, egoísta.
Totalmente de acuerdo con lo expresado por usted Nicolas. Saludos…. Guayaquil Independiente
Yo por el contrario, si soy católico, y estoy totalmente de acuerdo con la opinión de Don Nicolás Romero en cuanto se refiere al no aborto,pero no concuerdo en este caso,con la pena de muerte, cadena perpetua sería la pena.
Ah, el presidente Correa! Son realmente dignos de estudio los odios, rencores, lios, amores y pasiones que desata! Y pensar que muchos que aplauden y colaboran y alcahuetean en todo a Correa odian al Ing Leon Febres Coredero!
EL MAS ABOMINABLE CRIMEN ES EL ABORTO, SE LO COMETE CONTRA EL MAS INDEFENSO DE LOS SERES.
Me parece muy bien, que al fin encontro algo con que coincidir con el dictador, es su derecho.Cuando Ud. dice que «hasta la ciencia lo apoya» por que el «feto es vida desde la concepcion» yo le pregunto,acaso el ovulo o el esperma,estan muertos?