Una dama pasará un largo tiempo revisando la misma marca de champú en sus diferentes tipos y pedirá asesoría “técnica”, terminará comprando el más chico para probar. Mientras, en otra zona el hombre recalentará su cerebro buscando la crema de pelo que hará que las féminas se le abalancen, o caigan de espaldas al verlo.
Sin embargo, para elegir quien será bueno para administrar su vida votará por quién miente más, sin investigar su pasado o la factibilidad de lo que ofrece.
La crisis de honorabilidad que viene apoderándose de casi todas las organizaciones políticas de nuestro país, es culpa nuestra. Y aun cuando constatamos que han demostrado incapacidad de pundonor para gobernar nuestra nación, no gastan su tiempo estudiándolos.
La crisis Moral es demasiado alarmante, nuestro futuro se pone cada vez más dramático, porque no se observa nada que signifique salir de esta crisis ética.
En nuestro medio, un partido es un grupo social sin una ideología o tendencia que una a sus miembros para ejecutar una acción política común. Sin embargo, la presencia de tantos partidos, movimientos o populistas en este país demuestra que la opinión de los ciudadanos está dividida en corrientes con alteración de muy pequeños detalles.
Sus militantes serán parte de su agrupación para iniciar la búsqueda de disputar el poder con la ambición de conquistarlo y ver cómo se “cuadran”. La crisis política que hay en los partidos, es netamente Moral.
Muy pocos ciudadanos profundizan en la trayectoria de un partido político o su Jeque.
Se mantienen independientes y solo concurren a votar. Por todas estas razones es importante alentar a los ciudadanos, que antes de votar se averigüe bien la vida moral, familiar y pública que lleva su candidato preferido.
Al momento de votar deben elegir a una buena persona (moralmente hablando), y así, no volvamos a cometer los errores históricos que nos ha llevado a una extrema pobreza de Moralidad.
En estos últimos años, el comportamiento púdico de los políticos se ha deteriorado al extremo. La ciudadanía en general, tiene un pésimo concepto de los partidos y de sus miembros, porque nota que solo persiguen el poder para atiborrar sus intereses corruptos, y desean mantenerse gobernando solo para seguir en la teta o llevársela con vaca y todo.
Esto es muy nocivo; sin embargo, debemos buscar algunas soluciones para tratar de enmendar este error espiritual, que sin querer alzamos, y que por lo tal está perpetrando el emperador.
Tenemos que tomar conciencia que en nuestro país no existe una cultura democrática sólida. Los políticos no captan la magnitud del honor que significa servir a la patria con: lealtad, fidelidad y con valores de vida. Además, muchos de los que aspiran a ser líderes, carecen de vocación de servicio, más les motiva conquistar un puesto político para llenarse los bolsillos.
Un sector importante, cree que nuestros políticos no actúan con moral o ética y por ello incurren constantemente en actos ilícitos.
El pueblo en su conjunto debe hacer todo el esfuerzo posible para corregir lo que históricamente hemos destruido con nuestra forma irresponsable de actuar. Debemos redimir y cultivar nuestros valores de vida, que son: la verdad, la justicia, la libertad, la paz, la armonía y la vida. Todo en aras de la felicidad y la dignidad de nuestras familias y de nuestro país.