E incluso encuentra la forma de estimular los sentimientos en simples hechos:
Canción de la sortijaJosé Ángel Buesa
Nadie sabrá lo que yo estoy callando
aquí, sin ti, con la mirada fija,
nadie sabrá porqué, donde, ni cuando,
se te quedó olvidada una sortijaDe aquella tarde, yo no diré nada,
nada, ni que era Sábado, siquiera
y así nadie sabrá por que mi almohada
tiene el perfume de tu cabellera.Y si alguien, en la calle de la cita
te vio llegar, o vio cuando te fuiste,
tú no eras mas que una mujer bonita
que iba del brazo con un hombre triste.
Ó:
Era mi amiga
José Ángel BuesaEra mi amiga, pero yo la amaba,
yo la amaba en silencio, puramente
y mientras sus amores me contaba
yo escuchaba sus frases, tristemente.Era mi amiga, pero me gustaba
y mi afán era verla a cada instante;
nunca supo el amor que yo albergaba
porque siempre me hablaba de su amante.Era mi amiga para todo el mundo,
porque a nadie mi amor yo confesaba,
pero es que era mi amor, ya tan profundo
que yo forzosamente me callaba.Era mi amiga, pero yo sentía
mi cuerpo estremecer si me miraba,
oírla junto a mi feliz me hacía,
más de este amor ella no supo nada.
Y aunque amistad tan sólo le ofrecía,
era mi amiga, pero yo la amaba.
ó
El nombre olvidado
José Ángel BuesaVoy andando en el tiempo de otro día,
alma sin nombre, nombre en el olvido;
te vi en un sueño y te he reconocido
quizás porque en tu frente amanecía.Y hoy es ayer en este parque viejo
donde te está esperando sombra leve,
como un olor de lluvia que no llueve,
como una niña ciega ante el espejo.Pero eres tú, tan mía y tan ajena,
de un modo tan confuso y tan sencillo,
como el brillo redondo de un anillo
que no se sabe quién perdió en la arena.Y yo soy la ternura de aquel hombre
que tú quisiste, ya no importa cuando
y el tiempo se detiene y sigo andando…
¡Pero no logro recordar tu nombre!